David Rabinovich
San José. El calor es agobiante, al amparo del aire acondicionado y otras comodidades que disfruto, leo las “noticias del mundo”. Un espanto. Los incendios arrasan el sur de Argentina, un país cuyo presidente no cree en el cambio climático. Milei, que fue electo de forma “democrática”, conserva un -para mí- incomprensible nivel de apoyo. El capitalismo nos trajo al borde del abismo y estamos dispuestos a dar un decidido paso al frente.
Ni siquiera la extrema violencia del sistema logra convencer de que es necesario cambiarlo. ¿El discurso dominante, contra toda evidencia de la realidad, es el último recurso de sobrevivencia que le queda?
Warren Buffett. Inversor y accionista mayoritario de Berkshire Hathaway, dueño de parte de American Express, Goldman Sachs, General Motors, Coca-Cola, Procter & Gamble o Johnson & Johnson, y uno de los hombres más ricos del mundo, considera que los millonarios deberían pagar más impuestos. Cuando en una entrevista le advirtieron que aumentar la presión fiscal sobre los más ricos podría fomentar la lucha de clases, contestó: “Hay una guerra de clases, es cierto, pero es mi clase, la clase rica, la que la está haciendo y la estamos ganando”.1
Naciones Unidas. Una nueva era de conflictos y violencia. “La naturaleza de los conflictos y la violencia ha cambiado mucho desde que se fundaron las Naciones Unidas hace 75 años. Los conflictos son menos mortíferos, y con mayor frecuencia se libran entre grupos nacionales en lugar de entre Estados. Los homicidios son cada vez más frecuentes en algunas partes del mundo, y también está aumentando el número de ataques por razón de género.
Por otra parte, se han producido avances tecnológicos como la utilización de los bots, los drones y las retransmisiones en directo como armas, los ciberataques, los programas secuestradores y el hackeo de datos. Al mismo tiempo, la cooperación internacional se ve sometida a presión y esto merma el potencial mundial de prevención y solución de los conflictos y la violencia en todas sus formas.
Las tensiones regionales sin resolver, el desmoronamiento del estado de derecho, la ausencia de instituciones estatales o su usurpación, los beneficios económicos ilícitos y la escasez de recursos agravada por el cambio climático se han convertido en importantes causas de conflicto.”2
La peor cara. Por “genocidio” entendemos la destrucción de una nación o un grupo étnico. Esta nueva palabra, acuñada por el autor para denotar una antigua práctica en su expresión moderna, surge de la antigua palabra griega genos ('raza, tribu') y de la latina cide ('matar'), y así se corresponde, en su formación, a palabras tales como tiranicidio, homicidio, infanticidio, etc. Hablando en términos generales, el genocidio no significa en rigor la destrucción inmediata de una nación... Debiera más bien comprenderse como un plan coordinado de diferentes acciones cuyo objetivo es la destrucción de las bases esenciales de la vida de grupos de ciudadanos, con el propósito de aniquilarlos. Los objetivos de un plan semejante serían la desintegración de las instituciones políticas y sociales, de la cultura, del lenguaje, de los sentimientos de patriotismo, de la religión y de la existencia económica de grupos nacionales y la destrucción de la seguridad, libertad, salud y dignidad personales e incluso de las vidas de los individuos que pertenecen a dichos grupos. El genocidio se dirige contra el grupo nacional como una entidad, y las acciones involucradas se dirigen contra los individuos, no en su capacidad de individuos, sino como miembros del grupo nacional.3
En la actualidad, se registran al menos cinco genocidios simultáneos en el mundo, aunque la cobertura mediática y la atención internacional varían considerablemente entre ellos. Uno de los más destacados es el genocidio que afecta al pueblo palestino, atrayendo la atención mundial. Otra situación que ha recibido cierta cobertura mediática en los últimos meses es la masacre perpetrada por Azerbaiyán contra el pueblo armenio en Nagorno-Karabaj. Sin embargo, hay escasa visibilidad sobre el genocidio en Tigray, Etiopía; el genocidio en el noroeste de la República Democrática del Congo y el genocidio sudanés en Darfur. Es fundamental comprender que, desde la perspectiva del derecho internacional, el genocidio se define como actos perpetrados con la intención de destruir, total o parcialmente, a un grupo nacional, étnico, racial o religioso. Estos actos incluyen asesinato, lesiones graves, afectación grave a la salud física o mental, sometimiento intencional a condiciones de vida que puedan ocasionar la destrucción física del grupo y medidas para impedir nacimientos dentro del grupo.
Mao. Decía que “El imperialismo es un tigre de papel… pero con dientes atómicos”.
Progresismos. “En el espacio donde antes solía encontrarse la izquierda hoy suele observarse un conjunto de gatitos mimados”.4
Natalia. Negra, cartonera y diputada argentina: “En el campo nacional y popular tenemos que dejar de resignarnos a candidatos moderados y empezar a plantear una agenda clara, con propuestas concretas (...). Este gobierno está yendo contra todo y nuestro próximo candidato o candidata tiene que ir fuerte, con una agenda clara.”5
Donald Trump. En pocas semanas de su segundo mandato la lista de sus iniciativas escandalosas es larga. Insiste con que, una vez terminada la operación militar israelí en Gaza, la población palestina sea desplazada y Estados Unidos “tome el control” de la franja para convertirla en un centro turístico. Además, Trump anunció “sanciones” contra integrantes de la Corte Penal Internacional por “acciones ilegítimas e infundadas” contra Estados Unidos e Israel. Comenzó a recluir en la tristemente célebre cárcel de Guantánamo a migrantes detenidos en Estados Unidos, y analiza la posibilidad de aceptar la oferta de alquiler de centros de reclusión en El Salvador que le hizo el presidente de ese país, Nayib Bukele. El canal de Panamá volverá a manos de los yanquis, se apropiarán de Groenlandia, Canadá será una estrella más de su bandera…
Los Estados Unidos de América volverán a ser grandes nuevamente, proclama.
France 24. Después de 20 meses de guerra, el primer convoy de ayuda humanitaria arribó a Jartum, la capital de Sudán, un país devastado por la guerra entre el Ejército, liderado por el general Abdel Fattah al-Burhan, y el grupo paramilitar Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR).
La ofensiva de Azerbaiyán en el Nagorno-Karabaj el 19 de septiembre de 2023 marcó una nueva etapa en un conflicto que duraba ya tres décadas y después de que Azerbaiyán sometiera a la región a un bloqueo de nueve meses. Aunque el gobierno armenio haya intentado alertar a la comunidad internacional sobre la posibilidad de un nuevo genocidio, y 65 mil de los 120 mil armenios que vivían en el Nagorno-Karabaj huyeron de la región, pocos países condenaron la ofensiva de septiembre.
Humanidad. Otros conflictos y situaciones derivadas de conflictos nos interpelan: Afganistán, Libia, Irak, Yemen, Haití… si no califican como genocidios son tragedias humanitarias y no tienen visos de solución dentro de las reglas del juego. Si realmente existe algo que pueda llamarse juego con reglas.
Sólo se oyen discursos y la violencia ejercida desde la posición del más fuerte es el recurso y la norma.
1 https://www.elcohetealaluna.com/la-libertad-de-empobrecernos
2 https://www.un.org/es/un75/new-era-conflict-and-violence
3 El dominio del eje en la Europa ocupada, Raphael Lemkin.
4 https://www.elmostrador.cl/noticias/opinion/columnas/2025/01/21/la-derecha-avanza-en-solitario/
5 https://www.pagina12.com.ar/793218-natalia-zaracho