Entrevista realizada por Eduardo Aparicio
-¿Es posible sostener que las Ciencias Económica son neutras, como lo sugieren las posturas del algunos economistas críticos con la iniciativa plebiscitaria?
La neutralidad es imposible, las propuestas de política económica, incluyendo las que se refieren a la seguridad social, distribuyen costos y beneficios entre los grupos sociales. En el caso de los impuestos es evidente ya que afectan directamente los ingresos; por ejemplo, pagar el Impuesto al Valor Agregado (IVA) en los bienes de consumo básico es irrelevante para la burguesía, porque la compra de estos bienes es un porcentaje muy bajo de sus gastos y también es un porcentaje muy bajo de sus ingresos; por el contrario, la misma tasa de IVA reduce de forma significativa los ingresos de trabajadores y pasivos.
Algunos bienes y servicios están exonerados del IVA, otros pagan una tasa mínima de 10% y otros la tasa básica de 22%. Los que pagan 10% son bienes de consumo básico como el pan blanco común, pescado, carne, aceites comestibles, arroz, harina, pastas y fideos, sal, azúcar, yerba, café, té, jabón común, medicamentos y especialidades farmacéuticas. Debería derogarse, lo que tendría el mismo resultado que un aumento de salarios sobre la capacidad de consumo de los sectores populares y ayudaría a bajar los precios al consumo. El IVA sobre los demás bienes debería tener tasas distintas, aumentando según el número de “octógonos” para que paguen más impuestos los más perjudiciales para la salud.
Las propuestas de medidas de política económica que expresan los intereses de la alianza de las clases dominantes se presentan como científicas o técnicas por los economistas de las consultoras que asesoran al capital. Coinciden en la reducción del déficit fiscal contrayendo gastos, entre ellos, el de la seguridad social. También proponen comprimir los aumentos de salarios para reducir la inflación y ganar competitividad. Se fundamentan en el interés general, ninguno asume representar los intereses del capital pero sus propuestas son coincidentes con las de las organizaciones de las clases dominantes.
Tomemos por ejemplo el caso de G. Oddone, doctorado en una prestigiosa universidad española, con una larga trayectoria en la consultora CPA Ferrere, finalizada hace pocos días para iniciar su campaña al Ministerio de Economía y Finanzas, si Orsi es electo presidente.
Desde hace varios años advertía al gobierno del FA que no era conveniente aumentar los impuestos a las actividades agropecuarias (2011), consideró que la situación fiscal “merecería ser atacada con más intensidad” para "estar seguros de que no hay ningún riesgo de perder el grado inversor" (2015) y que los lineamientos salariales no aseguraban resultados en el empleo ya que las empresas aceptan los aumentos y luego despiden trabajadores (2018). El aumento de impuestos al capital y sus ingresos no forma parte de sus recomendaciones.
-¿Por qué algunos de estos economistas situados en esa pretendida neutralidad toman claramente partido en contra del plebiscito, contribuyendo a alimentar el fuego cruzado (de las derechas y de algunos progresismos)?
En el debate sobre la seguridad social se perciben dos puntos de vista antagónicos. Por una parte, el de quienes consideramos que la seguridad social es un derecho. No ignoramos el envejecimiento de la población del país y la sustitución de trabajo por capital en múltiples actividades, cambios que convergen en que la relación activos/pasivos se reduzca, en el futuro el número de trabajadores con relación al número de pasivos será cada vez menor. Pero no aceptamos que las clases dominantes se apropien de los avances de las ciencias y las técnicas, y que los cambios se vuelvan contra los trabajadores. Promovemos que tengan como resultado una vida más plena de la población, que se mantengan los derechos y aumenten las pasividades, modificando progresivamente la financiación del gasto de la seguridad social que tendrá que tender a aumentar los impuestos a los ingresos del capital.
Aumentar el porcentaje de aporte patronal sobre la masa salarial no es la mejor solución a largo plazo, ya que la masa salarial tiende a reducirse y por lo tanto, se reduce la magnitud del aporte del capital y aumentan sus ganancias. La mejor solución es aumentar los porcentajes de los impuestos al capital y sus ingresos que tienden a aumentar en el largo plazo; de esta forma la financiación de la seguridad social tiene un impacto redistributivo, se recauda del capital y se gasta para la cobertura de la seguridad social de los trabajadores.
