Garabed Arakelian
Se afirma que una imagen sustituye mil palabras y la ilustración que acompaña a este artículo lo confirma. Sin embargo, pese a la claridad del mensaje que transmite, actos de esa índole se reiteran en diversas áreas de actividad. A veces son accidentes laborales y en otras, errores de carácter político. Estos últimos pasan, deben pasar, por el estudio y la decisión de los más altos cargos de dirección. Todo órgano de dirección sabe y debe saber qué es lo que sucede en su territorio y con su gente y, es siempre responsable de las decisiones que se adopten en ese ámbito. Y el Frente Amplio no es excepción: 250 mil firmas, que sin duda se transformarán en mayor cantidad de votos, han sido víctimas de la ignorancia supina* de la conducción frenteamplista que no se atreve a reconocer el proyecto que propone la reforma del sistema de la seguridad social. No solo le niega apoyo sino que, decididamente, hace campaña en contra.
La oposición a la misma es, hasta esta fecha -mediados de agosto del 2024- mucho más activa y contundente que la de aquellos que promueven el plebiscito. Es peligrosamente activa, beligerante y provocadora. El senador Bergara, (autodefinido como seregnista), desempeña, desde el primer momento, un papel de liderazgo en esa “embestida baguala” contra el proyecto popular. Y le corresponde el mérito, en ese desempeño, de haber acuñado el concepto de “confiscación” de los ahorros jubilatorios de la clase trabajadora.
Sin perjuicio de rechazar esa definición que constituye una falsedad flagrante, se le debe reconocer la habilidad, propia de un publicista, en el uso de una palabra rotunda, rimbombante, cargada de asociaciones tremendistas que, sin decirlo, aluden al temor y al miedo que anida en todo ser humano, particularmente cuando se trata de la seguridad de su futuro.
Sin duda, es altamente eficaz, y eficiente al mismo tiempo, porque ahorra ejemplos y argumentaciones necesarias para la justificación y las sustituye con una sola palabra: Confiscación, y con ello elude la necesaria demostración de los efectos anunciados. Es decir que mete miedo, sin demostrar cuál es y dónde está el cuco. Un truco muy usado, es cierto, pero también eficaz, porque difunde incertidumbres dentro del Frente y también por fuera. Al punto que le ha dado argumento y texto al doctor Delgado, el mismo que encabeza la fórmula presidencial del Partido Nacional, que es coincidente en el propósito de vencer la iniciativa de las fuerzas populares. No le exige pruebas para tamaña afirmación, sino que, agradece el aporte y lo usa sin problema alguno aclarando la procedencia.
En síntesis, de un lado tenemos a quienes apoyan la reforma que defiende derechos y libertades y del otro quienes tienen como objetivo lograr la derrota de esa iniciativa popular. Claro que, quizás con las mejillas cubiertas por el rubor, aseguran que ellos, cuando el Frente gane, se van a ocupar de convertir en realidad esos postulados. No es claro, no se comprende, por qué no lo hacen desde ahora.
Como se advierte, los decisiones adoptadas por la dirigencia del Frente no son los más inteligentes para sustentar una posibilidad de éxito en las próximas elecciones. El hecho de que las decisiones no sean inteligentes, no quiere decir que quienes las sustentan no lo sean. Todo se aclara si se conocen los objetivos que se persiguen, y ahí se mide la correspondencia entre las metas y las propuestas para llegar a ellas.
Evidentemente la dirigencia del Frente quiere ganar las elecciones y parece que tiene la seguridad de que así será. No deja de tener riesgos esa certeza que no está avalada por la realidad. Menos aun cuando se trabaja para el fracaso.
Sin embargo, la absoluta mayoría de los frenteamplistas proclama con ardor el “mantra” de la unidad, proclamada como solución. Pero resulta incompatible en las actuales circunstancias sumar la lucha por los derechos y las reivindicaciones con los cánticos unitarios. Los planteos por la reforma jubilatoria, se tornan molestos para quienes quieren unidad adocenada y ese reclamo los deja por fuera. Si el verso afónico de la unidad fuera verdadero, las 300 mil firmas recolectadas y su potencialidad no podrían ser desechadas con tanta despreocupación y sin brindar explicaciones del porqué de ese desprendimiento suicida en términos electorales. Tampoco se actuaría con criterio supremacista, supuestamente incompatible con la historia y el espíritu frenteamplista, desconociendo de modo autoritario el derecho de minorías y de sectores identificados con el Frente.
Ese abandono de las referencias históricas en términos políticos y electorales, habla de una pérdida de rumbo por parte de la fuerza que fue creada para defender principios de libertad y soberanía, de equidad y justicia y se muestra envuelta en una fragorosa nube que le impide distinguir entre amigos y enemigos, compañeros de ruta y sectores decididamente definido por sus ideologías como contrarios a lo que se supone que el Frente representa. Esa dicotomía y falta de claridad en la actuación pública ampara el germen del desencuentro y la lucha interna precursora, generalmente, no solo de derrotas electorales, sino de la desaparición como entidad política.
Existen ejemplos contundentes de lo sucedido en otros países pero alcanza con mirar detenidamente al Partido Colorado en Uruguay y su lamentable estado actual bordeando la desaparición. Hay que ver el porqué de su actual condición y sacar conclusiones. En definitiva, defender o no, el plebiscito es distinguir entre una causa justa y de raigambre popular, y una postura que se opone a ella. ¿Cómo no preguntarse de dónde proviene esa postura, tan decidida y poco afín con la raigambre frenteamplista? ¿Cómo se puede eludir esta pregunta cuando todo el planteo inicial parece que termina en punto cero?
El devenir de la ciencia y sus avances dejan enseñanzas válidas aunque sean elementales y es bueno recordar que algunas veces los científicos analizando el comportamiento de algún objeto celeste deducen, han deducido, la presencia de otro, aunque no lo hubiera detectado en ese momento, solo guiados por el comportamiento, fuera de lo normal, del cuerpo observado.
¿Pero qué factor puede tener poder de influencia como para determinar actitudes como las señaladas? Puesto a conjeturar resulta inevitable posar la mirada en la presencia e incidencia del Fondo Monetario Internacional. Claro que solo como hipótesis para continuar con el desarrollo de la investigación. Una primera conclusión podría afirmar que: No apoyar y estar en contra del proyecto que elimina a las AFAP es apoyar la política del FMI. Y entonces conjeturar quienes apoyan al FMI y cómo lo hacen y quienes no concilian con esa política.
¿Le quedan dudas? ¿Habrá que avisarle a la dirigencia del Frente, cuál es la rama que cortan y dónde están sentados? Quienes puedan, harán bien en dar el alerta.
*En algunos casos, como éste, se refiere a la ignorancia fingida.