Alicia Rojo *
Un 26 de julio de 2005 moría el historiador Pierre Broué, en el mes de lxs historiadorxs repasamos parte de su trayectoria y su obra dedicada al estudio de las revoluciones del siglo XX y a la historia del trotskismo.
Pierre Broué fue uno de los historiadores marxistas más importantes del siglo XX, militante del trotskismo francés, biógrafo de Trotsky, historiador de las revoluciones y del movimiento trotskista. Dedicó su vida a desentrañar la dinámica de las principales revoluciones para dar luz sobre el protagonismo de las masas y la política de las direcciones; con talento y abnegación se sumergió en los archivos para dar vida a los protagonistas de la lucha contra el estalinismo, demostrando el peso de la Oposición trotskista y las razones de la brutal represión que hizo falta para aniquilarla.
Broué nació el 8 de mayo de 1926 en el sureste de Francia, en una familia de empleados públicos republicanos, dedicó su vida a la militancia y a la investigación histórica, las que eligió a muy temprana edad. Murió en Grenoble el 26 de julio de 2005.
Creció mientras se desarrollaban los procesos históricos más relevantes del siglo XX: el ascenso del fascismo, la huelga general de junio de 1936 en su país, la Guerra Civil española y la Segunda Guerra Mundial que llevó a la ocupación de Francia por el ejército de Hitler. Tempranamente, esos eventos se transformaron en vivencias personales al decidir Pierre su participación en la Resistencia francesa cuando sólo tenía dieciséis años. Ingresó al Partido Comunista Francés, con el que rápidamente entraría en conflicto frente a la cuestión del “internacionalismo”. Broué rechazaba el nacionalismo antialemán de los estalinistas, expresado en la consigna: “á chacun son boche” (“a cada cual su alemán”) y respondía “a un oficial o a un miembro de la SS, pero no a un soldado o un trabajador”.
Fue expulsado del partido y entró en contacto con un camarada trotskista, a partir de allí militó en uno de los partidos de esta corriente en Francia, el Partido Comunista Internacionalista, uno de cuyos dirigentes más importantes fue Michel Pablo. Más adelante, la ruptura que se produjo en la organización trotskista, la Cuarta Internacional, en 1953, dio origen en Francia a la Organización Comunista Internacionalista, dirigida por Pierre Lambert, de la que formó parte Broué hasta 1989.
Broué combinó su militancia con sus estudios en el profesorado, a comienzos del año académico 1948 tomó un cargo como profesor asistente en la Escuela de Nyons en Drome. Desde 1956 fue profesor en París. Finalmente, se estableció en Grenoble en los años 60, como profesor de Historia Contemporánea del Institut d’Études Politiques.
Broué: historiador de las revoluciones
Como parte de su militancia Broué cumplió un papel en la política de creación de grupos como el Comité de Enlace y Acción por la Democracia Obrera, agrupación formada en base a la defensa de los militantes independentistas argelinos así como los combatientes antiestalinistas húngaros. En este momento profundizó en el estudio acerca de las llamadas “revoluciones políticas” contra los regímenes estalinistas en los países del este y escribió Revolución de los consejos obreros húngaros en 1957.
En los primeros años 60 escribió sobre la revolución alemana, el partido bolchevique y los procesos de Moscú y continuó su militancia sindical. Broué había estado trabajando en la revolución española desde 1948, recurriendo a la memoria de los refugiados españoles en Francia y publicó La revolución y la guerra de España escrito junto con Émile Témime en 1961.
La formación de Broué en el trotskismo dio sus frutos en esta obra: la mecánica de la “revolución permanente”, desarrollada por León Trotsky, como método de interpretación del proceso histórico, le permitió desentrañar la dinámica profunda de la revolución y la acción de las fuerzas sociales en juego. La revolución y la guerra de España resulta así un libro conmovedor que desarrolla la dinámica de un proceso revolucionario que fue derrotado “desde adentro”: el objetivo de los comunistas de consolidar un gobierno republicano, a través del Frente Popular, en lugar de profundizar la revolución, abrió el camino a la derrota de la República y la victoria de Franco.
