Un relato cero dato

“Cuando existen desigualdades, hay siempre alguien que se beneficia de ellas. Cuando existen abusos, hay siempre alguien que los comete. Unos y otros serán los principales adversarios de este gobierno y, sin duda, su más duro obstáculo.” (1)

David Rabinovich, primera quincena de Mayo.

 

Dificultades insalvables.  Si la atención de derechos y/o necesidades básicas dependen, por las ‘leyes’ del mercado, de la ‘rentabilidad’ que generen como inversión, nunca habrá soluciones. Las izquierdas ‘serias y responsables’, que no han sabido dar respuestas,  van a la catástrofe política por ese camino. Basta el ejemplo del Socialismo francés reducido a su mínima expresión electoral o el español, traicionando sus mejores tradiciones para aceptar el chantaje del reino de Marruecos y su ilegítima ocupación de los territorios del Sahara occidental. O los muchos ejemplos de progresismos latinoamericanos que, más temprano que tarde, encuentran el techo de lo posible dentro del sistema.

¿SON CONFIABLES LOS DATOS? ¿Cómo se cuentan los pobres? Se miran los ingresos y superados los $ 18.020 en Montevideo se es clase media; en el interior urbano bastan $ 11.900 para ‘salir de pobre’. Para ser contado como ‘clase media’ en la ruralidad oriental, apenas $ 8.100 de ingresos mensuales es suficiente.

Y los delitos ¿cómo se cuentan? En general por las denuncias que de ellos se hacen. Los muertos se cuentan fácil y con bastante precisión; pero los hurtos, las rapiñas, la violencia intrafamiliar, etc. si se desestimula las denuncias, - complicando el trámite, tratando mal al que denuncia, por ejemplo- las cifras de esos delitos bajan.

En el mundo de las cifras ‘estadísticas’ se mide bien el de los pobres y se subestima el de los ricos. Eso basta para reducir la desigualdad y es práctica común.

PERCEPCIONES. Pongamos como ejemplo esos octógonos negros que nos advierten si un alimento tiene exceso de grasas, sodio (sal) o azúcar. Se debatió hasta el cansancio, se prorrogó su entrada en vigencia hasta que un nuevo gobierno impuso nuevos y más permisivos límites. ¿Imponer sin diálogo está mal? El diálogo infinito como modo de impedir ¿está bien?

¡DERECHA, DERECH! (2)  Romper las normas de formalidad y corrección política permite, a la extrema derecha, presentar su discurso como liberado, honesto y auténtico. “Sin complejos”, diciendo “lo que otros no se atreven a decir, pero piensan”, y que los “cobardes” e “hipócritas políticos profesionales” (la “casta política” o la “derecha cobarde”) ocultan… Sostienen los “burkas ideológicos”.

El término ‘antisistema’ ha cambiado. Ahora pasa a expresar descontento con instituciones como el gobierno. Con cómo se gestionan los servicios públicos, con el Estado de bienestar y con todo lo que perciben como ‘progresista’. 

Las derechas radicales practican la filosofía de la sospecha mientras instalan el concepto de posverdad... No hay verdades absolutas sino una pluralidad de hechos alternativos: mi verdad, tu verdad. Manejan las teorías sobre la hegemonía y el discurso; por eso afirman: “la hegemonía progre pronto llegará a su fin”.

Se apropian del significado de ‘libertad’, para recuperarlo como un componente ultraconservador: el Estado no debe intervenir en la regulación de las actividades económicas… Ni siquiera en las políticas de salud durante una pandemia.

Está en disputa cuál se considera el grado de intervención apropiado y a qué dar prioridad: la vida o el mercado, los beneficios económicos o la salud pública, el bienestar de unos pocos o el bien común.

Libertad, igualdad, fraternidad, el lema de la República francesa fue enarbolado contra los gobiernos opresivos en el siglo XIX. Libertad en el ámbito de los derechos civiles y políticos. La libertad se refería a las libertades democráticas que se reivindicaban…  Se luchaba por la libertad de expresión, de asociación y de los presos políticos, amnistía y libertad… La libertad se vinculaba a la “justicia, la igualdad y el pluralismo político”. Hoy, las derechas reivindican otras libertades. Como elegir servicios públicos o privados: escuela, hospital, médico. Colocan al ‘comunismo’ (que es todo lo que les disgusta) como el enemigo y la libertad económica y de mercado, así como la propiedad privada, por encima de cualquier otro derecho.

