FRAZADA CORTA VS DEMANDAS LARGAS

Hugo Tuyá

En el fárrago de cruces y discusiones dialécticas entre oposición y oficialismo, sobresale una interpretación de los hechos: la insuficiencia notoria del presupuesto para las innúmeras necesidades que rodean a instituciones públicas de todo pelo y a sectores de la sociedad civil. Exceptuando los ejes temáticos de Seguridad, creación de Empleo, y Protección social -elementos clave, sin duda, que insumirán la mayor proporción de recursos- para Educación, Poder Judicial, Política cultural, Ciencia e investigación, entre otros, el dinero adicional aportado por el Estado es apenas un ínfimo complemento a la base de reparto del gobierno anterior. El MF ha dado indicaciones, ha explicado detalladamente la situación fiscal que se vive a causa del ocultamiento del saldo real dejado por los multicolores en lo referente a deuda pública y gastos no mencionados, y se abocó a entregar un programa financiero que, de acuerdo a voceros, hace agua por los cuatro costados, y que pondría en tela de juicio el propio proyecto de gobierno asumido desde el año pasado por sus dirigentes principalísimos. La hipótesis del MF indica que todo penderá del hilo delgado de un crecimiento de la Economía y de la eventual recaudación que se genere en el periodo, pero que ha revertido en comentarios sobre su posible cumplimiento por parte de analistas especializados, particularmente sobre el famoso 2.4% de incremento del PBI anual que insinúan las proyecciones del ministro Oddone.

El tema tributario “mejorado” mediante modalidades que no afectan contribuciones internas, sufre de las mismas dudas respecto a su funcionamiento y concreción, pero comparte expectativas junto con las proyecciones de crecimiento productivo. El 1% de imposición a los más ricos entre los ricos nacionales dormirá el sueño de los justos por un tiempo todavía y el debate está abierto para ser abordado, aunque, según estudio reciente, sería de recaudación más precisa apuntando al patrimonio particular de los imputados. Estos datos objetivos dejan en claro que, más allá de cumplirse los datos sobre generación de mayor riqueza, deberán buscarse otras fuentes de recursos si se quiere cumplir en forma mínima con los compromisos electorales en la medida de los movimientos internos, crecimiento, volatilidad mundial y regional en materia geopolítica. Ahora comienza la discusión parlamentaria y se supone que habrá cambios importantes y reasignaciones de recursos hacia puntos de mayor urgencia.

El país se encuentra en un momento de inflexión política dramática que, como corresponde, ya ha encontrado vuelo rasante y bombardeo puntual de parte de la oposición más dura del PN y el PC, con evaluaciones apuntando a lo electoral pero carentes de racionalidad, y “olvidando”, por otra parte, los desaciertos, corruptelas, y horrores, cometidos a través de la gobernanza anterior llevada de la mano por la llamada Coalición Republicana, si es que queda algo de ella en este momento histórico… DELENDA EST parece ser la consigna.1 Por supuesto, un hecho político habitual luego de la pérdida de la presidencia y en línea directa con un objetivo central en la polémica que no es ni puede ser otro que la preparación para la nueva llegada al trono, por segunda vez y bajo palio, del surfista Lacalle Pou… si es que los astros así lo indican…

La diagnosis del momento, siendo dura de digerir y no contemplando perspectivas optimistas hacia el futuro -continúan los cierres de empresas y despidos masivos, quejas bastante tempranas sobre incumplimiento de metas- nos hace reflexionar sobre el conjunto de soluciones que se han hecho esperar desde hace tiempo y que la socialdemocracia nacional aún no ha podido dar vista y generar resultados que marquen objetivos de izquierda muy ceñidos a la esperanza de miles de uruguayos/as. Quince años de ciclo progresista contra por lo menos -siendo arbitrarios- 45 de gobiernos de derecha liberal sumados a una dictadura, parece muy poco para recrear un rumbo preciso, aplicar políticas sostenidas, y una síntesis acabada en materia de objetivos cumplidos. En América Latina no ha habido ningún Plan Marshall y la balcanización y explotación ha sido la norma, a excepción del Plan Cóndor que, paradojalmente, reunió a varios países para la represión sistemática. La idea de unión sudamericana padece de una ciclotimia política propia de los cambios presidenciales e ideológicos que se han dado durante el largo periodo de la Guerra Fría y luego de las restauraciones democráticas.

Si bien puede decirse que la implementación del presupuesto ofrece una dirección filosófica opuesta a los recortes al barrer del 2020, que promueve un suplemento financiero para la atención del programa de campaña, y que apunta a un objetivo “desarrollista” en política económica, no pueden hacerse pronósticos optimistas debido a las cuantiosas urgencias que la sociedad uruguaya y las diversas instituciones hoy están pidiendo a gritos. Las leyes, sin perjuicio de interpretar una situación anómala, no tienen sentido sin sostén material y sin monitoreo temporal de largo aliento. Sin embargo, hay valores colectivos que deben sostenerse en el tiempo y el más importante parece ser la solidaridad con aquellos mojones estructurales fallidos que han nacido y vivido de forma naturalizada desde tiempos arcanos y que tienen preponderancia política, cultural, y obviamente, financiera.

