El plebiscito es por la LUC pero también implica al gobierno  

 

Por Le Noir

Tal parece que lo central es lograr la derogación de los 135 artículos impugnados de la LUC, a partir de la convicción que las firmas estarían largamente conseguidas.

En el último número de El Popular, órgano del PCU, esto aparece remarcado por el Sec. Gral. del PCU ( Castillo)y por G. Molina ( Sec. de Propaganda del PCNT),  en sendos artículos. Y no aparece otra fuerza política que haya definido un objetivo con claridad.

Lo primero que se nota, es una ausencia general de definiciones.... o todo está muy claro, o ciertamente no hay análisis hechos. Me inclino por la segunda hipótesis.

A los que miramos las controversias sobre temas más bien relevantes, como un componente básico de la formación permanente de la clase, este silencio nos preocupa,...mucho.

Tomar esa campaña como central, obviamente, significa dejar de lado otros posibles temas. Casi siempre pasa que los recursos no alcanzan para abordar los muchos temas que pueden plantearse, así que elegir alguno parece lógico, siempre que se cumpla con alguna característica relevante.

Esas características pueden ser un objetivo " lograble" (lo cual mejora el ánimo de la gente y sus condiciones de vida y de trabajo) tener un rango muy alto en la sensibilidad de la gente: una amnistía de presos políticos o sindicales, aclaración de crímenes de lesa humanidad, apuntar a un centro neurálgico del sistema-  que lo hace difícil de lograr pero le brinda en cambio un alto valor en la educación de la gente.

En las circunstancias actuales parece de rigor aprovechar esa reactivación de las energías rebeldes en la población, que se manifestaron en el proceso de recolección de firmas, que arrancó casi sin apoyo de las estructuras políticas, sindicales o sociales, y fue logrando el objetivo, arrastrando a esas estructuras que en un principio estaban bastante temerosas de un resultado negativo, y también se mostró en algunas movilizaciones impulsadas por la fuerza sindical. 

A favor también de que se hace necesario cumplir con plazos perentorios para definir el tema, pero juega en contra, aun en el caso de un resultado favorable, la coalición de la derecha apelará sin escrúpulos a la aprobación por partes de lo que más le interese. Eso debe pensarse, para que no se transforme en una frustración de las masas. En todo caso, si no hay forma de impedirlo, que le cueste a la derecha el costo político mas alto posible. Y ello significa una movilización permanente.

A nadie escapa que es una suerte de plebiscito del gobierno, negarlo sería probablemente un error, el cual ya en ámbitos del FA se manifiesta como tal.

Dicho de otro modo, en términos del apoyo al plebiscito, negarle el carácter de "plebiscito" a la gestión gubernamental significa no solo restarle significado político, sino, como consecuencia, restar la participación de aquellos que no les interesa tanto derogar estas u otras disposiciones de la LUC, como manifestar el rechazo al oficialismo. También, es cierto, se buscaría, ante un posible resultado negativo, restarle algo de importancia.  Dicho así, parece más una segunda parte del miedo a la " derrota" que se manifestó al inicio y suena como pos trauma del resultado electoral.

Este es un punto interesante.

El FA pierde en segunda vuelta por 16.000 votos, no por 30.000. Si tan solo un 50 % más uno se lograba " dar vuelta", ganaba el candidato del FA pero el solo hecho de " perder " una elección con esos guarismos ha creado un desánimo tal que cuesta encarar alguna cosa, por elemental que sea. Seguramente esa es la explicación, por la cual al FA, responsable del gobierno anterior, le viven culpando de cualquier cosa, y casi ni se defiende como un boxeador groggy, contra las cuerdas.

Pero hay otro tema sobre la mesa: la Reforma del Sistema de Seguridad Social y ese es OTRO tema.

Hay Reformas y reformas.

El gobierno puede asimilar una derrota en el próximo plebiscito. Tiene posibilidades de aprobar lo que le convenga y años para disimular esa derrota, sobre todo si no es por mucho margen, diferente sería si se ganara por un margen alto como en el 92, con más del 70%. Pero una Reforma que apunte a las bases del sistema, es otro tema. 

Si el movimiento obrero y popular -como ya se insinúa- mantiene una postura firme, no transando con algunos intereses que quieren mantener (por ejemplo alguna AFAP "oficial”), y va de frente respecto a financiar las prestaciones con la riqueza que se genera y se concentra y "extranjeriza”, ese planteo va a un centro nervioso central del sistema capitalista. Si no se rebaja el planteo no a una mirada piadosa, para ayudar un poquito a los más necesitados, sino a iniciar un camino de justicia social, donde se oriente la riqueza social hacia las necesidades de los que crean valor, los trabajadores y sus familias, donde se instituya una Renta Básica con carácter permanente a los desocupados, hacia el financiamiento de líneas de producción que amplíen la oferta de trabajo, conjuntamente con otras medidas que reorienten la producción, que le vayan sacando aire al chantaje notorio que asfixia a los sindicatos (o dejan de lado el reclamo salarial, o entra en juego la estabilidad del empleo),tiene el valor de una compulsa no de una gestión concreta de un gobierno, sino de la justicia de un sistema.

Un planteo así, tiene toda posibilidad de triunfar en la sociedad, porque de un modo u otro, y a veces de varios, la inmensa mayoría de la población está involucrada. Claro que esto significa pasar de una actitud contemplativa o concertadora, a otra claramente confrontativa. 

Y ello puede afectar al "clima" electoral que ya no sería tan cordial como pretenden algunos actores , aspirantes a “presidenciar”. 

Contradicciones " en el seno del pueblo", dirían los clásicos. Muy duras, en este caso.