Por Mauricio Ceroni
En los últimos meses hemos asistido a la polémica suscitada respecto a la pertinencia de la apertura o cierre de los free shops de forma temporal por imperio de la pandemia. Para comprender el fenómeno más en su esencia y no quedarnos con los titulares de prensa, es que los invito a hacer un recorrido histórico para identificar la génesis del modelo que sustenta este tipo de emprendimiento.
Lo primero es identificar el marco normativo que da “origen” a los free shops. La ley fundante refiere a la época de la dictadura militar: ley n°15.659 del 10 de octubre del año 1984, que autoriza la instalación de los “tax free shops” o sea la comercialización de mercancías nacionales o extranjeras libres de impuestos, en los puntos de entrada y salida del país, con destino a personas que transitan por esos lugares. Dicha ley es el primer mojón de la política de free shops en el Uruguay y se materializó mediante la construcción de diversas tiendas comerciales localizadas en aeropuertos y puertos. Por tanto, este punto de arranque tiene una justificativa, se enmarca en las bases del modelo neoliberal impartido en la dictadura militar, el cual, dentro de sus principales políticas económicas propugnó la desregularización del sistema financiero nacional, otorgando peso a la intermediación financiera en el conjunto de la economía nacional.
Una vez establecida la democracia, ya con un país en “orden” y con el ajuste estructural realizado en la dictadura, se da continuidad y se profundizan las políticas neoliberales. En este sentido, es en el primer gobierno de Julio María Sanguinetti donde se ejecutan una serie de políticas que van a consolidar el modelo de los free shops.
El segundo mojón, refiere la creación de la normativa específica para la expansión de los free shops a los lugares de frontera seca, principalmente Rivera y Chuy. Dicha norma fue el decreto No. 222/86 de 23 de abril de 1986.
En la justificación de la norma se menciona y asume “Que la promoción de ventas a turistas ayudará al desarrollo de zonas fronterizas”. Aquí ya nos encontramos con una visión ideológica del desarrollo que tiene que ver con que el estímulo al consumo de mercancías genera una ganancia para los capitalistas, lo cual por “obra y gracia de dios”, esta ganancia de los capitalistas va a parar al conjunto de los habitantes de la frontera. Primera falacia del modelo neoliberal. En el artículo 1 del citado decreto 222/86 se establece la exoneración impositiva para el conjunto de las mercancías, que se actualiza con el decreto 367/95, siendo este último el que regula, en gran parte la actividad del sector en la actualidad.
En el año 2002 mediante el decreto 135/002 se amplía los regímenes a las ciudades de Artigas y Rio Branco y en el año 2007 mediante el decreto 147/007 se amplía a las ciudades de Bella Unión y Aceguá.
Por tanto, son mercancías que en “teoría” pasan por los ojos de los ciudadanos uruguayos sin poder ser consumidas pero sí por turistas extranjeros, sin pagar los impuestos al consumo que sí lo deben abonar el resto de las mercancías del mercando.
Segunda falacia: el estado-uruguayo no se beneficia de ninguna recaudación tributaria por el ingreso de mercancías externas atentando de ese modo contra la industria nacional que sí paga impuestos para la producción de mercancías. Si bien las mercancías del régimen de free shops no generan valor, como si lo hay en la producción de mercancías en el Uruguay, los capitalistas se ven beneficiados por la compra de las mismas. Según los defensores de este tipo de políticas neoliberales es que genera empleo y mejora la calidad de vida de las personas y de las ciudades en general mejorando el “desarrollo”, dicen.
Si observamos los datos del Índice de Desarrollo humano (IDH) que integra dimensiones como; ingresos, bienestar, educación, salud y cohesión territorial, elaborado por la Oficina de Planeamiento y Presupuesto (OPP) para el período 2008-2018, los departamentos fronterizos con Brasil: Artigas, Rivera y Cerro Largo, exceptuando Treinta y Tres y Rocha, tienen los peores índices para la totalidad del período pese a tratarse de un período caracterizado por un gran crecimiento económico en Brasil y Uruguay.
Si consideramos otras variables para que no nos cataloguen de “reduccionistas” y nos basamos en el estudio de Rodríguez y Menéndez del año 2020 titulado “Desigualdades regionales, crecimiento económico y cambio estructural en Uruguay: 1983-2017” el cual realiza un detallado estudio comparativo sobre diversos índice de desigualdad y de comportamiento económico, refleja que los departamentos fronterizos con Brasil (Artigas, Rivera, Cerro Largo) registran los peores índices de desigualad para el período analizado. Si bien la desigualdad se reduce durante el período 2004-2017, dichos departamentos siguen la tendencia del país pero en ningún momento cambian su relación con el resto del país. En definitiva, los departamentos históricos que generan mayor riqueza se siguen sosteniendo y los que generan menos siguen estando rezagados. Por tanto la pregunta que surge es ¿Dónde están los beneficios socioeconómicos y del “desarrollo” para el conjunto de la población que prometían los impulsores de la política neoliberal, luego de 35 años? Aquí no me refiero solo a los impulsores sino también a los diversos gobiernos que ampararon esta política dando continuidad a la misma, sin ser autocríticos, dejando a las “regulaciones del mercado” y promoviendo el “turismo de compras”. Una política que no cambia la tendencia estructural de la desigualdad de las ciudades que sostienen a los free shops, aumentando el deterioro patrimonial y arquitectónico de las ciudades, junto con el deterioro ambiental que produce el exceso de residuos que terminan en los sitios de deposición final de los mismos.
Por último, no hay que echarle la culpa exclusivamente a la política de free shops sobre los problemas socioeconómicos de los departamentos de frontera, ya que el problema es multicausal y multifactorial, pero si hay que reconocer que es una política bandera de los gobiernos neoliberales, sobre todo colorados, que mantienen a través del tiempo la tendencia de rezago que tienen los departamentos norteños fronterizos con Brasil.
En definitiva, se comprueba una vez más, que las políticas neoliberales solo benefician a una minoría de la población profundizando la desigualdad. La reflexión que surge es ¿porqué la gente sigue apoyando este tipo de políticas, que se expresa en las urnas, cuando ganan los gobiernos municipales y nacionales de derecha?. La ideología de clase, la subjetividad política y la enajenación material siguen operando como formas de dominación y control social para hacer creer que las políticas neoliberales nos benefician a todos. El diagnóstico es claro, queda desarrollar la tarea y marcar el rumbo para lograr una transformación real y efectiva de la sociedad y así desterrar la dominación de las clases burguesas sobre las populares, que no se agota en la gestión de un gobierno, ni en el accionar del Estado, sino que también se lograr fortaleciendo a los movimientos sociales y a los sindicatos.
Bibliografía
Rodríguez, Adrian; Menéndez, María de las Mercedes (2020). Desigualdades regionales, crecimiento económico y cambio estructural en Uruguay: 1983-2017. Disponible en: https://otu.opp.gub.uy/gestor/imagesbiblioteca/892aa87b28ffd0dc3aba4abb80f33ccd9bb8da50.pdf Acceso: 31 de mayo de 2021.
OPP (2018). Índice de Desarrollo Humano por departamento. Oficina de Planeamiento y Presupuesto. Disponible en: https://otu.opp.gub.uy/gestor/imagesbiblioteca/IDH%20-%20S%C3%ADntesis%20metodol%C3%B3gica%20y%20de%20resultados_2.pdf Acceso: 2 de junio de 2021.