David Rabinovich
Premisas. El liberalismo es un relato épico. Difiere de la ética del socialismo y de la estética del anarquismo. El héroe liberal pelea, chequera en mano, por su libertad personal. Conquistar y ‘tener’ cada vez más, es la expresión de esa realización individual. Se deleita en su soledad de gladiador rodeado de fieras hambrientas. El socialista frugal, honesto y solidario sueña en sociedad, pelea en grupo, comparte y reparte la esperanza de un futuro mejor. Uno más entre iguales, el anarco es solidario y cooperativo. Pero indomable rebelde, es reacio a todo orden jurídico que no sea un pacto libremente aceptado. La ética y la estética pueden llevarse bien en este caso.
Sociedad capitalista. No satisface al liberal que ‘aspiraría’a puntos de partida similares para hacer de la competencia justa y de la meritocracia una jerarquización aceptable. La rechaza el socialista cuya sed de justicia e igualdad no puede ser saciada jamás en este ecosistema salvaje. Repugna al ácrata en tanto su esencia es la imposición de la propiedad privada y la consiguiente supresión de toda actividad que se le oponga.
Párrafo aparte para los conservadores. El “conservadurismo” caracteriza a las ideologías obsesivas con la conservación de las instituciones sociales existentes. Se aferra a conceptos abstractos como “nación” o “patria” y a estructuras rígidas y jerarquizadas como la religión o el patriarcado. Los conservadores suelen tener una visión del ser humano y de la sociedad que defienden como “natural”.
El sistema capitalista se resquebraja víctima de sus propias y múltiples contradicciones internas. De esa descomposición surge un sentimiento dominante y excluyente. ‘la inseguridad’. Contra ese sentimiento y las realidades que le dan sustento se ensayan las más diversas recetas. Cada ‘receta’ está inspirada en la filosofía que anima a quienes la ensayan. Lo cierto y concreto es que ninguna receta funciona ni funcionará, si la velocidad a la que el sistema genera pobreza y marginación no cesa de incrementarse. ¿El problema de fondo es la pobreza? ¡No! Porque si se repartiera habría para todos y todas. Los gastos militares, la comida que se tira, los recursos que se desechan… Alcanzan y sobra para atender todas las necesidades básicas. Pero nada es suficiente para atender la carrera consumista que genera la cultura dominante. Sin cambiar el sistema, las opciones son pocas y malas. El camino de definir un “ellos” y un “nosotros” es, además de peligroso, inconducente. La guerra contra los pobres no debe sustituir el combate a la pobreza. Un mundo organizado que incluya a todos y a todas es una utopía sí, que nos sirve para caminar, como dijo Galeano.
Liberalismo conservador. Es la derecha de la ideología liberal. ¿De qué hablamos en realidad cuando usamos términos como liberal o conservador?2 Liberales y conservadores, que se enfrentaron históricamente, profesan filosofías que se oponen en muchos aspectos.Pero se confunden, en la vida común actual, porque es frecuente verlos asociados en los mismos individuos y movimientos políticos. Así el Ruralismo de Benito Nardone, Chicotazo, coincide en algunos aspectos políticos, económicos, sociales y culturales con los hoy ‘auto convocados’ de “Un solo Uruguay”.
Hasta el término “liberalismo” resulta confuso. Desde el punto de vista económico el liberalismo defiende la no intervención del Estado en los mercados y desde el punto de vista político, para un estadounidense, es sinónimo de progresismo. Desde nuestra visión, hoy, incluye la alianza entre los partidarios del libre mercado, los conservadores y los aparatos estatales. Se contrapone a la defensa de los derechos individuales, a la igualdad entre personas nacidas en distintas clases sociales o la libertad de opinión, aspectos fundamentales para el liberalismo clásico. Pero todas las corrientes del pensamiento liberal defienden la propiedad privada por encima de la pública.
Los liberales creen en el Estado mínimo, sin casi injerencias en el funcionamiento de la sociedad, defienden la democracia y la igualdad expresada en el derecho a voto. Los conservadores sienten un rechazo aún mayor frente del Estado, defienden la estructura de clases y no logran disimular sus tendencias oligárquicas.1 Jugar con el sentido de las palabras ¿puede ocultar la esencia del pensamiento? “La democracia es democracia porque es liberal”, sostiene Heber Gatto (PI) descalificando de un plumazo, todo intento de construir una democracia basada en la solidaridad y no en la competencia. En la cooperación más que en el mercado. Esa pretensión del liberalismo de presentarse como sinónimo de democracia, esconde la de ser ‘El fin de la historia’.
Intentemos precisar algunos conceptos.
Liberalismo. Doctrina política, económica y social, nacida a finales del siglo XVIII, que defiende la libertad del individuo y una intervención mínima del estado en la vida social y económica.
El conservador. Por definición es partidario de mantener los valores políticos, sociales y morales tradicionales y se opone a reformas o cambios radicales en la sociedad.
