Algunas reflexiones primarias sobre las elecciones internas del Frente Amplio.

Escribe José Nunes

Las y los compañeros de Claridad me piden unas primeras consideraciones, cuando aún no se ha culminado el escrutinio y por lo tanto no está el resultado definitivo, sobre las elecciones internas del Frente Amplio realizadas el pasado 5 de diciembre. Voy entonces a cumplir con el pedido, pero con las restricciones que supone la situación antes mencionada.

1- La elección del 5 de diciembre marca el fin de proceso.

En diciembre de 2019, tras la derrota electoral sufrida en las elecciones de octubre / noviembre de 2019, se reunió el Plenario Nacional del Frente Amplio y acordó que era necesario un proceso de debate profundo de balance, autocrítica y perspectiva, un debate que incluyera los 15 años en los que fuimos responsables del gobierno nacional, que ese debate debía sintetizarse en un Congreso Nacional, y que una vez realizado el mismo, debía convocarse a la elección interna, de la cual surgiría una dirección nacional y 19 direcciones departamentales legitimadas por el voto de las y los frenteamplistas.

            Ese proceso se cumplió, no sin dificultades sin duda, como las que determinó la pandemia, que obligo a recurrir a nuevas formas de funcionamiento y modificar los cronogramas originales, o los que supuso el despliegue de nuestra militancia para resistir la ofensiva reaccionaria y conservadora, centrándose fundamentalmente en la oposición a la Ley de Urgente Consideración y la anulación de 135 de sus artículos.

            En el transcurso del mismo debimos afrontar la dificultad adicional que supuso la debilidad de la dirección nacional del Frente Amplio, la renuncia del Presidente y la instalación de una conducción transitoria.

            También administrar, procesar y tratar de sintetizar un debate de análisis de la coyuntura y sobre cual debe ser el posicionamiento y la línea de acción del Frente Amplio, donde ha sido claro que en primera instancia existen miradas diferentes, donde muchas veces, inclusive en el caso de la recolección de firmas sobre la LUC, se debió resolver por mayoría.

            En ese sentido me parece que debemos rescatar un primer saldo positivo:

-Cumplimos nuestro proceso interno de balance y perspectiva (se estima en unas 8 mil compañeras y compañeros que participaron de las discusiones de los Comités de Base hacia el Congreso).

-Se aprobó un documento que seguramente tenga carencias, pero que hace un balance de lo actuado, reconoce errores y falencia importantes en nuestra actuación política, y traza una estrategia hacia el futuro, que no es una estrategia electoral sino una estrategia de resistencia, acumulación de fuerza y de lucha por un programa de transformaciones.

-Realizamos unas elecciones internas con garantías de participación democrática, un alto nivel de votación, y donde se expresaron distintas visiones sobre el Frente Amplio.

-Y no dejamos, por atender nuestro proceso interno, de dar batalla a la la derecha y de enfrentar al proyecto conservador.

            Sin ahondar en el análisis, señalo que esto habla del compromiso con la unidad de acción que existe en los sectores políticos que integran la coalición y del papel importante y positivo que ha jugado y juega para la conducción del Frente Amplio el movimiento.

2- Hubo un alto nivel de participación.

El segundo elemento a destacar es el número de votantes que supera los 130 mil, esto es, un incremento del orden del 40% con relación a las elecciones internas del 2016. Tengamos en cuenta que la duración, la inversión financiera y el despliegue de la campaña de 2016 fue muy superior al de esta elección. También que en ese año el Frente Amplio venía de ganar la elección nacional en el 2014 y de unos resultados muy superiores en las elecciones departamentales del 2015.

            Es absolutamente cierto que hubo desde los días previos a la elección un importante trabajo de las organización con mayor estructura de militantes para asegurar la concurrencia de los votantes y su traslado a los locales de votación el día 5 de diciembre, pero esto por si solo no explica el alto nivel de votación. El alto nivel de votación fue posible por la convicción en un número muy importantes de ciudadanas y ciudadanos frenteamplistas de la importancia de participar y expresar mediante el voto su respaldo al Frente Amplio y su rechazo a la política del gobierno conservador y reaccionario.

            Creo que este dato es importante tomarlo en cuenta, sobre todo a la hora de plantearnos como enfrentar el proyecto de la derecha y el papel que en ese enfrentamiento debe tener la movilización popular y la acción ciudadana. Tanto el proceso de recolección firmas contra la LUC en el primer semestre de este año, como esta elección (cabría incluir en este análisis lo que pasó con la elección de los representantes docentes en el CODICEN o de los representantes sociales en el directorio del BPS), ponen de manifiesto que hay un número muy importante de frenteamplistas que están dispuestos a comprometerse con su fuerza política y a movilizarse para darle una respuesta en la calle al proyecto reaccionario del gobierno. Esto es, si hay una línea de acción clara, de movilización y lucha por nuestro proyecto, el pueblo frenteamplista va a ser parte de ella.

