Escribe David Rabinovich
“Victor Hugo agradece a todos los generosos donantes listos para salvar Notre Dame de Paris y les propone hacer lo mismo con Los Miserables”, tuiteó el ensayista Ollivier Pourriol.
En pocos días, la campaña para recabar fondos destinados a reconstruir la Catedral de Notre Dame, superó ampliamente los 1.200 millones de dólares. Algunas familias francesas donaron 100 millones de euros, unos 130 millones de dólares cada una. Algo así como 4.500 millones de pesos uruguayos que vendrían a ser unos 300.000 salarios mínimos. La plata que recaudó tan relevante causa - la catedral parisina es un monumento patrimonio de la humanidad – en pocos días, supone entonces mucho más de lo que sería necesario para darle a cada residente en Uruguay un salario mínimo. En la danza de millones bailan también exoneraciones impositivas para los donantes que no sé cuantificar. Siempre hay plata para la guerra y para las empresas contratistas encargadas de la consiguiente reconstrucción. Nunca la plata llega a los damnificados por las guerras. Hay recursos para levantar muros contra los migrantes, pero no para atender el drama de esas familias. Hay recursos para algunas ‘cosas’, pocas veces para las personas que más los necesitan. Es la esencia del capitalismo. ¿Es momento de cuestionarlo?
“Mientras haya recursos qué robar y fuerza de trabajo para explotar, el capital, como un gigante autómata, (¿y estúpido?)seguirá con su actividad destructiva.”
De una entrevista a Daniel Tanuro (VientoSur) tomé varias ideas que me parecen centrales para intentar entender las experiencias -por ahora fallidas- de construir una alternativa al capitalismo. La óptica del entrevistado es, por definición propia, ecosocialista y feminista. Me parece que tiene un fuerte perfil ‘libertario’ -filosofía política a la que conocemos como anarquismo-. Enfrentamos el desafío de contraponer grandes corrientes de opinión que presentan infinitas mezclas y matices. Para una visión occidental, como la mía, se ofrecen, como sistemas de valores y propuestas: el capitalismo, el socialismo y el anarquismo. Dejo fuera del comentario -por desconocimiento- ideologías y culturas como el induísmo, el budismo o el inmenso mundo musulmán. Las veo también subordinadas al capitalismo, pero estamos lejos de poder comprender esas culturas en toda su riqueza. Quedan también al margen de mis posibilidades un sin número de culturas con raíces profundas, restringidas en sus prácticas por la globalización que las desconoce y desprecia. No olvidemos que bastante más de la mitad de la humanidad no es parte del mundo occidental y cristiano.
La realidad dominante hoy, es el capitalismo. El socialismo encarnó en experiencias alternativas que no han podido afirmarse. La utopía más romántica, lejana -¿y justa?- estaría representada por las ideas libertarias. No tengo la capacidad de imaginar el mundo al margen del que conozco, por eso todo lo demás que por cierto no es lo de menos, me parece exótico y por subordinado no le veo destino a sus posibilidades de hegemonía global.
¿Qué es el capitalismo? Se pregunta Tanuro. “Una sociedad de producción generalizada de mercancías.” Que incluye el salariocomo forma de relación social, así como la competencia entre los propietarios de los medios de producción y el orden de prioridades de las necesidades humanas a cargo del mercado. “El capitalismo es la sociedad mercantil por excelencia. (...) el capitalismo es un sistema mercantil patriarcal en el que la mujer por así decirlo, es la proletaria del hombre.”
Abunda el autor “el capitalismo es a la vez una sociedad de superproducción y una sociedad de hiperconsumismo”.Hiperconsumismo/sobreproducción, conllevan una acelerada tendencia a la destrucción del medio ambiente, la desigualdad social creciente y un malestar general. El sistema elige un índice de éxito o fracaso a su medida: el PIB. Es inadecuado para ver los límites del desarrollo y más para percibir el impacto sobre la naturaleza.
¿Qué podemos esperar de Estados preocupados por el desarrollo de las mejores condiciones para una mercantilización creciente? Se pregunta Daniel Tanuro: Si el objetivo es “una economía de mercado abierta, en la que la competencia es libre”¿es posible construir una relación de fuerzas que imponga “el desarrollo del sector público, la socialización de la energía y la gratuidad de los servicios de base bajo control democrático?”
Está a consideración la acción fuera del sistema y en su contra. Acción en los márgenes, tanto como en el corazón del sistema. Para este pensador “la cuestión clave es hacer converger (...) las luchas y las aspiraciones a una vida mejor y a una relación respetuosa con el resto de la naturaleza para desestabilizar el corazón del sistema.” Critica que se “hacen regalos fiscales a los ricos en nombre de la competitividad y (se) ponen impuestos a los pobres...” ¿Tendrá razón al señalar que la consecuencia es echar a una parte de la población en brazos de los que niegan el cambio climático y/o de la extrema derecha anti-impuestos?
Para Cyril Dion -nacido el 23 de julio de 1978-, escritor, director de cine, poeta y activista francés, hay que ser activo y radical. “Sin acción, el contenido resulta abstracto y las declaraciones deprimen. Sin contenido, la acción se queda vacía.” Se pregunta y nos interpela ¿”cómo reemplazar la absurda producción de mercancías para obtener beneficio por una producción que responda a las necesidades reales, determinadas en el respeto a los límites terrestres y de forma democrática, lo que implica tanto una descentralización máxima como una planificación internacional”?
¿Alcanza con reciclar un poco más, reducir el gasto energético (...), sin cuestionar el corazón del modelo capitalista-consumista? se preguntan los pensadores de estas corrientes. Estrategias basadas en los pequeños gestos diarios para el planeta como alentar a todos a cambiar su forma de vida, andar en bicicleta, comprar productos orgánicos, a consumir menos carne, etc., son quizá insuficientes… Aunque legítimas. Es la conducta de los colibríes...
Concluyen sin ironía: “Desdichado Jean Valjean, perseguido implacablemente por el durísimo Javert, pero no puedes tener nada que no puedas pagar”.
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