¡La primera en casa!

Casi 800 firmas 1/3 del Padrón Electoral forzaron la consulta popular

La coincidencia es general para catalogar como hazaña a lo alcanzado el 9 de julio     con la entrega de las firmas. Claro que si, hay mucho de hazaña; pero también hay un rumbo acertado, y bastante empeño militante. El episodio ya hace parte de la épica de las luchas populares, pero corresponde dirigir nuevamente  la mirada hacia atrás para establecer algunos reconocimientos y constataciones.

 

Quienes inmediatamente  de aprobada la LUC (entre quienes estuvo FANCAP)  indicaron que el camino era ir a provocar un referéndum, estaban en lo cierto. Era por allí que se aglutinaban fuerzas y se construía un frente de RESISTENCIA al proyecto conservador y regresivo, con el que llegó la coalición de derechas  al gobierno y que supo plasmar  aspectos medulares de su programa por el camino exprés de la LUC. Esta definición a favor de la recolección de firmas,  reposó en una caracterización  política y de clase  adecuada del actual gobierno, en la justa interpretación de la naturaleza y alcances del proyecto conservador y en una ajustada lectura sobre los caminos para abrir un proceso de acumulación de fuerzas, donde se pusieron de manifiesto la combinación de  aspectos estratégicos, con la elección de posiciones tácticas..

Quienes fueron los impulsores de esta movida, con paciencia y sangre fría, tuvieron que convencer, persuadir y explicar en las filas del movimiento popular, sin dejar de  pulsear con parte de la izquierda política  -recordemos que una porción significativa del FA no quería ir contra lo que habían votado de la LUC  en el Parlamento-  en el marco de la estrategia de reducción de daños, elegida, encuadrada, en una oposición responsable marcada por los reflejos y espasmos del parlamentarismo.

Inmediatamente  encima del tapete apareció la cuestión de la definición de la vía: ¿camino corto o largo?, evidentemente que si lo que se buscaba era catalizar y activar un proceso de acumulación de fuerzas, de concreción de alianzas, de movilización, el camino largo era que se debía transitar. Era una apuesta osada y riesgosa, pero  las dirigencias deben recurrir muchas veces a la máxima surgida en la Revolución Francesa: “ ¡Audacia, más Audacia!”, y así lo hicieron los promotores.

Las motivaciones y expectativas últimas de quienes acompañaron la recolección se engloban en un amplio y diverso abanico, así, algunos han estado fuertemente motivados por la canalización del descontento, por la generación de un ”canal ciudadano”, que nos ponga a salvo de cualquier estallido y respuesta fuera de los cánones institucionales; otros apostaron mas a  la creación de las condiciones objetivas y subjetivas para enfrentar una larga y compleja Resistencia. Si algo está claro es que el proyecto conservador activa fenómeno de lucha de clases abierta, con su correlato de profundización y radicalización de las luchas, algo que no se detiene encorsetando la protesta y amortiguando las lecciones de la historia que más de una vez ha demostrado el papel de los “bomberos” de la cuestión social y el final que suele tenerle reservados.

Se requirió flexibilidad y muchos, -entre los nos encontramos- pensaron que había que ir contra toda la LUC, pero en aras de avanzar fue necesario ceder e ir por los 135 artículos, cuya definición dió lugar a un proceso transaccional importante, especialmente en las filas frenteamplistas. Las relaciones entre la izquierda política y el movimiento social se tensaron, algunos se excluyeron y otros optaron por la recolección de firmas contra toda la Ley, opción que no era incompatible con ir contra los 135 artículos,  pero que restaba fuerzas.

Más de cuatro  meses insumió la discusión y el zurcido, para poner en marcha la campaña, algo que se efectivizó cuando se estaba ante un nueva  ola de la pandemia. La situación sanitaria fue un gran escollo, un enemigo importante para la movilización y el despliegue de la juntada de firmas; como también lo fueron los efectos de la derrota electoral del progresismo y sus secuelas, como la autocritica parcial e inconclusa, sobre el ánimo y la visualización de las perspectivas.

Estas consideraciones introductorias son importantes, porque el logro alcanzado, no debe tapar las dificultades y las tensiones que se enfrentaron, de ellas sobre todo hay que aprender, hacen parte de las  enseñanzas que la praxis colectiva en la lucha de masas  no da.

Recordemos que también se salió a buscar las firmas con el telón de fondo de un gobierno, que goza de una importante aprobación, que sigue condensando expectativas, que está y sigue estando fuerte.