3- El rol de los Comités de Base.

Esta elección no hubiese sido posible sin nuestra estructura de organismo de base, presente a lo largo y ancho del país, sostenida por un número muy importante de mujeres y de hombres con un gran compromiso y una generoso dedicación de su tiempo para atender todas las tareas que demanda el funcionamiento de la organización, que asegurar la apertura y el funcionamiento de casi mil mesas de votación a lo largo y ancho del país, y que luego han garantizado la custodia primero y luego el escrutinio de los votos.

            Una fuerza política que sea plantea como de transformación y cambio, que se concibe a si misma como alternativa, no solo de gobierno si no de modelo de desarrollo y convivencia, que no cuenta, ni contará con la complicidad de las grandes empresas de comunicación para trasmitir su mensaje, ni de las grandes empresas para que la financien, que aspira a ser un instrumento de profundización democrática, no es viable sin una estructura orgánica sólida, extendida y abierta.

            Esto, que fue ratificado también de forma clara en el proceso de recolección de firmas contra la LUC, se confirma hoy una vez más.

4- Debate político o lucha de aparatos.

¿Ha sido la elección interna un proceso de debate amplio en el cual exponían sus puntos de vista las candidatas y candidatos a los diferentes cargos (sectores incluidos), o una contienda de aparatos donde el tema central fue la capacidad de organizar la  concurrencia de votantes? ¿Para que queremos la elección, solo para legitimar una conducción o también para dar un debate franco sobre el Frente y la conducción del Frente que se necesita?

            Sin restarle legitimidad, que la tiene sobrada este acto electoral y sus resultados, creo que es importante, ahora que tenemos presente todo lo que ha sido este proceso y pensando en las futuras elecciones, para las que falta mucho sin duda pero que en algún momento volverán a ser, considerar por lo menos algunas reflexiones críticas. Debemos pensar como le damos un mayor nivel de debate político a todos los procesos de decisión que se incluyen en la elección, eso es parte de la construcción de una conducción colectiva que incluya a todas y todos, hacerlo no solo fortalecería a la dirección emergente, sino a toda la fuerza política, porque permitiría al mismo tiempo un enriquecimiento de la militancia y una decisión más informada que haría más sólido el vínculo base - dirección para el desarrollo de la gestión.

5- Los resultados.

Con los datos que manejamos al momento de escribir esta nota me permito señalar tres aspectos:

            a- El compañero Fernando Pereira ha sido electo por una mayoría contundente y clara como presidente del Frente Amplio. El nivel de respaldo que ha obtenido en términos relativos, o sea, como porcentaje del total de votos emitidos, ha sido mayor a los obtenidos por sus antecesores electos por este procedimiento (Mónica Xavier y Javier Miranda), eso sin duda es una gran fortaleza para el comienzo de una gestión, aunque también podría llegar a ser un “mala consejera”.

            b- Hay en general un importantísmo relevo de dirigentes en lo que hace a presidencias departamentales e integrantes del Plenario Nacional por las bases. Especialmente en las presidencias departamentales el 100% de las y los electos implican un relevo de quien desempeña actualmente esa responsabilidad. También a nivel de las presidencias Departamentales tendríamos que 13 estarían a cargo de mujeres, incluidas las de Montevideo y Canelones, un hecho sin duda muy importante en un fuerza que aspira a avanzar en la paridad de género a lo hora de integrar sus organismos de dirección y representación.

            c- Al momento, y es difícil que esta tendencia se revierta, el resultado de los votos a las listas sectoriales en el plano nacional habla un fortalecimiento de la presencia en los organismos de conducción (Plenario y Mesa Política) de los sectores que ya eran mayoritarios y que disponen de un mayor desarrollo organizativo, esto, que parece lógico dada las características del proceso, supone un desafío para sostener la inclusión y la participación de todos.

La tarea es ahora, a partir del resultado de la elección, construir una dirección colectiva que incluya a todas y todos y poner en marcha las conclusiones del Congreso, tanto en lo que hace a nuestro funcionamiento como en la implementación de las líneas estratégicas hacia el futuro, y con ese telón de fondo, desplegar todos nuestros recursos en la campaña para la anulación de los 135 artículos de la LUC.