En sus orígenes el liberalismo era una fuerza transformadora, revolucionaria. Un conjunto de ideas que enarbolaba la burguesía, como banderas, en su lucha contra los privilegios de la nobleza, heredados por designio divino. Por otra parte, reconocíamos en el “liberal” la generosidad, el desprendimiento, la tolerancia y el respeto por las opiniones ajenas. En todo caso ‘liberales eran los de antes’; los neoliberales no exhiben esas virtudes. Más bien parecen portar las características contrarias.
Libertad.“Facultad natural que tiene el hombre de obrar de una manera o de otra, y de noobrar, por lo que es responsable de sus actos. En los sistemas democráticos, derecho de valor superior que asegura la libre determinación de las personas.”
Democracia.“Sistema político que defiende la soberanía del pueblo y el derecho del pueblo a elegir y controlar a sus gobernantes.” (RAE)
¿Qué libertad tenemos a merced de las inmisericordes leyes de los mercados? Volvemos a los fundamentos para repasar la Declaración Universal de los Derechos Humanos proclamada por las Naciones Unidas. Nunca mejor empleado aquello de “Del dicho al hecho hay largo trecho”. Inmensa grieta diría.
Historia. A fines de los ’50 “Nardone logró crear un movimiento gremial, social y político que nucleó a pequeños y medianos empresarios, a propietarios y arrendatarios, a los que concientizó y movilizó para acceder al poder e impulsar un programa que buscaba profundos cambios económicos. Fue endiosado por sus seguidores que, venciendo el individualismo, se agruparon en organizaciones locales y respondieron fielmente a sus convocatorias. Utilizó la mística del artiguismo para superar el bipartidismo.Los ruralistas arremetieron contra el estatismo, el intervencionismo, los subsidios y el sistema de cambios múltiples, entablando lo que llamaron “la batalla de la moneda”. Se encontraba vigente un sistema de diferencias cambiarias, que compraba los dólares de las exportaciones de lana a un precio más bajo, para así poder conceder divisas baratas a la industria. Sintieron que se les disminuía sus ingresos para subsidiar las importaciones que requería la actividad manufacturera. La consecuencia fue que el ruralismo enfrentó al modelo industrial sustitutivo de importaciones.Su propuesta fue radical: desmantelar el Estado batllista y encarar un nuevo proyecto de país. Fue partidario de liberalizar la economía, aboliendo los cambios múltiples e implantando un modelo de economía social de mercado que reconociese a la iniciativa privada. Su esquema productivo se centraba en la ganadería, que era la que aportaba los principales productos exportables. Abogaba por la eliminación de los impuestos al agro y por la concesión de créditos de fomento a la producción. Enjuició al latifundio, a aquellos que adquirían tierras como inversión, y ante los diversos modelos de reformas agrarias se pronunció por las propietaristas. Apoyaba la industrialización que no requería auxilio del Estado, a la industria que consumía materias primas producidas en el país. Respaldaba la nacionalización de la industria frigorífica. Entendía que los asalariados debían participar de las ganancias de las empresas. Sostenía la necesidad de difundir el cooperativismo, en particular el que involucraba a la intermediación de la producción agraria, cuyo precio sería fijado por Juntas sectoriales, (de Carne, de Lana, etc.). Las empresas estatales debían semiprivatizarse, transformarse en mixtas, permitiendo el acceso del capital particular.”2
En la entrevista a Raúl Jacob, se busca el hilo conductor entre el ruralismo de ayer (Nardone) y el de hoy (auto convocados). “Sin duda hay algunas similitudes, aunque es bueno recordar que “semejante” no es sinónimo de “igual”. Ambos movimientos han sabido utilizar la moderna tecnología (radio, redes sociales) para movilizar a individuos y familias dispersas en el amplio mundo rural. Las reivindicaciones de carácter económico son muy similares e intentan presionar al poder político (rebaja de impuestos, devaluación de la moneda, achicamiento del Estado, costo de la legislación social, mejor inserción internacional, etc.). Coinciden en una fuerte crítica a los políticos. Hay un sentimiento común de no sentirse comprendidos ni valorados como productores de los principales rubros exportables, de ser juzgados en base a prejuicios por quienes ignoran todo lo referido al agro. Se sienten agobiados por el centralismo montevideano. Comparten el rechazo a considerar en su discurso las diferencias existentes en el campo (la “familia rural” es una, sin fisuras).”
Hay, creo, otras similitudes que son al mismo tiempo diferencias. La lucha por el poder y el uso por parte de las oligarquías conservadoras de la legitimación que podía transferirles los apoyos de sectores medios y familias productoras marca una fuerte semejanza. Con diferencias históricas, claro. La presencia en el actual movimiento “ruralista” de empresarios que hacen su negocio trabajando para la producción o con la producción rural como consignatarios, los vendedores de insumos (semillas, plaguicidas, fertilizantes) o maquinarias, los proveedores de servicios y asesoramiento profesional, transportistas y algunos etcéteras. A lo que se suma sin mucho pudor sectores como los medios concentrados de comunicación (ANDEBU) o la Cámara Inmobiliaria de Maldonado.Y a todo lo anterior se superpone el más descarnado oportunismo político. Aunque digan que en política, como en los negocios y en el amor, todo vale… Vivimos la era de las posverdades. Una era en la que el liberalismo conservador se contrapone a un progresismo que para ampliar sus apoyos –para ganar elecciones- debe buscar amplios acuerdos. Acuerdos que a la luz de los hechos recientes aparecen cuestionados: El Partido de los Trabajadores con Temer, en Brasil; Rafael Correa con Lenin Moreno; Manuel López Obrador con los evangélicos, en México y en trámite.
