Escribe: Garabed Arakelian
Suele afirmarse que en el Uruguay hay conciencia y estamos todos juntos para luchar contra el coronavirus. Pero si se advierten los traslados turísticos de Montevideo hacia el resto del país y el embotellamiento en los peajes al inicio de la Semana de Turismo, se advierte que escasea, eso que se llama conciencia. Aunque, para compensar, por otro lado tenemos ejemplos formidables de hombres y mujeres que integran ese colectivo que llamamos personal de la salud que merecen el reconocimiento de todos.
Y también cabe destacar la capacidad creativa de todos aquellos que en brevísimos días han aplicado su ingenio al aporte de medicamentos, procesos de investigación, procedimientos de análisis, generación de instrumentos, utensilios y herramientas para aplicar en esta lucha contra el flagelo y que, lamentablemente, pocas veces trascienden al conocimiento público.
En fin, pese a las decepciones que causan los irresponsables, existen ejemplos de sacrificio y solidaridad que provocan el sano orgullo de ser uruguayo.
No puede negarse que este flagelo que acosa a la humanidad entera también en el Uruguay se convertido en eje central del quehacer político, gubernamental y social. ¿Cómo transitamos por esta vía cuyo final aún no se vislumbra pero que con mayor o menor optimismo todos confiamos llegará a su final? No se sabe y afirmarlo sería arriesgado, pero si es necesario elaborar hipótesis y trabajar desde ya para ellas. Ya veremos a quienes asuman la responsabilidad de hacerlo y cómo se encaminan.
Este tema entonces, grave, importante que exige tratamiento urgente y global está instalado y nos impide ver el otro problema grave que la población también debe encarar, se trata de UPM 2, que se convertirá en un parteaguas dentro de la sociedad uruguaya a la que no podrán permanecer ajenos los partidos políticos.
UPM2 es un asunto polifacético que entraña numerosos aspectos, todos ellos importantes, que cambiará la fisonomía de la sociedad, incidirá en las expresiones culturales y modificará el ser nacional.
Antes de que comience a funcionar esta planta de celulosa, el Uruguay ya será otro por que se trastocarán valores que serán remplazados por otros más pedestres y más “al tono” con las relaciones internacionales particularmente empresariales
Los técnicos que están empeñados en esta justa lucha y que vienen asestando, desde el comienzo duros golpes a este proyecto, han afinado su cuerpo argumental y no hay aspecto que haya quedado fuera de su singular mirada. Pero el encare integral de los efectos de este proyecto sobre el porvenir del Uruguay es el punto que aún, y logicamente, falta analizar y desarrollar.
Ambos temas: UPM2 y corona virus, con sus complejidades y posibles consecuencia, deben ser analizados porque, como hay quienes anticipan que después del coronavirus Uruguay ya no será el mismo, también puede afirmarse que tampoco será el mismo con UPM2.
Atender ambas plagas, combatirlas y extirparlas tratándolas al unísono es lo que corresponde. No cabe priorizar una u otra. Son las dos que están socavando nuestra soberanía. Si bien el virus exige tratamiento urgente para preservar la vida, ella se muestra esencial para enfrentar a UPM. Y esta última será presencia permanente si el pueblo no salva su dignidad.
De modo que debemos vencer al virus para poder enfrentar con fortaleza a la multinacional y la realidad nos impone que no se deba atender a una primero y luego a la otra. La realidad nos exige oponernos, luchar y derrotar a ambas. Ya es, una lucha en dos grandes frentes y una cantidad de combates locales. Por eso se requiere tener objetivos claros conocidos por todos y coincidentes en su logro.