Ahora,  en esta instancia se confirmó el peso del movimiento social, en términos de visión política, estratégica y táctica; de reservorio militante y de la potencialidad de  su estructura. Fucvam ya antes de que se planteara la recolección de firmas había lanzado la idea de relanzar una intersocial, contar con ese instrumento resultó clave para forjar la unidad de acción y darle amplitud y efectividad al movimiento y  sentar los cimientos de una Comisión Nacional Pro Referéndum. También la misma fue el  teatro donde se defendió la autonomía  e independencia del movimiento social ante la política partidaria. La recolección de firmas demostró el papel clave del movimiento social en esta etapa, confirmando su preeminencia, sus posibilidades reales de dirección  política de reclamos amplios.

Nadie puede dudarlo, ¡tendremos consulta popular!, que sin duda se convertirá en un plebiscito de la gestión gubernamental, como dicen los cientistas políticos una elección de medio periodo. En los meses que nos separan de la misma, se estima que tendrá lugar después de Semana de Turismo, dejaran ver los movimientos en el tablero. En el frente gubernamental hay diferencias, pero en mayor o menor medida tendrán que abroquelarse para salir a defender las bondades de la LUC, cuando mas allá de las encuestas, el descontento y deterioro en su credibilidad se dejan entrever y le harán mella; basta evocar  tan solo entre muchos el aumento de las tarifas, de los precios de la canasta básica, la rebaja salarial y la erosión del poder adquisitivo, cosas que se hacen presente en el cotidiano  y la lucha por la vida y no necesariamente de la estadística.

Desde el campo popular la conflictividad irá aumentando frente a la 9ª Ronda de Negociación Salarial, con pautas que no convencen ni a tirios ni a troyanos, tanto los trabajadores las critican, como las patronales, desde ángulos de análisis y defensa de intereses totalmente opuestos.

La movilización desde abajo, protagonizada por “los de a pie” se impuso, sin desconocer que hubo también mucho activismo inorgánico, y las bases, especialmente las del FA, empujaron a sus direcciones y sacudieron las estructuras y empujaron los aparatos, así fueron reducidos y obligados a la conversión quienes no querían movilización. En este proceso hubo gestos que enaltecen el rol de los dirigentes, ejemplo es el de Fernando Pereira Presidente del PIT-CNT (que escribe en este Nº de la Hoja de Claridad), quien tuvo dudas que expresó en los organismos y públicamente sobre la pertinencia de la recolección, luego se sometió a la decisión mayoritaria, transformándose en un  artífice de la recolección, apechugando con energía en los momentos más críticos, explicando y polemizando con robustez argumental.

Como se dice en la mesa del truco “La primera en casa, aunque cueste”, ahora viene la segunda que será una parada difícil, pero no  imposible. Las casi 800.000 firmas modificaron los escenarios, complican especial  y particularmente  al gobierno, fortalece el arco de resistencia; la oposición política y social renueven una alianza  y camino de confluencia, retomando la iniciativa política. Si la derogación se produce será un revés mayor para el gobierno y sus orientaciones, oficiará como un freno a la misma. De no lograrse la derogación, pero si se suman muchas voluntades, se habrá hecho pedagogía política, se abrá sembrado para recolectar en una variación consolidada de la correlación de fuerzas. El referéndum no puede plantearse en clave de antesala de las elecciones del 2024, ni como un mero trampolín para un nuevo episodio de alternancia en el gobierno.

Posiblemente haya un desplazamiento del centro de la campaña hacia  actores provenientes de lo político, donde el movimiento social no tendrá la misma preeminencia que en la primera mano; pero seguirá jugando un papel vertebral, porque ya  hay indicios que estamos transitando un periodo de luchas de clases abierta, como dijéramos antes, y ese es el terreno natural y propio del movimiento social. Son las profundidades de la sociedad las que se mueven,  donde surge la resistencia, donde se generan e irradian las orientaciones e indicaciones transformadoras; paralelamente las acciones desprendidas y emanadas del andamiaje superestructural, en esos escenarios tienen menos márgenes y posibilidades de dar aun más cuando priman en ellas visiones de amortiguación del conflicto.

Aparecerán, igual que ocurrió en la primera etapa, nuevas e ingeniosas formas de movilización, sectores no encasilladlos, ni prisioneros del militantismo habitual, acudirán a la cita, aportando al torrente y arrastrando muchos de los obstáculos que salen al cruce  en la batalla le la némesis del proyecto conservador.