El otro punto de vista considera que el problema de la seguridad social es que se gasta mucho y se recauda poco, situación que se agrava al aumentar la esperanza de vida y por lo tanto, hay que aumentar los ingresos aumentando la edad y los años de aportes necesarios para acceder a la jubilación; con este enfoque el costo de las medidas las tendrán que pagar los trabajadores y los ingresos de las clases dominantes no se afectan. Inspirados tal vez en la frase atribuida a Goebbels, “cuando escucho la palabra cultura saco mi revólver”, estos economistas cuando escuchan la palabra déficit sacan la motosierra, siempre dispuestos a recortar el gasto aunque como consecuencia se amputen derechos.
La relación gasto en seguridad social – financiación que proponen las clases dominantes, como un caso de la relación gasto público – financiación, es partir de una estimación de los recursos que se consideran disponibles y de acuerdo a la magnitud de los mismos, queda establecida la magnitud del gasto. Para los trabajadores la relación es la inversa, dada la necesidad de gasto de la seguridad social se buscan los recursos, extraídos de los ingresos del capital. Sin desconocer que en esta sociedad capitalista dependiente el capital impone límites y al mismo tiempo, promoviendo la redistribución de poder y del excedente económico
El enfoque de las clases dominantes señala que el plebiscito propone aumentar el gasto para los viejos, que no son pobres, mientras que se gasta poco para las infancias y las adolescencias. Plantean así una falsa contradicción, gastar menos para los viejos no implica que se gaste más para más para las infancias y las adolescencias, y viceversa, gastar más para los viejos no impide gastar más para las infancias y las adolescencias. La verdadera contradicción es explotadores y explotados entre explotados y explotadores, se trata de recaudar más de los ingresos de los primeros para gastar más en beneficio de los segundos de cualquier edad. Se debe implementar una política de transferencia de bienes y servicios, en particular de alimentación, salud y educación.
-Desde tu punto de vista en Uruguay ¿hay tela suficiente a cortar para sostener la Seguridad Social, sin hacer recaer el peso de su financiamiento en activos y pasivos?
Si. Los ingresos anuales de las clases dominantes por todo concepto (utilidades, dividendos, intereses de deuda pública, alquileres) se pueden estimar entre 15.000 y 20.000 millones de dólares. Los impuestos pagados sobre estos ingresos son sólo el 11%, sumando lo que se paga por el Impuesto a la Renta de las Actividades Económicas (IRAE), el Impuesto a la Renta de las Personas Físicas por ingresos de capital (IRPF categoría I) y el Impuesto al Patrimonio. Es decir que cada $100 de ingresos aportan $10 de impuestos y se quedan con $ 90 (Notaro, 2018).
Modificar esta situación es parte de la pugna por la apropiación del excedente económico y el poder, gravar al capital no está en la gama de medidas que manejan sus asesores. A pesar de los seudo científicos colonizados al servicio del capital, la lucha de las organizaciones populares arrancará los recursos a las clases dominantes para financiar los gastos que permitan una vida digna a niñ@s y adolescentes, a activos y pasivos.
Notaro, J. (2018) “La distribución social del ingreso: el caso de Uruguay”, 2008-2014. Cuadernos del CLAEH Vol. 37, Núm. 107,11-37.
DOI: https://doi.org/10.29192/CLAEH.37.1 En http://claeh.edu.uy/publicaciones/index.php/cclaeh/issue/current
Oddone, G. (2011). “Uruguay 2011: sin lugar para señales débiles”. ADM.
Oddone, G. (2015). “El presupuesto está basado en un escenario muy optimista”. Diario “El Observador”, 14 de setiembre
Oddone, G. (2018, 14 de marzo). “Lineamientos salariales no aseguran resultados en el empleo”. https://www.elobservador.com.uy/nota/oddone-lineamientos-salariales-no-aseguran-resultados-en-el-empleo-20183141340