Los senadores frenteamplistas, coincidieron en votar favorablemente la autorización para el ingreso a nuestro país de una misión de 12 expertos militares norteamericanos, con la finalidad de adiestrar al Ejército Nacional.
Con esto, los senadores acudieron a la rutina de votar como “cuestión de trámite” dichas autorizaciones, justificadas con un simple: “porque siempre se ha hecho así”, invocando, en algunos casos, decisiones promovidas desde los gobiernos del FA.
En diputados, los legisladores socialistas y del PVP frenaron el automatismo, tal vez aguijoneados por sus militantes y rastrearon los antecedentes del tema constatando que la postura de votar favorablemente este tipo de autorizaciones no fue una constante en el comportamiento de los frenteamplistas desde el retorno a la democracia. Decidieron en consecuencia no acompañar la autorización.
En consecuencia, la bancada, no declaró el tema como asunto político y entonces los disidentes se retiraron de sala, después de una breve explicación del diputado Civila.
El hecho pone sobre el tapete alguna de las inconsistencias y contradicciones del FA, traducidas en temas como estos: ¿quién direcciona (“manda”) el accionar del FA, sus órganos, o la bancada y particularmente la de senadores? ¿Por qué en temas que tienen que ver con cuestiones de principios e identidad hay que someterse al designio de la bancada y no entran en funcionamiento los órganos correspondientes?
Conocemos y tenemos presente las consecuencias y los efectos de aplicar el diciplinamiento en asuntos de este tenor, como cuando en el 2019 lo sufrieron los senadores del PCU y Casa Grande.
Difícil de comprender, y más de digerir, es la intervención que en nombre de la bancada llevó a cabo la diputada Melgar del PCU en un discurso anodino y sin objetivos visibles, razonables y compartiblesdesde un punto de vista de izquierda, progresista , frenteamplista..
Rescatable el gesto de quienes votaron en vacío y se retiraron de sala y excesivos e innecesarios los reiterados agradecimientos por la autorización, que no es “concedida” sino “acordada” ya que en estos temas de principio y compromiso, ellos se asumen para ejercerlos y cumplirlos al ejercerlos.
Por Claridad, Eduardo Aparicio y Garabed Arakelian