Midiendo al adversario, ¿o enemigo?

Hugo Tuyá

El título de la nota puede parecer una hipérbole dentro del imaginario de la aldea doméstica y la peripecia institucional, pero el historial de discursos y acusaciones de baja calidad y veracidad dudosa, hace que no lo sea tanto. Los protagonistas son, en general, siempre los mismos, generando un clima de hostilidad y presunto odio hacia los adversarios políticos, algo bastante inusual en la historia política nacional, pero sintomático de una gobernanza que hace agua por los cuatro costados y no para de engendrar nuevos hechos de corrupción.

Seguramente el año próximo, -de elecciones internas, primera y segunda vuelta-, venga con muchas novedades y nuevas formas y metodologías de acentuar divisiones y grietas entre la ciudadanía para encontrar el punto máximo de enfrentamiento entre bloques. Nos referimos precisamente a las estrategias que impondrán sobre la masa de votantes, una serie infinita de bots, trolls, memes, y otros artilugios informáticos con el propósito evidente de enchastrar el campo de juego y crear realidades falsas al mejor estilo de la senadora Bianchi. Se trata de presunciones, sin confirmación a la vista, que la tecnología permite como sucedáneo económico de enfrentar al adversario, pero con la debilidad de ser permeable a fallas propias, es decir, a dejar al descubierto contradicciones y mentiras internas del propio gobierno. Pero ha sido constante el abuso, por redes sociales, de un doble rasero por parte de actores oficialistas, para tratar temas de agenda y agitar fantasmas del pasado o decididamente mentir sin mengua con el objetivo de “descentrar” el foco o eje de la problemática dominante en los medios y en el Parlamento. Claro que tiene su contraparte, y los opositores al gobierno bien saben utilizar las mismas armas con objetivos antagónicos y, buscando los puntos vulnerables, dirigir los misiles propagandísticos hacia puntos bien concretos.

La falange de derecha, a través de interlocutores de los diversos grupos, ha comenzado a protagonizar los primeros actos y ha contratado dos nuevas voces femeninas -y supuestamente “feministas sanas”, con la tercería de Laura Raffo- que darán que hablar y que refuerzan la retaguardia multicolor: Valeria Ripoll y Gabriela Fossati. “Voy a darle batalla al Frente”, (Montevideo Portal, 7/12/23) frase en boca de la ex fiscal de la trama Astesiano y muy plantada sobre el discurso de difamaciones, supuestos fraudes y “negocios sucios” anclados en la grilla mediática, que, según Fossati, tuvo a cuento cuando fue funcionaria judicial, era gobierno el FA, y Jorge Díaz era el Fiscal de Corte, para quien guardó descalificaciones, sospechas de corrupción o eventual dolo, aparte “acusado” de ser frenteamplista. Podríamos calificar sus diatribas solamente como una bravuconada de parte de quien ha sido puesta en tela de juicio, mediática y precisamente, por “errores” de investigación que no han pasado desapercibidos ante periodistas de fuste y analistas políticos que la acusan de no intervenir directamente en Presidencia por motivos espurios, teniendo en cuenta además, que un hermano -según la ex fiscal toda su familia es blanca- trabaja para el gobierno y ha sido nombrado Director del INAU hace pocas horas, lo que deja en la sombra la propia actuación de Fossati frente al caso Astesiano, que todavía sigue su curso. La ex fiscal “no se quiso inmolar” al llegar al abismo (Presidencia) y optó por chicanear la inestable situación mostrándose impotente de continuar con la investigación…

Las palabras de la ex fiscal Fossati son apenas la punta del iceberg de toda una secuencia continuada de acusaciones, puestas en escena, y pedidos de investigación judicial para legisladores del FA, que personeros como Gandini, Da Silva, Bianchi, y Delgado, entre otros inquisidores, han repetido hasta el cansancio intentando poner un velo de duda sobre cualquier hecho, medida, o comportamiento, cuyo protagonismo hubiera tenido como representantes a senadores o cuadros políticos de la oposición. Sin duda que una de las estrategias elegidas para el periodo ha sido el repetido mantra de que el gobierno multicolor heredó graves problemas de tipo financiero (déficit fiscal, que al día de hoy esta al mismo nivel que en 2019) y que ciertos episodios a estudio de la Justicia revelan que el gobierno anterior no estaba tan “angelado” como se supone, aunque las cacareadas auditorías que prometían descubrir supuestos delitos o corruptelas están todavía por aparecer. Los caballitos de batalla y los francotiradores elegidos para contrarrestar las críticas de la oposición frente a los desmelenados actos de corrupción y tráfico de influencia pocas veces vistos, fueron agendados desde el inicio, quizás teniendo a Roberto Lafluff como el Rasputín o el CEO del reino multicolor, o del presidente en persona, algo que parece más sensato cuando se habla de estrategas de imagen.

En otro plano, en un hecho insólito, demostrando cierto soterrado nerviosismo sobre las consecuencias de los episodios últimos, el presidente ha sido partícipe de un encuentro empresarial junto al intendente Orsi, donde el primero le recriminó al segundo acerca de sus comentarios sobre la entrevista en “Santo y Seña” del caso Marset, dejando una cierta amenaza velada que implicaría una censura de opinión y posibles implicancias que para el futuro podrían traer como resultado. Creemos, de nuestra parte, que el exabrupto de LP hubiera sido imposible frente a personalidades fuertes como Tabaré Vázquez o José Mujica… una muestra de envalentonamiento cobarde frente a cámaras de TV y empresarios, dirigiéndose a quien era recomendable humillar en público cuando se encontraba sin defensa alguna. Este episodio prontamente dividió aguas entre la oposición y el oficialismo en un momento extremadamente álgido para el PN, y la intención de los voceros defensores procuró y procura blindar al presidente de cualquier culpa, exonerarlo de responsabilidades y blanquear una imagen que, por características personales, puede ser utilizada en un futuro próximo, es decir, 2029.

Suponemos que el año próximo comenzará una verdadera guerra contra el FA a medida que las encuestas vayan mostrando nuevas realidades, y si es que efectivamente la diferencia de apoyo entre bloques se distancia lo suficiente como para emitir una alerta roja para la coalición de gobierno: algún indicio ha surgido últimamente. No sabemos lo que se viene, pero estamos meridianamente ciertos en que la batalla electoral no va a ser nada fácil, y que tampoco se pueda tentar por mediciones de opinión pública, que aquí, y en otros lares, han demostrado no tener suficiente precisión en los porcentajes de apoyo a un partido u otro. Debe tenerse en cuenta que los ataques a Carolina Cosse y Yamandú Orsi no apuntarán solamente a TODO el arco de la izquierda y lo que puede significar para los años siguientes en caso de ganar el FA la presidencia… sino hacia el manejo sistemático de un macartismo ideológico usado como marco, y una reiteración paródica de falsa comparación de realidades basada en ejemplos como Cuba, Nicaragua, o Venezuela, entre otras chicanas que seguramente serán implementadas en medios audiovisuales y redes. Será imprescindible para el FA blindar su defensa y aprovisionar las naves para una contraofensiva victoriosa.