Para eso proponen achicar el Estado, confiando en instituciones sociales tradicionales como la familia, la iglesia y la empresa. Tradición, familia y propiedad… Para las derechas el libre mercado es un imperativo moral y práctico, el Estado del bienestar un robo organizado y la ética igualitaria es moralmente condenable por ser destructiva para la propiedad y la autoridad social. Son un espacio en defensa de las libertades individuales en el que se rebajan los impuestos, los servicios públicos se ven adelgazados y se privatizan a través de lo que se llama cooperación público-privada, etc. Consideran esas acciones la base más sólida para garantizar las libertades individuales.

Hemos incorporado y naturalizado su discurso: superar metas, acumular competencias, títulos, destrezas y horas de trabajo; autoexplotarnos para sobrevivir en un mundo competitivo y  sentir esta explotación como una oportunidad. El objetivo último es aumentar nuestra productividad y la de las organizaciones para las que trabajamos. Como sujetos-empresa somos responsables en todos los planos de nuestra existencia, como pacientes, como estudiantes, como trabajadores, como personas.

La libertad es no contar con servicios públicos que protejan nuestras vidas y consiste en que se paguen los cuidados quienes tengan posibilidad para hacerlo en el sector privado.

URUGUAY. El pensamiento conservador, el espíritu reaccionario, construyó un relato poderoso. Tiene un fuerte pilar en el drama de los asentamientos que el progresismo no supo (no pudo) eliminar, aunque mejoró un montón de situaciones de forma notoria e importante. ¿El sistema margina más rápido que lo que ‘se puede’ atender con políticas sociales? Asentamiento cero prometieron en campaña electoral. También aseguraban que si ganaban los blancos: “Se acabó el aumento de los combustibles” y antes, pegotinearon sus vehículos con la consigna: “Gasoil sin impuestos”.

Bajar los delitos, como propósito compartido, es una promesa común a todo el espectro político y desde hace muchos años. Porque hace mucho que el delito crece. Pero el delito medra y prospera en las sociedades contemporáneas de la mano de la marginación social y los tráficos. Los negocios ilícitos han construido una poderosa red financiera para blanquear la plata mal habida… pero ¿quién se mete en serio con eso?

Se puede poner más ejemplos: educación, trabajo, salud, vivienda, seguridad social… Son muchos los ‘Debería ser diferente’ que alientan las campañas electorales, las promesas de las élites y las esperanzas populares. 

Hay dos aspectos sobre los que quiero llamar la atención: 1) La magnitud de los recursos necesarios para atender todas estas justas demandas y nobles propósitos. 2) El sistema impositivo que sería la base imprescindible y es la limitación objetiva para el cumplimiento de las promesas electorales. Tema aparte sería considerar las diferentes formas en que distintas alternativas afectan o benefician a los sectores de la sociedad según el nivel de la pirámide social que les corresponda.

“La cuestión (de la seguridad social) se discute en todo el mundo, con tensiones entre lo que se considera justo, lo que resulta económicamente sostenible y lo que es políticamente viable.” (3)

Por ahora las izquierdas no cuestionan a fondo si el capitalismo es justo, ambientalmente sostenible y políticamente viable en sus formas (más o menos) democráticas.

 

1 https://www.elmostrador.cl/noticias/pais/2022/04/27/los-30-anos-frente-a-frente-figuras-de-la-ex-concertacion-salen-a-neutralizar-criticas-a-la-cc-de-otros-ex-concertacion/

2 Cito de forma extensa –pero no siempre textual- “El discurso neoliberal conservador…” https://vientosur.info/el-discurso-neoliberal-conservador-y-su-lucha-por-el-poder-el-caso-de-ayuso/

3 https://ladiaria.com.uy/articulo/2022/5/apuntes-del-dia-peliaguda-reforma-de-la-seguridad-social/