Escribe: Roberto Chiazzar,o Representante Nacional. Licenciado en Relaciones Internacionales. Profesor de Historia
Culminando un proceso iniciado en el año 2013, el 31 de Mayo del presente año el Presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, a pocos días de culminar su mandato presidencial, anunció el ingreso de su país al seno de la Alianza Militar más poderosa del mundo actual, la OTAN, con el carácter de “socio global”.
Este acontecimiento se lleva a cabo, precisamente, en el momento en que el pueblo de Colombia está culminando su proceso electoral, y en el marco de un escenario Regional sumamente complejo, en el cual el mantenimiento de la PAZ se presenta como una de las tareas primordiales para los pueblos y Gobiernos de la Región latinoamericana.
Los antecedentes más recientes del accionar de la OTAN, están íntimamente vinculados a intervenciones militares que han puesto en peligro la Paz Mundial, en la medida en que las mismas no fueron llevadas a cabo al amparo de las normas del Derecho Internacional Público. Las intervenciones desarrolladas en la ex Yugoeslavia, Libia, Afganistán e Irak avalan lo afirmado precedentemente.
Desde el punto de vista de los intereses de los pueblos de nuestra Región, debemos señalar que el ingreso de Colombia en la OTAN vulnera el Tratado de Prescripción de armas nucleares en América Latina y el Caribe, más conocido como Tratado de Tlatelolco. Esta afirmación es absolutamente procedente en la medida en que, los principales miembros de la OTAN cuentan con vastos arsenales nucleares. Siendo Colombia parte del Acuerdo, podría, eventualmente, darse la circunstancia de que ingresase armamento nuclear en la Región, violándose de ese modo los objetivos y contenidos del Tratado de Tlatelolco.
Asimismo, el ingreso de Colombia a la OTAN, también vulnera la Declaración de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) la cual estableció que” la Región es una Zona de Paz”, indudablemente la sola presencia de la OTAN en la misma, por lo menos, cuestiona seriamente, tal Declaración.
Tampoco podemos dejar en el olvido la existencia de varias bases militares de los EEUU en Colombia, las cuales potencian, aún más, la presencia de la OTAN en el área Latinoamericana.
En tiempos en los cuales el país líder de esta alianza militar, los EEUU, presididos por Donald Trump, están llevando a cabo una política exterior sumamente agresiva, en todos los aspectos, buscando recuperar una situación hegemónica perdida, ante adversarios como lo son China y Rusia, no resulta descabellado, pues, aventurar la posible intervención militar, en determinados puntos de la Región, en los cuales esa recuperación hegemónica pueda llegar a ser cuestionada. Estaríamos entonces ante la hipótesis de que la soberanía de nuestras Naciones pueda llegar a estar tutelada por la presencia de la OTAN en la Región.