Por Patricio Guzmán S. werken rojo 6 septiembre, 2022
Revuelta social en Chile 2019
Tenemos que entender que pasó de verdad, sin simplificaciones, derrotismo o triunfalismo y absurdos. La crisis política que se abrió en Octubre de 2019, no se ha cerrado.
Las fuerzas avanzadas de la sociedad chilena han sufrido una innegable derrota en el plebiscito de salida sobre la propuesta de nueva Constitución. Ha sido como un jarro de agua fría para nosotros, el desconcierto y la frustración se han generalizado entre los activistas sociales y políticos de izquierda. El miedo ganó a la esperanza, y la burguesía jugó muy bien sus cartas apelando a las emociones atrasadas, a la xenofobia, al racismo, al miedo de perder la casa, al temor al desempleo y al caos. El Rechazo significa que de momento todo seguirá igual; mala salud, malas pensiones, pésima educación pública, dificultad para acceder a la vivienda propia y seguirá el abuso y destrozo de la naturaleza…
El resultado del plebiscito recuerda bastante la situación que vivimos cuando Sebastian Piñera ganó la elección presidencial para su segundo mandato con amplia ventaja, poco a poco se fueron generalizando protestas hasta que en octubre de 2019 desembocaron en un levantamiento social generalizado. Por ello es bueno recordar a Patricio Manns que escribió en la lirica de la canción Vuelvo, un himno para saludar el fin del exilio forzoso,
«… Nunca el hombre está vencido
Su derrota es siempre breve
Un estímulo que mueve
La vocación de su guerra…»
La crisis política que se abrió con la revuelta popular que comenzó en Octubre de 2019, no se ha cerrado, las exigencias del levantamiento del pueblo no han encontrado respuesta. Este levantamiento fue duramente reprimido con abusos sistemáticos a los derechos humanos, asesinatos, mutilaciones oculares, violaciones y otras violencias político sexuales. Las demandas que llevaron a millones de personas, especialmente jóvenes y mujeres a las calles, obligaron a la casta política a llegar a un acuerdo y abrir un proceso constituyente acotado, limitado por temas que no podían entrar en la discusión y con acuerdos con supra mayorías de dos tercios, que los bloques PS y FA en la Convención se negaron a modificar. Todavía tenemos presos de la revuelta, y mucha impunidad por los crímenes cometidos.
Las dos derechas entregaron su relato
Las derechas ganaron ampliamente el Plebiscito pero sobre la base de entregar su relato. Después décadas de aferrarse a la Constitución del 80, reconociendo que se necesita una nueva Constitución. Esto puede ser una huida hacia adelante.
La opción que ganó en el plebiscito fue rechazar la propuesta de nueva Constitución y la mantención de la Constitución del 80. Eso es lo legal, pero todos reconocen que no tiene viabilidad política, la Constitución de la dictadura ha perdido completamente legitimidad, en este sentido está muerta aunque jurídicamente sigue vigente por ahora. Incluso la mayoría de las fuerzas de la derecha y la ex Concertación que promovieron el Rechazo dicen que el proceso constituyente debe reiniciarse según la fuerzas de derecha y de la ex Concertación partidarias del Rechazo. Si se considera que por treinta años esos sectores se negaron a reemplazar la Constitución de la dictadura, y se limitaron a hacerle cambios que no modificaron nunca el Estado subsidiario, su carácter neoliberal, es una derrota para ellos que para su campaña por el Rechazo no reivindicaban como han hecho por tres décadas el discurso de defensa del texto de 1980, por el contrario llamaban a votar Rechazo para elaborar una nueva Carta Magna que dejara satisfechos a todos. Por eso puede decirse que a pesar del triunfo aplastante del Rechazo los sectores más conservadores no han ganado del todo, en los últimos años Chile ha pasado por una revolución cultural y social que no se borrará por el plebiscito, y eso retornara como un bumerán contra la burguesía y su descompuesta casta política. Nuestro país cambio, y hay cosas en que no habrá marcha atrás.