Imágenes de la revolución española.
Broué enfrentó aquí las visiones historiográficas y políticas que se basan en descargar la responsabilidad de la derrota de las masas españolas sobre ellas mismas y su ímpetu revolucionario y no sobre los partidos que paralizaron o aplastaron el movimiento revolucionario. Se trató también de uno de los primeros estudios que resquebrajaron la “leyenda” de la unidad “antifranquista” sacando a la luz la persecución de la que fueron objeto ciertas alas de los revolucionarios, en particular los identificados con el trotskismo.
Poco después publicó su investigación sobre El Partido bolchevique, sobre la base de una abundante y novedosa documentación recorre la historia del partido ruso cruzada por los procesos de la lucha de clases, la revolución, la guerra, el ascenso y la afirmación del estalinismo y la transformación del partido que dirigió la revolución rusa en la burocracia que erigió un aparato de represión que tuvo como uno de sus blancos fundamentales a la oposición trotskista, enfrentando la falsificación histórica que postula la continuidad entre el bolchevismo y el estalinismo.
En 1971 Broué publicó Revolución en Alemania (1917-1923). A través del análisis del proceso histórico y el juego de fuerzas que se desplegó en el escenario de la Alemania de la Primera Guerra y la posguerra, su trabajo profundiza en un proceso revolucionario que se desarrolla en el corazón industrial de Europa, frente a una extremadamente sofisticada burocracia estatal en un país con muy densas tradiciones culturales. Así Broué demuestra que la revolución no podía ser tratada como exótica y los problemas surgidos para los comunistas revolucionarios alemanes entre 1918 y 1923 seguían vigentes para los militantes de Europa Occidental. En una concepción tributaria de los análisis de Trotsky, sobre todo de su Historia de la Revolución Rusa, Broué estableció las coordenadas que permiten explicar un proceso revolucionario en el “avanzado” proletariado alemán, así como analizar la política de los partidos de la clase obrera y su papel central a la hora de explicar el desarrollo y sus resultados.
Los archivos de Trotsky en Harvard y los archivos rusos: develando la historia de la corriente trotskista internacional
Los años siguientes fueron dedicados por Broué a la tarea de impulsar la publicación de obras de Trotsky y dar forma a una revista que le permitiera difundir diversas elaboraciones sobre la historia de los trotskistas en distintos lugares del mundo. En 1977 fundó el Instituto León Trotsky. En 1978 comenzó la edición de las Oeuvres, las Obras en las que Broué se propuso completar la serie de los Writings, los Escritos de Trotsky que incluyen gran parte de los textos producidos por el revolucionario ruso que no formaron parte de sus libros, y que abarcan correspondencia, artículos, entrevistas, publicaciones en revistas y periódicos, los cuales fueron ampliados significativamente a partir del acceso a la sección secreta de los archivos de Trotsky.
En 1979 inició la publicación de la revista del Instituto, los Cahiers Léon Trotsky. El primer número dio impulso a uno de los objetivos que Broué empezó a definir: la difusión de las corrientes del trotskismo, sus militantes y sus organizaciones en diversos países.
Por esos años Broué planificó su viaje a los Estados Unidos para acceder a la mayor parte de los archivos de León Trotsky que se encontraban en la Houghton Library de la Universidad de Harvard, pues en 1980 se cumplía el tiempo establecido por Trotsky para proteger a sus camaradas y podía darse a conocer su “sección cerrada”. Los hallazgos se complementaron con otros archivos, como los expedientes Sedov, hijo de Trotsky.
Esta tarea dio mayores frutos de lo esperado y permitió hacer un aporte notable a la historia de la Unión Soviética, del estalinismo y, particularmente, de los trotskistas. Pierre Broué y Jean Paul Joubert establecieron que los contactos de Trotsky en la URSS hasta la mitad de la década de 1930 fueron más significativos de lo que se había pensado, que la posición de Stalin había sido seriamente debilitada en varios aspectos, particularmente hacia 1932 y entre 1934-1935 y que los procesos y las purgas de 1936-1938 no podían ser considerados sólo como una crisis de un tirano masacrando a sus enemigos reales y supuestos, sino como una serie de actos de una guerra civil contra adversarios reales. Establecieron que las víctimas de los procesos de Moscú eran una fuerza en la Unión Soviética que podría haber sido capaz de unir a los trabajadores contra la burocracia, incluso hasta su eliminación.
