Por Cecilia Vercellino
Es necesario analizar la batalla que se dio en el marco de la ofensiva contra los sindicatos en general, pero en particular contra los sindicatos de la educación pública para así poder dimensionar la victoria obtenida..
Una parte del tema se da con la Ley de Urgente Consideración (LUC), en la que se profundiza el recorte en democracia y participación de docentes y estudiantes. Es por la LUC que solo votamos por dos consejeros en el CODICEN de la Anep, la LUC recorta solamente aquellos ámbitos de participación donde los sindicatos teníamos plena representación.
Y otra parte del tema se da en el día a día, con la persecución y censura permanente que sufren docentes, militantes y dirigentes, en todos los planos.
Desde los ataques hacia los profesores de San José -donde el respaldo a ellos y al sindicato en esta pasada elección fue de un contundente 6 a 1- hasta el circo de la investigadora en el parlamento, donde se recrea lo único en lo que ellos creen que es “el mejor sindicato es el que no existe”, volviendo así a la era prevareliana en la enseñanza.
Esta etapa reciente estuvo plagada de prohibiciones y censuras que van desde no permitir a los candidatos a consejeros ingresar a los lugares de trabajo para hablar en las salas docentes con sus colegas, hasta prohibirl a los compañeros de AFUTU concurrir a su congreso utilizando las horas sindicales,(que si no están para esas cosas no sabemos para qué están). Y al estilo de estos ejemplos hay una larga lista de atropellos y represiones sistemáticas.
Durante la elección, vimos desde diputados hacer campaña, hasta un ejército de rentados en los lugares de votación mintiendo a docentes diciendo “vota la lista 4 (la de Robert Silva) para cambiar el CODICEN” o “para mejorar el CODICEN”. Lista por la que siendo presidente de la ANEP el propio Robert Silva hizo campaña en redes. Y aún así obtuvo tan solo 3400 votos. Los gremios de la enseñanza obtuvimos 18080 votos. El respaldo a las listas sindicales fue en todo el país. No hay un solo departamento en donde las listas sindicales no hayamos tenido un gran respaldo. El que fuera consejero por los docentes, aunque no por la lista sindical, e integrante de un partido oficialista que recorta la participación de los mismos, quedó sin respaldo social en tan breve período de administración.
Los docentes y la sociedad toda están sufriendo y padeciendo al gobierno de los “malla oro” en el cual no hay lugar para la movilización y la crítica.
No solo no somos ajenos a la crisis que provoca este gobierno, sino que estamos en el centro del ataque, y claro que somos parte del problema, cuando lo que se pretende es destruir la educación pública, vaciarla de recursos y de sentido. Para poder avanzar en su proyecto necesitan destruir a los sindicatos, de ahí la intención de desprestigiarnos y responsabilizarnos de todos sus desastres.
Las y los trabajadores organizados vamos a cambiar la historia.
Hay que seguir en este camino, votando por el SÍ para anular los 135 artículos de la LUC.
¡Obreros y estudiantes, unidos y adelante!
¡Arriba los y las que luchan!