Entrevista con Gerardo Rodríguez dirigente nacional de la Federación ANCAP
El novelón de ANCAP y una visión que vierte Claridad sobre el tema
“Es gente de la Refinería” suele decirse entre los funcionarios de ANCAP, recurriendo a un sobrentendido que sintetiza muchas cosas y ahorra el esfuerzo de explicarlas. Se trata de algo especial. Nuestro entrevistado, Gerardo Rodríguez, integra ese grupo, es de allí. Trabaja en la Refinería de La Teja desde 1994 y es un curtido militante sindical. Supo ser el vicepresidente del sindicato y también el secretario general. En la actualidad es dirigente nacional de la Federación Ancap. De hablar sereno, meditado, transmite su pensamiento de manera ordenada, con convicción y firmeza. Con él dialogó Claridad en los siguientes términos:
Claridad - Se escucha, cada vez con mayor insistencia, que estamos inmersos en un proceso de privatización de servicios y actividades de los entes públicos y, entre ellos ANCAP, con mayor énfasis. ¿No hay algo de exageración en ello o usted cree que es así?
Gerardo Rodríguez – No hay exageración: es cierto. Absolutamente. Mire, luego de la crisis de ANCAP, la inestabilidad institucional del ente y la intervención del gobierno a través del MEF, OPP y el MIEM, se instaló en ANCAP un directorio integrado por tecnócratas que puso en práctica una enorme reestructura, con un criterio puramente economicista, que hiere de muerte la esencia de ANCAP y su rol estratégico en el desarrollo social, productivo y económico del país.
En estos momentos se está llevando adelante la privatización del servicio de abastecimiento de combustibles al litoral y norte del país mediante el desmantelamiento de nuestra flota marítima, área productiva estratégica para garantizar la autonomía de nuestra logística. A través de una licitación internacional, ANCAP se apresta a entregar al capital privado sea nacional o transnacional, una actividad estratégica del Ente.
C.- Esta política que usted señala, ¿cuándo comienza, cuáles son sus orígenes y, sobretodo, a qué causas responde?
GR.- Para entender la realidad actual de ANCAP, se debe comprender lo que sucedió en el Ente a partir de los gobiernos neoliberales y en la posterior era progresista.
A comienzos de la década de los 90 América Latina inició un proceso de privatización de las empresas públicas al influjo de las propuestas del Consenso de Washington y las recomendaciones de los organismos internacionales; acciones impedidas en Uruguay, gracias a la enorme conciencia del pueblo que evitó, mediante el mecanismo de los plebiscitos de 1992 y 2003, que se entregara a las multinacionales la soberanía energética del país, protagonizando enormes victorias populares. No obstante ello, los diferentes gobiernos de turno “prepararon a ANCAP para su privatización a través del mecanismo de la ausencia de inversiones”.
Cuando comienza la llamada “era progresista” era imprescindible realizar importantes inversiones, al menos en tres áreas estratégicas para reposicionar el Ente.
C.- ¿Recuerda cuáles eran esas áreas?
GR.- Por un lado la planta desulfurizadora (proceso a través del cual se extrae el azufre de los combustibles), con el cual se cumplen dos objetivos: por un lado mejorar la calidad de los combustibles, equiparándolos con los estándares internacionales de calidad, y aquí es importante señalar, remarcar, que si esta inversión no se realizaba, ANCAP debía cerrar.
El otro valor agregado de dicha inversión es la mejora del medio ya que con la desulfurizadora ANCAP extrae de los combustibles más de 5 toneladas diarias de azufre que antes se volcaban al ambiente a través de los escapes de los automóviles. Y es importante aclarar que esta inversión, de más de 400 millones de dólares, no tiene un retorno económico, ya que el precio de los combustibles no sufrió variaciones, sino que tiene un retorno medio ambiental y de mejora de los combustibles, que permitieron al país externalidades tales como la recaudación de impuestos por la importación de autos de alta gama, etc.
Otra inversión importante tiene que ver con los biocombustibles, un proyecto social que permitió transformar la realidad de Bella Unión, que aunque hoy nos encontramos lejos de lo ideal, todos recordarán las indignas condiciones de vida de los pobladores de la zona durante los primeros años del siglo.
Este proyecto se expandió y hoy ha generado más de 4000 puestos de trabajo entre directos e indirectos.
La otra inversión significativa fue en la industria cementera, la cual era y es imprescindible para el desarrollo industrial. Uruguay tiene reservas naturales de piedra caliza estimadas en 9 mil millones de dólares, lo cual equivale a aproximadamente 100 años de producción, y para su industrialización era necesario realizar una actualización tecnológica fundamental, ya que estas plantas pasaron más de 40 años sin inversión alguna y prácticamente estaban impedidas de operar.
Pero esta inversión quedó inconclusa: ANCAP compró un horno para instalar en Paysandú y aún no lo ha hecho, la instalación de este horno es fundamental porque nos permitiría aumentar la producción a más del doble, y a su vez, bajar considerablemente los costos de producción, aumentando de este modo la competitividad.