Al mismo tiempo, esta investigación permitió alimentar sucesivos ejemplares de Cahiers en los que se dieron a conocer sus resultados: en el número 6 de 1980 y el número especial 7-8 de 1981, bajo el título “Los trotskistas en la Unión Soviética” se presentaron elaboraciones y documentos que develan la actuación de dirigentes de la Oposición de Izquierda, la organización dirigida por Trotsky, en la URSS.
Finalmente, la apertura de los archivos del Partido Comunista de la Unión Soviética y de la Comintern durante la perestroika fueron sin dudas una nueva fuente privilegiada. Uno de los resultados de estas investigaciones fue la biografía de Trotsky que apareció a fines de 1988. Este libro explora la vida del dirigente ruso y su papel en la revolución y en el Estado obrero y profundiza en los años del exilio y de la vida política de la Cuarta Internacional que se estaba formando y se detiene en la personalidad del revolucionario. Mientras debate con algunos aspectos de la única biografía existente al momento, la de Isaac Deustcher, Broué se ocupó de echar por tierra diversas tergiversaciones construidas por el estalinismo.
Contando con estas enormes fuentes documentales, en 1997 Broué publicó Historia de la Internacional Comunista; un libro monumental, una “suma de historias” que constituyen el complejo proceso de construcción de la Tercera Internacional y de su burocratización hasta su disolución en plena guerra mundial.
Sus estudios sobre los trotskistas en la Unión Soviética dio origen, finalmente en 2003, al libro Los comunistas contra Stalin: masacre de una generación. La historia de la Oposición implicó en buena medida la historia de la persecución estalinista y el encierro de los trotskistas en los campos de “aislamiento”. El mayor ejemplo se dio en Vorkuta: allí los oposicionistas dieron una muestra más de la tenacidad, capacidad de organización y resistencia en las más extremas condiciones de detención, que justificaron el calificativo de “los irreductibles”. La imposibilidad de obligarlos a capitular decidió a la burocracia a organizar el asesinato masivo: fueron necesarios dos meses para ejecutar con ametralladoras, en un claro cerca de la fábrica de ladrillos de Vorkuta, por grupos de cincuenta por día, a todos los que habían sobrevivido en ese campo. Tal persecución y masacre se explica por otro de los aspectos que Broué se concentró en demostrar: el peso político de la Oposición de Izquierda en la Unión Soviética; su conclusión fue contundente: la Oposición de Izquierda era la única fuerza susceptible de organizarse y de desarrollarse en el transcurso del primer lustro de los años 30 y por lo tanto de constituirse en alternativa frente al proceso de burocratización de la Unión Soviética.
La obra de Pierre Broué ofrece un ejemplo de la superioridad del materialismo histórico que le ha permitido desentrañar el desarrollo de los procesos revolucionarios; siguiendo el ejemplo de León Trotsky, Broué parte de las contradicciones económico-sociales que constituyen el sustrato de la revolución para ponerlas en relación con la experiencia acumulada por las masas y ésta con el grado de organización logrado por sus sectores más avanzados. Esto le ha permitido reparar en las transformaciones que se operan en la conciencia de las masas en el transcurso de los procesos revolucionarios y también en el papel central que asumen las organizaciones políticas que las dirigen. En este contexto ha enfocado en el papel de los individuos en el devenir de los procesos históricos: como expresión de las condiciones históricas de una época las personalidades pueden operar cambios cualitativos en las relaciones de fuerza más generales, reparando no sólo en los grandes dirigentes políticos sino también en la calidad de los individuos que sumados uno en uno han construido las organizaciones revolucionarias más importantes del siglo XX.
*Publicado originalmente en La Izquierda Diario 26.07.24