La Huelga General de 1973 Más allá de recopilaciones

 

Por Víctor Bacchetta

Publicado en Brecha 13.04.2022. Tomado con autorización del autor

La excepcionalidad de la respuesta al golpe de Estado en Uruguay, las posiciones en juego, las fallas y los aciertos de la huelga, la relación entre los partidos políticos y los sindicatos, las condiciones del levantamiento y el proceso posterior.

Históricamente, la huelga general de 15 días contra el golpe de Estado del 27 de junio de 1973 fue la mayor movilización del pueblo uruguayo en defensa de la Constitución y las instituciones democráticas del país. En la historia contemporánea, las huelgas generales con una duración de 15 días o más han sido excepcionales. En el siglo XX fueron cuatro: en Francia en 1968 y 1995, en Polonia en 1980 y en Uruguay en 1973.

La huelga general del 13 al 30 de mayo de 1968 en Francia comenzó con una protesta estudiantil en la Universidad de Nanterre y la del 28 de noviembre al 21 de diciembre de 1995 se debió al rechazo de los funcionarios públicos a una reforma de la seguridad social. La huelga general del 14 al 31 de agosto de 1980 en Polonia se inició en los astilleros de Gdansk por el reclamo del derecho de organización sindical y de huelga.

Huelgas generales prolongadas como las mencionadas significan un gran sacrificio de los trabajadores y la población. Salvo algunos servicios básicos, se cortan las comunicaciones, el suministro de alimentos, de combustibles, etcétera. Por eso, más allá del factor detonante y el desenlace, estas huelgas solo ocurren si cuentan con un estado de conciencia colectivo a favor, es decir, causas muy sentidas por la gran mayoría de la población.

De ahí que no suelen comenzar con un único hecho o una sola convocatoria ni tener todos sus aspectos planificados con anticipación. Una movilización social de esta magnitud no es fácilmente controlable: atraviesa etapas de desarrollo con altos y bajos hasta su inevitable declinación. Pueden decaer por agotamiento o ser concluidas por las fuerzas sociales o políticas que tengan a esa altura la capacidad de dirigirlas.

Algunos atribuían los sucesos de 1980 en Polonia a agentes contrarrevolucionarios, pero unos infiltrados no pueden gestar, por si solos, una huelga de 10 millones de trabajadores, expuestos durante 17 días a privaciones y a una dura represión, si no existen condiciones sociales y políticas insostenibles. La huelga condujo al reconocimiento de Solidaridad, el primer sindicato independiente en los regímenes comunistas de entonces.

La rebelión en la escuela de sociología tampoco explica la movilización que paralizó Francia en 1968. La huelga pareció causar un vacío de poder cuando el presidente Charles de Gaulle se fue del país, pero nadie pudo o quiso sustituirlo y comenzó a declinar. La Confederación General del Trabajo, la organización sindical de mayor fuerza, bajo la orientación del Partido Comunista Francés, decidió que la huelga era solo reivindicativa y la concluyó con un acuerdo salarial.

La huelga de 1995 en Francia se inició en el transporte y los ferrocarriles estatales, se expandió rápidamente y se convirtió en una movilización contra el plan neoliberal del primer ministro Alain Juppé. En el apogeo de las acciones, con unas marchas sin precedentes en el país, el gobierno retiró la polémica reforma. Desde entonces, la huelga fue decayendo sola hasta que, en vísperas de Navidad, las confederaciones mayores la levantaron sin más.

La huelga general de 1973 en Uruguay es celebrada en cada nuevo aniversario, pero ha sido poco analizada críticamente, como ocurre con otros acontecimientos del pasado reciente. A pesar de que las investigaciones históricas han incorporado una gran cantidad de testimonios y documentos, subsisten versiones contradictorias y referencias equivocadas, que causan confusión y dificultan el esclarecimiento y el análisis de los hechos.

Acuerdos y diferencias

La disolución del Parlamento el 26 de junio no dejó lugar a dudas sobre el avasallamiento de la Constitución y las instituciones democráticas ni sobre la respuesta del movimiento sindical. Algunos discutieron si la Convención Nacional de Trabajadores (CNT) se reunió antes o después de las ocupaciones, pero era una resolución ratificada por el movimiento sindical desde 1964 en adelante que nadie puso en cuestión. Ahí actuó la conciencia colectiva que mencionamos anteriormente.

Ahora bien, la situación de ese momento requería, sin duda, una evaluación política de sus condiciones. Es obvio que esta valoración no podía haberse hecho antes del golpe de Estado y se tuvo que ir definiendo en el curso mismo de la huelga general.

En el primer día, dirigentes de la CNT recorrieron las fábricas para apreciar la disposición de los trabajadores y algunos miembros del Partido Comunista de Uruguay (PCU), que eran mayoría en la dirección de la Convención, auscultaron la posibilidad de que la huelga durara tres o cuatro días. Esto originó las primeras discusiones sobre la posición de la dirección sindical.

En la CNT se expresaron básicamente dos enfoques. Mientras que el PCU consideró que debía ser solo una acción demostrativa del rechazo popular al golpe de Estado, otros sectores se planteaban desarrollar el mayor potencial de lucha posible para que los militares tuvieran que negociar una salida política. De cierta manera, fue una continuación de las discusiones anteriores sobre el plan de lucha de la CNT y la posible huelga general.