Muchas manos en el plato y los porotos no alcanzan

La columna disconforme, fastidiada e insumisa…

 

Escribe: Garabed Arakelian

Muchas manos en el plato y los porotos no alcanzan

“El pescado empieza a pudrirse desde la cabeza”, dijo mi abuela en torno a la mesa familiar y mi padre asintió. Yo andaba entre los diez u once años de edad y no entendí cuál era el significado de esa afirmación.

aunque me dí cuenta que no se  trataba de la cocina. Pero quedó en el recuerdo, y en una instancia similar, años más tarde, mi padre repitió esas palabras y yo, algo más crecido, le pregunté: - ¿Y si ya está podrido?. – “Entonces se corta la cabeza, para salvar lo que se puede”, me respondió, mirándome con picardía.

Mi madre, ajena a la intencionalidad del juego con mi “viejo”, intervino para explicar que en la cocina se hacía eso: “se separa lo que no sirve, lo malo, lo que está pasado y puede afectar al resto, a fin de aprovechar lo bueno y sano”.

No sé porque extraña asociación de ideas este tema me vino a la mente en estos días, e incentivado por la curiosidad  busqué y encontré recetas en base a pescado. Y en particular uno que, sin ser novedoso, discurre alrededor del clásico “chupín” con veleidades de plato gourmet, para desembarcar en algo que aúna lo tradicional con una nota distintiva: “Guiso de pescado con porotos”.

Algo bien recomendable para estos días de frío intenso”, pensé para mis adentros, pero no pude evitar aquella otra imagen de mis tiempos adolescentes y vincularla con la poroteada, dicho con todo respeto, que congregó a algunos dirigentes del Frente Amplio, sobreponiéndose a la menguada “locura celeste” que acompañó las instancias definitorias del Campeonato FIFA 2018. Es que en el FA comenzaron las prácticas de calentamiento para las  pre-candidaturas, candidaturas, elecciones internas y después la final en las elecciones de 2019.

 

Se debe conservar la elegancia

Peregrinar a la quinta del caudillo no es una práctica del FA, hasta ahora por lo menos. No fue elegante la salida del Ministro de Economía, Danilo Astori, en ir hasta la chacra del senador Mujica a pedir autorización para postularse como candidato a la presidencia por el FA en las próximas elecciones.

Él, como pocos dentro del FA, conoce a Mujica. Han compartido muchas instancias políticas, de gobierno y partidarias en la interna frenteamplista. Se han permitido y arrancado –según la ocasión- muchas concesiones mutuas, de modo que ir a pedirle permiso y apoyo a Mujica, salteándose su propia interna y transformando la postulación en una iniciativa individual que se resuelve con otra  individualidad, es algo que choca con el concepto de democracia interna del FA.

Por su parte Mujica que no se destaca por ser elegante en ningún sentido, de inmediato difundió la visita, la aspiración del postulante, su veto en nombre propio y de los suyos y aclaró que, por más que la “barra” se lo pide, él no será candidato.

Delicado, Astori declaró después, que estaba “molesto” por la difusión de un hecho que no era, o no debía ser, de carácter público.

 

El sueño del candidato propio a costa de los demás

El senador Mujica no lo dice expresamente, pero da a entender con claridad que aún en el caso de no ser candidato a la presidencia él pondrá “su” candidato. No es el candidato de su agrupamiento: es “su” candidato personal. Al que elogia no por virtudes que tiene o puede tener para el ejercicio de la presidencia, sino porque es “independiente”. 

De modo que el criterio de elección para los candidatos del FA, en versión del senador Mujica, después que él ocupó y ocupa los cargos a los que llegó siendo referente sectorial, ya no sirve. Renovador, introduce transgénicos y así, la carrera política dentro del Frente se abre para los “independientes”. Esa es la versión “light” de la militancia que ahora propicia como campaña personal.

Los organismos de análisis, discusión, propuesta y decisión de la coalición quedan sustituidos por este procedimiento –que no merece adjetivos elegantes- y que se burla de todo el trabajoso andamiaje de la democracia interna.

 Si cuando un órgano constituido y aceptado para la estructura de funcionamiento del Frente, “secuestra la democracia”, porque puede votar algo que no le gusta a algunos sectores ¿qué pasa cuando individuos y grupos saltan por encima de los procedimientos establecidos y por sí y ante sí, públicamente, y eso no les da mérito ni vigor sino lo contrario, deciden quién va o quién nó, a la postulación como candidato presidencial?

“Yo tengo mi candidato”, dijo el senador Mujica, como quien tiene el dato ganador para una competencia hípica. Cualquiera, no solo él, puede tener un candidato y cualquiera lo puede comentar públicamente, pero el senador no es cualquiera y él lo sabe. No es el único, pero es de aquellos que, por su representatividad, no debe pecar de bocabierta y fomentar la confusión.

Porque está claro que no solo promueve candidatos, sino que veta otros. ¿Qué derecho tiene a ocupar el centro del escenario y pasar por encima de personas y organizaciones y decir este sí y este otro no?

 

El Frente soy yo 

El senador no tiene reparos en sacrificar personas. En un acto de soberbia monárquica despreció, desconoció otras candidaturas ya existentes o que aspiran a ella por los canales dispuestos dentro de la organización, y fue a ofrecer algo como si fuera posesión personal. ¡Vamos! que con los discursos que gasta hablando de humildad, le vendría bien refrenar esos impulsos de creerse “el rey Sol”.

Pero el senador Mujica es como el veinteañero que le quita el vehículo a su progenitor y sale a hacer travesuras por ahí y luego pide que las cuentas de los destrozos se la manden a su padre. En este caso el que banca es el Frente.

Y esto no es palabra vana: Semproni, de León, el otro Mujica, R.Fernando Sendic,-y otros muchos puntos que la oposición se encarga de registrar y tirar sobre el tapete- son cuentas que le ha cargado a la mochila del Frente. Cuando se acumulan tantos fracasos y desaciertos es prudente ser más recatado. ¿Cómo se puede confiar en las propuestas que hace alguien que es responsable de aquellos y de estos desvaríos?

Sin entrar a juzgar si el candidato que propone es bueno o no, ya se sabe de antemano que legalmente está inhabilitado. Ya se sabe y se discute. Por lo tanto será una candidatura conflictiva, controversial. Introducirá en el Frente un nuevo elemento de disturbio y de distracción. Habrá discusión interna y externa. Y es posible que su candidato se quede en la línea de largada.

Y, si por estas dificultades señaladas, no sale la propuesta que trae el senador, no hay que desanimarse, pues siempre se puede hacer un sacrificio más y es posible que en el marco de alguna otra cita gastronómica o a la sombra de algún quincho, se le escuche decir: “yo no quería, pero la barra me lo exige, y como te digo una cosa te digo la otra, acepto ser candidato”. Es cuestión de esperar un poco. Las veleidades toman vuelos impredecibles.

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Se supo tarde lo del proceso de descomposición del pescado. Pero, previsores, solo comieron porotos.*