Votar el SI en defensa propia

Por Griselda Leal Rovira  

Estamos en el último tramo de uno de los momentos históricos de los últimos tiempos en materia política y las cartas están  sobre la mesa.

El porcentaje de indecisos es grande y el desafío para captarlos para ambos bandos es enorme.

Mas que cantidad de mensajes lo importante es la calidad.

Si bien entre los que están en duda hay un abanico de personas, cabe suponer que la mayoría han de ser poco informadas y no politizadas, es decir, esas son a las que hay que llegar con un mensaje simple y directo que les haga ver cuáles son sus intereses y cómo defenderé los en esta instancia. 

Si bien es cierto que para aclarar los conceptos de manera detallada y responsable es preciso tomarse tiempo, también es cierto que estamos viviendo en una época acelerada y cortoplacista, en una época en que la gente lee poco y muchos conceptos entran por la vista o por los mensajes con humor, pero a la hora de hablar en serio lo que prima es la economía, el temor a perder el trabajo y el salario, la salud, la seguridad y el futuro propio o de los hijos.

La Ley de Urgente Consideración (Luc) fue implementada, propuesta y votada a poco de comenzar el ejercicio de gobierno de una manera rápida y prácticamente sin analizar ni debatir como es usual hacerlo, usufructuando la mayoría de votos que posee y eso en principio provocó desconfianza. Evidentemente era una forma de cambiar aquellos esquemas políticos derivados del gobierno anterior, con los cuales no estaban ni están de acuerdo y que se han propuesto suprimir.  

El Frente Amplio sin duda cometió errores, pero no se puede negar que realizó grandes avances en materia social y elevó el nivel económico de las clases menos pudientes y entre otras cosas hizo importantes cambios a lo largo de 15 años.

 Es evidente que la meta del gobierno multicolor no va por ese camino.

Es importante destacar de una manera sencilla cuáles son los aspectos de estas leyes que se pretenden derogar y que muestran claramente ese cambio negativo.

Alguno de los argumentos que hemos oído de quienes las defienden, por ejemplo en materia de educación, es que los cambios que pretenden hacer son los que marca el mundo.

¿De qué mundo nos están hablando.?

¿De este mundo que prioriza la venta de armas y la guerra en vez de promover la igualdad y la paz entre los humanos.?

¿De este mundo donde en los últimos años hemos visto con horror cómo millones de familias abandonan sus hogares, en general humildes (aunque no siempre), huyendo, a pié y sólo con lo puesto, de las guerras, la violencia o la miseria.?

¿De un primer mundo donde la educación es en buena medida un adoctrinamiento.?

¿Se trata de seguir mirando el ejemplo del país del norte que está dando muestras de decadencia?

Que hay que mejorar nuestra educación, nuestra salud, nuestra seguridad no cabe duda, paro no por el camino de la represión y de profundizar las diferencias de clases.

Sería interesante imaginar cuál hubiera sido la reacción de los que hoy están en el poder, si al comienzo del primer gobierno del Frente Amplio éste hubiera  tomado la misma medida que tomó el actual, es decir, si hubiera largado un paquete de más de quinientas leyes de urgente consideración para imponer de apuro las ideas y los proyectos que luego fue modificando en el camino.?

Teniendo en cuenta los antecedentes históricos de nuestra región y lo que hemos visto que ha pasado en los últimos años en otras partes del mundo, debemos suponer que no habríamos tenido las de ganar.

La ventaja del gobierno es el poder económico, la influencia sobre los medios de comunicación y el temor que pueden ejercer sobre trabajadores demasiado dependientes de los gobernantes.

El poder del voto por el SI radica en la gente, en la militancia y en la claridad de los mensajes que reflejan la verdad de lo que el pueblo necesita para su bienestar.