Por Andrea Gianni
No por esperado pierde impacto el resultado de las elecciones internas del Frente Amplio que viene a confirmar los cálculos previos, conjeturados al inicio de la campaña electoral.
Junto con el triunfo de Fernando Pereira se verifica el peso del Partido Comunista y del Movimiento de Participación Popular disputando la mayoría con uno o dos puntos porcentuales de diferencia entre ellos, sobre una base de 22 a 24 por ciento del total de votos recaudados por el Frente. Una sumatoria a la que hace un aporte efectivo el agrupamiento de los progresistas.
Si bien el resultado se debe ubicar en la inmediatez de la cambiante realidad no se puede ignorar que es reflejo evidente de la interna frenteamplista. Y tiene esa validez.
¿Cómo se mide y se valora esto que de manera fría revelan los números? Porque los estudios futuros analizarán la distribución geográfica, los niveles socio-económicos y otros índices pero deberían introducir la variante ideológica y la pertenencia a la misma para echar luz sobre otras facetas importantes por su condición decisoria en la definición de apoyos e identidades. Es un faltante.
Por su parte, la candidatura de Ivonne Passada y el escaso apoyo recibido demuestra por un lado su valentía para encarar el desafío y por otro que el feminismo no se traduce en una adhesión automática a candidaturas femeninas y que otros factores, sin duda contradictorios, la atraviesan e influyen en su manifestación política.
Y por último –pero no lo último- la candidatura llena de significados que se concretó en la persona de Gonzalo Civila representando a las organizaciones políticas que lo respaldaron.
Esta conjunción de voluntades estuvo sustentada desde el comienzo por una serie de coincidencias tácticas con fundamentación ideológica y una proyección estratégica.
Cambió con ellos el discurso frenteamplista y se volvió a hablar de oligarquía y capitalismo, de imperialismo y liberación, de explotación de los trabajadores y de la lucha por los derechos y una serie de temas marginados, desaparecidos, abandonados y faltos de mención en el discurso oficial de la fuerza política. Se convocó a la militancia infundiendo confianza con el “se puede” y el “animarse a hacerlo”, y en consecuencia se buscó sumar fuerzas para la conformación de un polo de izquierda que expresara estas ideas y propósitos.
Participar en una competencia asumiendo de antemano que no se va triunfar pero hacerlo con entusiasmo y corazón como para ganar es una expresión de confianza en la idea sustentada. Ese riesgo lo enfrentaron todas las organizaciones dispuestas entonces no a ganar la elección sino a crear las condiciones para fortalecer el propósito anunciado. Y esto no es una expresión de consuelo después del resultado ya que se vaticinó antes de la elección y es por eso que sus participantes concurrieron a la competencia presumiendo el lugar que ocuparían.
La derrota electoral, en términos apabullantes, aproxima al conocimiento de la realidad interna del Frente, amparada hasta ahora con el discurso edulcorado de la “unidad” en desmedro de la lucha.
“El Frente que se anima” slogan y postulado de este grupo, comienza por animarse a mirar hacia adentro y descubrir sus fallas y debilidades para superarlas y posicionarse ante la agresiva realidad elaborada por la derecha, que no tiene conmiseración ante el sufrimiento de las masas y sus derechos que se esfuerza en conculcar de manera prolija y continua.
Los enfrentamientos y luchas sociales con el agregado de una dura represión que son telón de fondo en el cierre de esta nota, con heridas profundas y dolorosas en el tejido de la sociedad acosada por la carestía y pérdida de fuentes de trabajo, serán la hoguera donde se templen las actividades de resistencia y enfrentamiento.
En el marco de este panorama, que no hay que imaginar porque ya es dura realidad, el esfuerzo de quienes pusieron a Civila como representante de su actitud cobra vigencia más allá de los resultados electorales de la interna frenteamplista.
Ya habrá oportunidad de volver sobre los resultados de estos comicios que aún no han finalizado, pero ésta primera comprobación, hecha con arrojo y disposición al sacrificio, compartido por estos animosos segundones augura etapas donde se pondrá a prueba la certeza de la mirada ideológica con la que enfrentan el desafío de la derecha.
De modo que: por animarse a perder, actuarán con las mismas responsabilidades de los ganadores y así, aún siendo segundos, deberán actuar como si fueran primeros. Son estas algunas de las conclusiones que pueden derivar de este análisis heterodoxo del resultado de las internas frenteamplistas.