Intensa movilización en defensa de ALUR a nivel nacional

Por Jorge Ramada

El 16 de julio, fecha del 77º aniversario del Sindicato de Trabajadores de la Industria Química (S.T.I.Q.) comienza –junto con otros sindicatos y organizaciones sociales– una movilización desde Bella Unión hasta Montevideo, pasando por Salto, Pueblo Belén, Paysandú, Constitución, Fray Bentos, Mercedes, Nueva Palmira  y otras localidades para llegar el día 18 a Canelones y tras una recorrida al día siguiente por varias localidades del departamento, finalizar el 20 en Montevideo, con un campamento frente a la planta de ALUR en Capurro y una concentración frente al Palacio Legislativo. En defensa de ALUR, ANCAP y la industria nacional.

 

Dijimos en nuestra última nota que ALUR era uno de los objetivos del gobierno, en el marco de su campaña desmanteladora y privatizadora de las empresas públicas. Ya está resuelto de el cierre de la planta productora de bio-diesel en Capurro, mientras -por ahora- se mantiene la de bio-etanol en Paysandú. Todo ello, por decreto, sin impulsar un diálogo con los afectados para buscar otras soluciones.

La creación y mantenimiento de ALUR es uno de los pocos casos en que una política de estado ha puesto consideraciones de orden social y ambiental por encima del mero cálculo de rentabilidad (el único que interesa a los capitalistas y a sus defensores en el gobierno).

Al conocerse el proyecto, el Ministro Peña opinó que la eliminación de bio-diesel en gasoil no iría en consonancia con compromisos medioambientales asumidos por Uruguay; pero a los pocos días se desdijo diciendo que podría compensarse con “otra batería de medidas”, por ejemplo “la creación de un impuesto a las emisiones de carbono”. Los compromisos asumidos se refieren a la posibilidad de conseguir “bonos de carbono”, la forma de mercantilizar el ambiente que han encontrado los grandes depredadores, para poder seguir manteniendo sus emisiones. El gobierno se alinea con la mercantilización pensando en el “impuesto a las emisiones”: si usted tiene posibilidad de pagar, contamine tranquilo.

Pero por supuesto que el tema de ALUR trasciende lo ambiental: es además el golpe a grupos de trabajadores organizados en las fábricas, al pueblo de Belén al que le cierran el vivero de caña de azúcar, a toda la zafra de la caña, ya bastante golpeada; y por banda a ANCAP y a los colonos vinculados a la caña. Fue muy claro el presidente de ANCAP: “el período asistencialista se terminó(1). Claro, se terminó para los cañeros, para los colonos y para los trabajadores; se terminó para todo el componente social de un emprendimiento social que no fue hecho a la medida de los grandes capitales o las multinacionales; pero sin duda no se terminó para los dueños de la tierra, para los grandes productores de madera, soja o arroz, que seguirán gozando de los beneficios fiscales que les otorga el Estado.

 

 

Por todo esto es que surge la movilización impulsada por el STIQ: en defensa del trabajo, el medio ambiente, la soberanía, derechos, libertades y democracia. Defendiendo el trabajo nacional, defendiendo un proyecto beneficioso para el ambiente y para la soberanía, pero también exigiendo el diálogo social y ejerciendo en la práctica el derecho a manifestar y la libertad sindical.

Desde el sindicato estamos convencidos que en nuestro país es posible producir combustibles, bajar su costo y a la vez cuidar el medio ambiente. Para ello se requiere voluntad política, pero no la voluntad de este gobierno al servicio de los dueños del país, sino una voluntad que respete las conquistas populares y que plantee la producción no como un simple negocio para los capitalistas, sino como la base para sustentar la vida y los derechos de todos los uruguayos. Esa voluntad está en los trabajadores, en las organizaciones sociales; es la misma voluntad que impulsó y concretó la juntada de firmas para el referéndum en las peores condiciones y que sigue vigente en defensa de los derechos e intereses de todo el pueblo. ¿Sera – como dijo una vez el dictador Latorre – que “los orientales son ingobernables”? Sin duda, para los dictadores y los represores, lo son!!

 

(1)- Alejandro Stipanicic, con antecedentes como ejecutivo de Carboclor y Petrolera del Conosur, las deficitarias aventuras de ANCAP en Argentina lanzadas a principios de este siglo.