Si nuevamente las dos derechas se emborrachan con su triunfo, no entenderán el malestar de la sociedad, el cansancio con los abusos, la desigualdad social record en nuestro continente y conseguirá la inestabilidad permanente, ese abismo que siempre les ha provocado pánico y al que sin embargo parecen convocar.
No está claro como se reiniciará el proceso constituyente. Esta vez la casta política, sin duda, intentará asegurarse incluso más que antes de impedir la expresión de la soberanía popular. Para nosotros en el campo del pueblo trabajador, la lucha por una nueva Constitución seguirá en el centro, para acabar con el Estado subsidiario y el capitalismo neoliberal, y abrir camino hacia políticas públicas de carácter socialista, nacional y popular. Lo que no hicieron en más de treinta años no creemos que lo hagan ahora por propia voluntad. Todas las presiones y conflictos mezquinos volverán a aflorar una vez que crean que el peligro pasó. Por eso hay que reponer nuestras fuerzas y el estado de ánimo de esta derrota para reasumir la presión social.
La revuelta popular nunca fue derrotada
Es importante subrayar que lo que permitió desbloquear el camino hacia una nueva Constitución fue la revuelta popular, que nunca fue derrotada a pesar de la represión criminal, entró en reflujo debido al pacto del Congreso del 15 de noviembre y la llegada de la pandemia de Covid.
Nuestro mayor problema es que no construimos una alternativa político social bien reconocida e implantada en barrios y lugares de trabajo o estudio, con activistas capaces de conversar con colegas y vecinos, desmontar las campañas de falsedades, impulsar y sostener los estados de opinión anti sistémicos. Construir esa nueva representación política del pueblo trabajador, así como los otros sectores oprimidos o abusados. Ese es nuestro desafío.
Si la disputa comunicacional sigue limitada para los sectores más pobres y despolitizados de la población en la información de la televisión abierta totalmente controlada por los reaccionarios o en los anuncios pagados en internet estamos condenado a repetir fracasos, por ello hay que desarrollar nuestros propios medios comunitarios, usar más eficientemente las redes ciberneticas y las redes sociales humanas que son irremplazables.
Algunas razones para una derrota anunciada
El esfuerzo para desprestigiar la Convención Constitucional comenzó desde antes de su instalación: las fake news, las falsedades y las mentiras descaradas fueron constantes. Pero no se podía esperar «juego limpio» de una clase dominante que no ha vacilado en dar golpes de Estado y cometer masacres para defender sus intereses. La Convención por el contrario fue muy poco eficiente para dar a conocer sus avances, y finalmente su propuesta de nueva Constitución.
En el plebiscito de entrada el voto era voluntario, en cambio en el plebiscito de salida el sufragio era obligatorio. De hecho el número de votos rompió toda la participación previa. El voto del pueblo despolitizado, no movilizado fue decisivo.
Un referendum sobre el gobierno de Boric
Por otro lado votar Apruebo a muchos les parecía una suerte de referendum, se confundía con votar a favor del gobierno de Boric que ya no es popular, según los sondeos conserva solo un tercio de apoyo ciudadano. Especialmente porque no han cumplido las amplias expectativas cuando Boric y su coalición ganó el gobierno, la situación económica mundial exigen medidas de política pública permanente que el gobierno, débil y permanentemente buscando demostrar madurez a la burguesía. Solamente hacia el final de la campaña el gobierno impulsó el fin del copago para los sectores de menos ingresos en salud y relanzó el proyecto de 40 horas laborales, además se opusieron al retiro de fondos de AFP. El gobierno de Boric, es un ejecutivo débil que ha aparecido más preocupado de dar buen examen de madurez que de afrontar rápidamente los grandes problemas que enfrenta al día a día la población pobre y despolitizada.
