Por Garabed Arakelian
Pan y Circo suele decirse para definir un modo o modelo de gobierno que mantiene entretenido por demás al pueblo en general y a las masas populares en particular. Eso no es nuevo y viene de tiempos lejanos, anteriores al cristianismo.
No nos faltan, en ésta época colmada de etiquetas definitorias, ejemplos de esa práctica, que ya no solo se desarrolla en las arenas circenses sino también en los anegados campos electrónicos, plagados de juegos y entretenimientos.
Esa tarea de mantener “entretenidos” a varones y mujeres forma parte de la cultura en la cual chapalea inconscientemente la absoluta mayoría de la población y sin muchas posibilidades de evitarla. Salvo acciones conscientes y coordinadas es difícil animarse a intentarlo y también lograrlo.
Nadie desconoce que en esta parte del planeta donde rigen las convenciones sociales y religiosas del cristianismo, se produce, en el mes de diciembre, la apoteosis de las festividades que enajenan el alma y el espíritu, el cerebro y el corazón. El cristianismo y su estructura religiosa –múltiple, variada, melancólica a veces y altisonante otras, agresiva e imponiendo temor en otras- organiza sus demostraciones de fervor.El sistema capitalista que la contiene, además de sus propios festejos con rendiciones de cuentas y balances- la deja hacer y la aprovecha pues cada una de esas expresiones tiene sus puntos de venta y adhesiones laterales que las agencias de publicidad se encargan de propagar sin reparo alguno de poner nieve a cuarenta grados de temperatura mientras la vida y el objetivo del mártir asesinado se oculta a creyentes sin mayores exigencias por la credibilidad y la consistencia de la fe que se pregona.
En ese marco que es de nervios, premuras y alteraciones de la calma en todos los campos, los uruguayos hemos sumado la angustia, la pasión y el esfuerzo necesario, para dirimir cuestiones importantes, y muy importantes, que necesitan precisamente de eso que éste mes de diciembre. o etapa findeañera. no ofrece: Elecciones internas del Frente Amplio, del Banco de Previsión Social y de Concejos Municipales, son ingredientes de este estado de movilización general y casi que permanente desde hace mucho, muchísimo tiempo. Al punto que la contienda política y social se convierte en circo y se traduce con puntuación deportiva de vencidos y vencedores, pero con menos análisis que un partido de fútbol de carácter internacional.
Es el circo y sus resultados. De modo que, por ejemplo, será más importante el posible triunfo de uno de los candidatos de la interna del Frente Amplio que su respuesta a las pretenciones de modificar decisiones de la justicia respecto a los detenidos de lujo en condiciones de apart hotel, incluso acusando de maldad y de afán persecutorio a quienes sostienen la vigencia de la pena para estos reos. Del mismo modo hay incertidumbre política para adoptar decisiones que inevitablemente, con ley o sin ella, llevarán al enfrentamiento de manifestantes, militantes, huelguistas con razón y amparo constitucional, con las denominadas “fuerzas del orden”. Nunca será placentero recibir un garrotazo de “compañeros y compañeras” al servicio de un patrón que les ordena reprimir protestas y reivindicaciones de trabajadores que luchan por su subsistencia personal y familiar. ¿Se apoyarán huelgas y otro tipo de manifestaciones desde un secretariado de la central sindical que está integrado por quienes tienen, entre otras, la misión de reprimirlas? Es es una gran duda que no ha sido analizada ni discutida. Y hay que animarse a ello pues cuando se tiene el enemigo enfrente se le reconoce, pero ahora cuando éste, mañoso y polifacético, se disfraza y hay quienes, pese a la condición clasista del PIT Cnt confunden cosas antagónicas bajo un título pervertido de “trabajadores”, sin reflexionar en las diferencias reales y no muy disimuladas que existen se debe tener claridad de clase, intuición,si se quiere. Esta realidad exige también animarse a pensar en posibles saludos y brindis de fin de año y cómo y con quienes, los trabajadores harán chín chín.