Los hechos, los porfiados hechos, parecen señalar que debemos cuidar las palabras que usamos y cómo las usamos, para preservar la claridad de las ideas y cómo las concretamos.
1Fuente: https://psicologiaymente.net/social/diferencias-liberales-conservadores.
2https://www.hemisferioizquierdo.uy/ Entrevista al historiador Raúl Jacob.
Puede ser oportuno recordar que en el preámbulo de la Declaración de los Derechos Humanos dice: “Considerando que la libertad, la justicia y la paz en el mundo tienen por base el reconocimiento de la dignidad intrínseca y de los derechos iguales e inalienables de todos los miembros de la familia humana; Considerando que el desconocimiento y el menosprecio de los derechos humanos han originado actos de barbarie ultrajantes para la conciencia de la humanidad, y que se ha proclamado, como la aspiración más elevada del hombre, el advenimiento de un mundo en que los seres humanos, liberados del temor y de la miseria, disfruten de la libertad de palabra y de la libertad de creencias; Considerando esencial que los derechos humanos sean protegidos por un régimen de Derecho, a fin de que el hombre no se vea compelido al supremo recurso de la rebelión contra la tiranía y la opresión; Considerando también esencial promover el desarrollo de relaciones amistosas entre las naciones; Considerando que los pueblos de las Naciones Unidas han reafirmado en la Carta su fe en los derechos fundamentales del hombre, en la dignidad y el valor de la persona humana y en la igualdad de derechos de hombres y mujeres, y se han declarado resueltos a promover el progreso social y a elevar el nivel de vida dentro de un concepto más amplio de la libertad; Considerando que los Estados Miembros se han comprometido a asegurar, en cooperación con la Organización de las Naciones Unidas, el respeto universal y efectivo a los derechos y libertades fundamentales del hombre, y Considerando que una concepción común de estos derechos y libertades es de la mayor importancia para el pleno cumplimiento de dicho compromiso; LA ASAMBLEA GENERAL proclama la presente DECLARACIÓN UNIVERSAL DE DERECHOS HUMANOS como ideal común por el que todos los pueblos y naciones deben esforzarse, a fin de que tanto los individuos como las instituciones, inspirándose constantemente en ella, promuevan, mediante la enseñanza y la educación, el respeto a estos derechos y libertades, y aseguren, por medidas progresivas de carácter nacional e internacional, su reconocimiento y aplicación universales y efectivos, tanto entre los pueblos de los Estados Miembros como entre los de los territorios colocados bajo su jurisdicción.” |
Considerando que el desconocimiento y el menosprecio de los derechos humanos han originado actos de barbarie ultrajantes para la conciencia de la humanidad, y que se ha proclamado, como la aspiración más elevada del hombre, el advenimiento de un mundo en que los seres humanos, liberados del temor y de la miseria, disfruten de la libertad de palabra y de la libertad de creencias;
Considerando esencial que los derechos humanos sean protegidos por un régimen de Derecho, a fin de que el hombre no se vea compelido al supremo recurso de la rebelión contra la tiranía y la opresión;
Considerando también esencial promover el desarrollo de relaciones amistosas entre las naciones;
Considerando que los pueblos de las Naciones Unidas han reafirmado en la Carta su fe en los derechos fundamentales del hombre, en la dignidad y el valor de la persona humana y en la igualdad de derechos de hombres y mujeres, y se han declarado resueltos a promover el progreso social y a elevar el nivel de vida dentro de un concepto más amplio de la libertad;
Considerando que los Estados Miembros se han comprometido a asegurar, en cooperación con la Organización de las Naciones Unidas, el respeto universal y efectivo a los derechos y libertades fundamentales del hombre, y
Considerando que una concepción común de estos derechos y libertades es de la mayor importancia para el pleno cumplimiento de dicho compromiso;
LA ASAMBLEA GENERAL proclama la presente DECLARACIÓN UNIVERSAL DE DERECHOS HUMANOS como ideal común por el que todos los pueblos y naciones deben esforzarse, a fin de que tanto los individuos como las instituciones, inspirándose constantemente en ella, promuevan, mediante la enseñanza y la educación, el respeto a estos derechos y libertades, y aseguren, por medidas progresivas de carácter nacional e internacional, su reconocimiento y aplicación universales y efectivos, tanto entre los pueblos de los Estados Miembros como entre los de los territorios colocados bajo su jurisdicción.”