DE CERTEZAS Y SUPUESTOS: PRESUPUESTO PARA ARMAR

 

David Rabinovich

Como dijo Natalia Oreiro, “La sociedad es responsable, pero no sé hasta qué punto es culpable.” La uruguaya hizo carrera en Argentina, vive allí con su familia y, por razones vinculadas a sus condiciones de trabajo, de política habla poco. No olvidemos que hace años se definió por el Frente Amplio, apoyaba al PS; por eso le recordaron los términos de su contrato.

Sí, la sociedad es responsable, entre otras cosas, de lo que vota; pero seguramente no es culpable de lo que deciden en el cenáculo de los equipos económicos de cualquier gobierno. Tampoco de lo que se negocie y acuerde, o no, en el Parlamento. Cuando la izquierda discutió su programa de gobierno y sus promesas electorales, se sabían algunas cosas y se suponían otras sobre el estado de los asuntos públicos.

Después de asumir el nuevo gobierno, supimos que en la transición la realidad fue “embellecida”. En general, todo está peor de lo que se creía. Por ahora, las explicaciones no son claras. Lo propuesto genera dudas en el seno de las izquierdas. El presupuesto presentado por el gobierno es cuestionado de manera virulenta por la oposición que se opone a buscar más recursos donde están, pero se apresura a reclamar más de todo para todas las áreas. Para las derechas, lo que se propone para seguridad, salud, vivienda, educación, defensa… es insuficiente. Afirman que no se cumplirá con las promesas electorales y niegan que haya una herencia maldita. No necesitan pretextos, eso está claro, para oponerse a la gestión del FA. No hubo un minuto de tregua. No habrá apoyo alguno para buscar soluciones a los tantos problemas que nos aquejan. Siguen apareciendo deudas impagas, compromisos y contratos dudosos. Si no hay una “herencia maldita” tenemos una situación que se le parece bastante.

Hay convicciones que explican las políticas que cada cual defiende. Las derechas no creen en un Estado fuerte: lo quieren débil y barato. ¡Bajen el costo del país! Cuando fueron gobierno lo subieron, aumentando el déficit de las cuentas públicas y el de las políticas sociales. Las izquierdas lo necesitan fuerte, eficiente, justo, solidario… ¡Nadie se salva solo! Proclaman.

Por eso las derechas intentan desmantelar, precarizar, subordinar al mercado, privatizar actividades y recortar derechos cuando benefician a los sectores con menos ingresos. El presidente argentino lo dijo claro: vino para desmantelar el Estado desde adentro. Y lo está logrando. Milei comparte sueños con blancos y colorados uruguayos.

Cuando se hace un presupuesto, las realidades nacionales que se heredan están inmersas en condiciones internacionales cambiantes y amenazadoras. Se definen objetivos, metas que están en función de los valores y principios que sostienen al gobierno de turno. Se establecen programas que planifican la asignación de recursos para encarar las acciones necesarias con las que alcanzar las metas propuestas. Si basamos la acción del gobierno en que el mercado soluciona porque asigna los recursos de forma eficiente, vamos por un camino ya transitado varias veces. Un tránsito en beneficio de pocos y perjuicio de muchos. Es diferente si viendo que el sistema concentra la riqueza y los ingresos, genera una creciente desigualdad y mayor nivel de violencia en la sociedad, buscamos otros caminos.

Mostrar la realidad tal como es, establecer cuáles serían las metas deseables o necesarias para cambiar aspectos sustanciales de la realidad que no funcionan para la mayoría de quienes vivimos acá, cuantificar los recursos necesarios y establecer el origen que tendrán o podrían tener. Todo eso es materia de política económica: nada es más político que la Economía.

Esta actitud del oficialismo implicaría, qué duda cabe, un nivel mayor de enfrentamiento con la oposición. Seguramente más ríspido. Blancos y colorados tienen una posición beligerante que se vería agudizada ante denuncias de las razones y consecuencias de las políticas conservadoras, incluso reaccionarias, instrumentadas por el gobierno de Luis Lacalle Pou.

No hay mayoría en Diputados para aprobar las propuestas izquierdistas del gobierno. Como se depende de conseguir algún voto más para aprobar el nuevo presupuesto, es probable que se transite por el camino de la conciliación y se frenen medidas necesarias para alcanzar metas importantes.

¿Cómo defendemos políticas populares de Salud, Educación, Vivienda, Trabajo, Seguridad social, etc. sin afectar los intereses del capital? Una economía subordinada a los intereses de la inversión extranjera, de la que se supone que depende el crecimiento ¿puede ser de corte nacional y popular? ¿Y socialista?

El fracaso del Capitalismo real nunca estuvo más a la vista que ahora. No sabemos qué vendrá; sí que es necesario un cambio de sistema. ¿Tendremos un presupuesto que nos encamine a la esperanza en un futuro mejor? ¿O será el que nos lleve a la desilusión con la política, a la argentinización de nuestra sociedad?