Cómo desconectarse del mundo virtual, de las cáscaras de banana mediáticas, fake news diseminadas por doquier, anclar los verdaderos propósitos sociales al mundo real y a trabajar bajo evidencias, no parece tarea para un solo día. Las redes sociales y la visión de hechos objetivos que ocurren en el barrio o en las calles de los centros urbanos dan señales difusas pero contundentes del comportamiento social que asumimos como normalizados, y que ejercemos como derechos por considerarnos merecedores de un trato diferencial respecto a lo indeseable o lo políticamente incorrecto en el marco de la comunidad.

La fragilidad de la existencia en una sociedad con una pobreza estructural de décadas y sus consecuencias en materia delictiva que linda con un Estado impotente para contenerlas, ejerce un poderoso temor sobre clases medias y altas que enrejan sus casas y evitan el contacto social en lo posible, a pesar que el aislamiento es el peor antídoto contra valores comunitarios, de solidaridad, y, por lo tanto, de seguridad. Cada quien en lo suyo parece ser la regla que impone una estricta disciplina para evitar conflictos. La sociedad, en estado de desconexión entre sus componentes, adquiere un comportamiento caleidoscópico y desagregado sobre su propia realidad y ejerce su micropoder de acuerdo a necesidades propias, dejando al costado urgencias colectivas que sobrepasan las personales, pero que siguen desarrollándose como crisálidas sin control. Sobre esos dispositivos sociales y morales es donde el Estado -todos nosotros- tiene que actuar en búsqueda de una inclusión impostergable que limite el vale todo y fomente la ética de la responsabilidad colectiva, tarea ímproba que implica una atención multidisciplinaria sobre las asimetrías sociales y la participación colectiva que, a su vez, requiere tiempo y recursos cuantiosos, materiales y humanos.

Para ello, el gobierno debe volver a la base social, -el proceso no transcurre por selección de ideologías ni adhesión a partidos- hacer las consultas puntuales y llevar a la práctica ideas que, delineadas en el programa de campaña, comiencen a tejer nuevamente una trama rota por ineptitudes e intereses ajenos a lo comunitario, planificados al más alto nivel de los gobiernos de turno durante un largo periodo. Los recursos públicos son imprescindibles para cualquier desarrollo humano, pero ante su escasez deben encararse otras medidas que impliquen “revolucionar” la práctica política. La ciencia y la Academia, con apoyo estatal, ocupan un lugar indiscutido en cualquier avance de infraestructura o construcción de industrias de capital nacional y son consideradas vitales a pesar de ser sistemáticamente ninguneadas y retaceadas por la economía. Estas instituciones no aportan su conocimiento útil sin presupuesto y el proceso de transformaciones se enlentece o directamente se convierte en una entelequia.

El FA tiene un compromiso con la Historia, con mayúscula, que llega desde los mejores hombres políticos y de las ideas consustanciadas con un Estado modelo y superior en un ambiente de incertidumbre local y mundial debido a la fase globalizadora del capitalismo, un imperialismo militar aún con vida pero en decadencia histórica, y a la creación de nuevas tecnologías que nos ubican muy por detrás de un desarrollo equivalente.2 Los mecanismos democrático-republicanos no aseguran un progreso continuo como cierta corriente del siglo XIX insinuaba y en la que se creía a rajatabla. Se puede explicar de otro modo mediante el materialismo histórico y dialéctico, aunque las vicisitudes del sistema desigual que nos somete, y la lucha que ejerce por su propia supervivencia a través del dinero, agentes, actores públicos y privados, dejan al desnudo nuestras carencias teóricas de conocimiento y una eventual falta de visión hacia adelante.

Tomado como parte de un proceso de largo alcance, los costos financieros de un Estado benefactor obviamente son elevados, pero las coordenadas históricas indican que se debe poner el acelerador al máximo y financiar el combustible allí donde efectivamente hay recursos de sobra. Puede ser la última oportunidad para realizar las transformaciones indispensables en un universo entrópico, y todo se juega en la inteligencia, coraje, recursos públicos, y respaldo popular que motive expectativas que se encuentran en gateras. Parece grotesco que a nivel parlamentario la oposición se ponga la toga del compromiso con un mayor presupuesto para la educación, cuando la primera medida que tomó en marzo de 2020 -recorte del 15% general- fue de neto cuño neoliberal mientras comenzaba el alza de precios de artículos como el combustible y el gas para consumo del hogar. El cinismo político supera con creces a las palabras floridas y a discursos demagógicos.

1 Valga como ejemplo el escándalo montado sobre la legitimidad del cargo del Dr. Andrés Danza al momento de discutir el tema ASSE en el Parlamento. La oposición, con la salvedad de CA, amenaza enviar a juicio a Danza calificándolo de “usurpador” del cargo, mientras, por otro lado, elude la polémica por la anterior administración a cargo de Cipriani, quien, siendo su director, dejó una deuda de 280 millones de dólares al actual gobierno.

2 Yanis Varoufakis, economista griego conocido como ex miembro del partido Syriza, llama a esta etapa de la Historia como TECNO FEUDALISMO.