La amplia derrota en el plebiscito con 62% de los votantes resulta frustrante especialmente porque hace poco más de un año la oposición a la Constitución del 80 la opción Apruebo nueva Constitución de entrada llegó al 78%, y que esta fuera redactada por una Convención completamente electa por voto universal, con paridad de género y representación de los pueblos originarios. Posteriormente en la elección de convencionales, el rechazo a las cúpulas políticas tradicionales arrasó en la elección a la Convención Constitucional, que se llenó de mujeres e independientes de izquierda. Sin embargo se echó de menos un proyecto común de país, fue la suma de muchas agendas de identidad parciales.
No a la recuperación del Cobre
Uno de los grandes debes de la convención fue que no aprobó la recuperación del cobre y otras riquezas básicas. Eso sembró muchas dudas que la derecha incrementó sobre de qué manera se iban a financiar los derechos sociales incluidos en Constitución prevista. Además permanentemente las dos derechas se presentaron como garantes de la patria y sus símbolos. La recuperación de nuestras riquezas naturales a las que ellos se oponen además de permitirnos proyectar un nuevo modelo de desarrollo social, hubiera desenmascarado el carácter anti nacional de las fuerzas conservadoras y la burguesía en Chile y su falso patriotismo.
Cierres de campaña del Rechazo y celebraciones
Los cierres de campaña del Rechazo fueron pobrísimos, sin capacidad de movilizar masas, por el contrario los del Apruebo en muchas partes fueron gigantes. Después del amplio triunfo del rechazo en todo el país no hubo prácticamente ninguna celebración. Por otro lado la gente «linda» que vota conservador no gusta de las muchedumbres.
Una nueva revuelta social, acompañada también por el pueblo que votó rechazo, es ahora muy probable, no mañana por supuesto pero recordemos el triunfalismo de la derecha tras la amplia victoria de Piñera en su último gobierno, del propio Piñera incapaz de reconocer el descontento en ascenso que sus propios asesores, posteriormente despedidos, le advertían. Mientras insistía en un Chile distinto al resto de América Latina, un «oasis de tranquilidad».
Tenemos una crisis económica y social, global, en desarrollo. Nuestra élite no es capaz de responder a las principales necesidades y aspiraciones del grueso de la población en un contexto recesivo mundial que pinta mal. El gobierno de Boric de por sí débil quedará en peor pie ahora, y tomará más el salvavidas de plomo de los restos de la Concertación, es decir se derechizará más aún.
Peligro de ascenso de la ultraderecha
No podemos desconocer que el voto del rechazo tiene componentes racistas, xenófobos, misóginos y de miedo al futuro y al cambio. En la situación muy difícil que se aproxima, de inestabilidad, de caída del empleo o el aumento de la informalidad, tenemos el caldo de cultivo para el populismo de extrema derecha, como ya hemos visto en Brasil con Bolsonaro o en EEUU con Trump. El malestar social, se traducirá en el ascenso de la ultraderecha que nos parece inminente. Será facilitado por la debilidad de Boric, y su gobierno pleno de vacilaciones. Lo único que puede poner coto a este peligroso desarrollo es el surgimiento de una alternativa de izquierda con un amplio despliegue social y un programa claro.
La voluntad del pueblo debe ser respetada.
No a la cocina de los políticos descompuestos del Congreso
Por por Celso Calfullan werken rojo 7 septiembre, 2022
La voluntad del pueblo debe ser respetada
El domingo 4 de septiembre la mayoría de la población 61% voto en contra del borrador de una nueva constitución, lo que corresponde ahora es escribir un nuevo borrador.
En la elección anterior 78% voto a favor de terminar con la constitución de los asesinos de la derecha y los milicos y esta decisión del pueblo que sigue plenamente vigente hoy también debe ser respetada.
En la elección anterior también se decidió mayoritariamente (80%) que la nueva constitución no podía ser escrita por los parlamentarios, ni la casta política corrupta que tenemos en Chile, por lo tanto tampoco puede ser redactada por una “comisión de expertos” que sea designada por el Parlamento de espaldas al pueblo.
La soberanía radica en el pueblo, no en la casta política corrupta que tenemos en este país, por ningún motivo podemos seguir aceptando las sucias cocinas de los partidos.