Escribe: Carlos Coitiño - Delegado por el P.V.P. al Plenario Nacional del F.A. Diputado suplente
Las patentes son instrumentos de gran complejidad y costo y su objetivo es extraer valor de los nuevos avances técnicos. Para hacerlo posible es necesario contar con equipos que dispongan de las capacidades y experiencia necesaria para llevar adelante un difícil proceso que comienza con evaluar las posibilidades técnicas y comerciales de la invención pasa por los procedimientos que lleven a la obtención de una patente, pero no culmina allí, sino en la obtención de un retorno económico que justifique el uso de esa herramienta.
El PCT es un procedimiento que hace posible la presentar de solicitudes de patentes mediante una sola solicitud que tiene efectos en hasta los 152 miembros del tratado. De otra forma sería necesario acudir a las oficinas de cada uno de los países en que se desea obtener protección, siguiendo los procedimientos y en los idiomas que establezcan sus leyes respectivas. A ello se agrega que esa solicitud contará con informes sobre la viabilidad del invento, elaborados por oficinas estatales de alto nivel técnico, y también que será posible dilatar los plazos para hacer el trámite en cada uno de los países seleccionados. Porque siempre será necesario culminar el trámite en cada uno de ellos, los que mantienen su independencia para resolver si se otorga o no la patente.
Los principales usuarios del sistema PCT son las grandes corporaciones internacionales que poseen la capacidad económica, se manejan con estrategias sofisticadas y cuentan con departamentos especializados en la materia. Lo que les permite sacar provecho de un sistema que ha sido concebido en base a sus intereses, impulsado por los países desarrollados que los atienden y organismos internacionales en la materia.
Nuestro país no cuenta con las políticas, estrategias, equipos, ni con la masa crítica de generación de conocimiento comerciable derivado de las actividades de investigación científica, que generen la necesidad de presentar un número significativo de solicitudes de patentes por año en diferentes países. Una prueba de ello es que las solicitudes de patentes de invención correspondientes a residentes en el país rondan las 30. Es decir, que en ese sentido la adhesión al tratado no presenta ventajas inmediatas, sino que ellas podrían verse una vez que se desarrollen las capacidades necesarias en materia de comercialización de tecnología que le permitan aprovechar las ventajas del PCT.
Esas corporaciones han adoptado la estrategia dirigida a impedir la competencia con los desarrollos técnicos de otras empresas y a prolongar la protección de sus patentes más allá de los plazos previstos por las leyes. Para ello acuden a la presentación una cantidad de solicitudes sobre el mismo invento, pretenden la protección para derivados obvios que no implican ningún avance técnico, o meras especulaciones, y con frecuencia no presentan información incompleta que no permite determinar el objeto de la invención.
Esas estrategias son de hecho avaladas por las oficinas de patentes de los países de origen de las transnacionales farmacéuticas que recurren a bajos niveles de exigencia para conceder ese tipo de patentes. Son ellas mismas las que realizan los informes sobre patentabilidad para el PCT. Se trata de oficinas que cuentan con un gran prestigio debido a los medios y a los miles de técnicos especializados con que cuentan.
Cuando nuestra oficina de patentes se disponga a aplicar altos niveles de exigencia para impedir esas maniobras, se deberán enfrentar a la difícil tarea de controvertir esos pronunciamientos con los limitados recursos que dispone, a lo que se suman las presiones por tramitarlas en plazos acotados. Es claro en consecuencia el condicionamiento que los informes sobre patentabilidad del PCT representan para la libertad de adopción de criterios propios que aseguren que sólo obtengan una patente aquellas invenciones que efectivamente representen un avance técnico.
Es sabido que los productos patentados, especialmente los farmacéuticos, debido al monopolio del que gozan, tienen precios más altos que los de que se encuentran en régimen de competencia. Ejemplo conocido de ello se dio con los medicamentos para combatir el VIH-Sida en los primeros años de éste siglo.
En nuestro país, más del 50% de las solicitudes de patentes que se presentan (alrededor de 600) corresponden a productos farmacéuticos pertenecientes a las corporaciones internacionales que dominan el sector, las que recurren en forma intensiva al PCT para proteger sus desarrollos en múltiples países.
Por lo tanto, el PCT no hará más que favorecer el patentamiento de productos farmacéuticos en nuestro país con el consiguiente efecto negativo sobre el precio, los presupuestos de las instituciones médicas, en especial las públicas, y en definitiva sobre las posibilidades de acceso por la población a los mismos.
En conclusión: en las actuales condiciones, la adhesión al PCT no influirá prácticamente en las posibilidades de generar valor a partir de los resultados de las actividades de I+D recurriendo a las patentes, pero, facilitará un mayor flujo de patentes farmacéuticas, con los consiguientes efectos negativos sobre la salud de la población.
*PCT/TCP- Tratado de Patentes