La Corte Penal Internacional, en su primer acto público, después del inicio de la pandemia en 2020, rindió homenaje al doctor Felipe Michelini, designando con su nombre una de sus salas.
Se trata de un justo y merecido reconocimiento que a lo largo de su vida forjó y demostró un compromiso sin claudicaciones con la causa de los Derechos Humanos y contra la impunidad, en una lid que se desarrolló en el Uruguay y en el mundo.
Rigor e inteligencia se unieron en su incansable labor, en la militancia política, en la docencia e investigación universitaria, la actividad parlamentaria y de gobierno.
Sus capacidades y dotes de juristas fundidas en el actuar tesonero estuvieron al servicio de grandes causas: así fue que batalló en todos los frentes a favor de la aprobación del Estatuto de Roma, asumiendo en los últimos años, con dedicación, la presidencia del Fondo Fiduciario para la Victimas de Crimines de Lesa Humanidad, simplemente para mencionar algunas.
La Corte Internacional realizó un acto de reconocimiento trascendente, y nosotros, en Uruguay, tendremos que proseguir con un permanente doble homenaje: abrazar las causas justas a las que adhirió y dar a conocer su labor, llevada adelante en gran medida con el sello de su proverbial modestia, ya que siempre actúo sin estridencias, sin afán publicitario. Esto hace que su obra y su desempeño no hayan tenido la difusión necesaria entre nosotros y así corre el riesgo, de ir esfumándose paulatinamente del conocimiento público.
Felipe Michellini homenajeado a nivel internacional, merece también, y además, el reconocimiento del pueblo uruguayo y es bueno que ello tenga el rango oficial de la Universidad y del Estado.
Desde Claridad aportamos nuestra modesta contribución para su permanencia en el palpitar de la vida nacional en sus diversos campos en los que participó dejando la constancia de su actividad prolífica.
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