Estas inversiones superiores a los mil millones de dólares eran imprescindibles, y en el año 2007 se resolvió realizarlas, pero durante la discusión de su financiamiento, emergieron las contradicciones en el seno del gobierno con respecto al rol que debe jugar ANCAP en el desarrollo nacional.
Todos hablan de la mala gestión de ANCAP, que es real, pero eso no deja de ser sólo una parte de la historia, muy pocos hacen referencia a la causa fundamental que prefiguró la peor crisis de ANCAP en su historia.
Sin lugar a dudas esa causa fue la decisión sobre el financiamiento de las imprescindibles inversiones en el Ente que, en lugar de realizar la inversión pública con fondos del estado, o buena parte de ellas, resolvió financiar la totalidad del plan estratégico, sobre la base del endeudamiento, utilizando la herramienta de la compra de crudo a Venezuela, la cual se pagaba el 75 % al contado y el 25 % restante financiado a 15 años en condiciones muy ventajosas, pero sentando las bases del descalabro económico del Ente, ya que, mientras por un lado se cambió sustancialmente la relación activo-pasivo, dejándola en niveles muy desfavorables, por otro lado, fundamentalmente, se generó una dependencia muy riesgosa del tipo de cambio, ya que la deuda se generó en dólares.
C.- Es realmente extraño. ¿A qué atribuye esa decisión tan perjudicial para ANCAP?
GR.- Indudablemente no fue una decisión consensuada; ella fue el resultado de una lucha de poder en el seno del gobierno, donde se expresan concepciones ideológicas contrapuestas, al menos en lo que refiere al rol de ANCAP y la gestión de la política de los combustibles, la postura que primó fue la del equipo económico.
No se debe olvidar que el contador Astori fue el principal redactor de la ley de asociación de ANCAP que finalmente se aprobó en diciembre de 2011, su concepción ideológica defiende una inserción internacional que está asociada al modo de producción global, un modelo de desarrollo de absoluta dependencia para nuestro país. Para ello Ancap debe organizarse para funcionar en el marco de los tratados de libre comercio, que, como se sabe, son negociados por los lobby políticos de las multinacionales y para quienes las empresas públicas son intereses a conquistar. Obviamente, para ellos, es inadmisible un monopolio estatal de los combustibles.
C.- Entonces, ¿usted cree que la situación de ANCAP fue premeditada?
GR.- Yo analizó los hechos concretos. La realidad indica que la decisión del financiamiento de las inversiones en ANCAP prefiguraron las condiciones de la crisis, la capitalización de ANCAP debió hacerse en el momento de iniciar la inversión y no cuando se hizo, eso desembocó en un enorme desprestigio del Ente, se instaló en el imaginario social la idea de que “se afanaron todo”, o que la “culpa de todo es de la mala gestión”, y eso esconde la parte fundamental de la realidad. Por supuesto que se puede hablar de mala gestión en muchos aspectos, pero la causa fundamental de la crisis de ANCAP, sin ninguna duda, es responsabilidad de la política macro-económica.
Cuando Noam Chomsky habla de 10 Estrategias de Manipulación Masiva hace referencia a que una de ellas es la de crear un problema, esperar la reacción de la gente y aparecer con la solución (problema-reacción-solución), utilizado cuando se quieren tomar resoluciones impopulares. Eso es evidente, por ejemplo, cuando quieren privatizar una empresa pública e intencionalmente desmejoran su servicio.
En este caso se generó el problema, se instaló en la sociedad el relato que generó desprestigio y erosión de la imagen de ANCAP, y ahora aparecen con la “solución”, que no es otra que la privatización de ANCAP.
Es evidente el sentido de pertenencia que tiene la sociedad uruguaya con las empresas públicas, había que romper ese obstáculo insalvable y lo consiguieron.
C.- ¿Tiene idea de cuál es la forma de resistir este empuje privatizador?
GR.- Entiendo que es a través de la lucha y la movilizaciónde la clase obrera organizada. La Federación Ancap va a defender en la calle, la voluntad del pueblo uruguayo de mantener a ANCAP ESTATAL y PÚBLICA, con la gente, con el movimiento popular, fortaleciendo la acumulación histórica de la izquierda y la lucha organizada del bloque social y político que defiende los intereses populares.
C.- ¿Considera importante lo que pueda suceder en las próximas elecciones nacionales para que ANCAP supere la crisis y se transforme en motor de desarrollo?
GR.- Está claro que si gana la derecha ANCAP desaparece. El Partido Nacional en su plataforma programática propone la caída del monopolio y la libre importación de combustibles, por lo tanto, la primer condición es que gane el FA, pero si de algo estamos convencidos es que con eso no alcanza, la segunda condición, es la imperiosa necesidad que el Frente Amplio recobre su histórica identidad de izquierda.*