La gestión de la pandemia provoca congestión      

Escribe: Luis M Lopardo (1)

El punto es que buena parte del prestigio del gobierno de la coalición multicolor y del presidente, responde a la gestión de la pandemia, de la cual su aspecto mediático singularmente unánime, ha logrado convencer a los uruguayos, siempre muy sensibles a los campeonatos mundiales como parte identitaria, que fue primero (2020) la mejor o una de las mejores del mundo y ahora que casualmente el país se puso la malla oro, después de las brillantes etapas noviembre-diciembre 2020 y febrero-marzo 2021, alcanzando el  top podium de contagios y de muertes por millón a escala global, al parecer sigue siendo muy buena....en tanto absolutamente nadie manifiesta alguna duda al respecto. Probablemente se deba a que el ser campeones mundiales de algo, sea siempre lo más importantes para el “enano llorón” de los brasucas, pero también se puede atribuir legítimamente a que nadie, ni los partidos parlamentarios, ni el sindicalismo de estado quieren fungir de oposición. El FA quiere participar del gobierno y el PIT-CNT quiere continuar en su rol de intermediario de los trabajadores, sin producir otro tipo de olas, colaborando en lo posible en la gestión de la covid, con un gobierno que no quiere colaborar con ellos.

Algunos comentarios `para la discusión:

1.- La gestión gubernamental de la pandemia siempre fue mala, los uruguayos la hicieron buena en los dos sentidos, en el significante, discursivo y en el significado, casos por millón, durante casi todo 2020. El gobierno en marzo 2020, lo dijo muy claro: no se iba a hacer cargo, la gestión de los contagios quedaba privatizada, en base a la “libertad responsable” de cada uno. Los uruguayos “saben cumplir” según Acuña de Figueroa y así ocurrió. Pero el problema con la libertad de los liberales, es que ellos la creen infinita y no es así; tiene límites, como todo en el mundo y ese límite, en general, lo marca la paciencia. Y los uruguayos le pusieron ese límite en la primavera y la cercanía del desbande veraniego, que el gobierno no quiso evitar, porque sus amigos del turismo lo presionaban por todos lados.

2.- El presidente se fue a correr la ola atlántica, cuando la primera pandémica ya había entrado al país y prometía la segunda con la movilidad de las vacaciones, cosa que pensaba todo el mundo, también él, con la diferencia que fiel a la línea Trump-Bolsonaro de la que es confeso adepto, había decidido que no iba a hacer nada, tal como lo prometió en su famosa declaración libertariana, por lo que desde su punto de vista pasar el verano en La Paloma no era más que ser consecuente con su propia libertad responsable.

3.- De las vacunas se ocupó cuando alguien le dijo “mira que hasta Abdón Benitez ya consiguió algunas docenas y estas quedando como los testículos del chancho en sudamérica”; sin embargo, este sudamericano en que Uruguay coleó pasó casi inadvertido en los medios, porque el presidente se excusó con un “banderazo” típico de oligarca: “yo me meto a los codazos entre los grandes y consigo rápidamente las necesarias”. Y lo hizo, porque por supuesto no necesitaba de los codos, un gobierno de derechas tiene amigos en los poderes hegemónicos, los grandes laboratorios y además el juego geopolítico de China le favorece y es otro “grande”, que aunque no de la devoción, tampoco tiene que irle con los codos. Pero llegó tarde lo mismo, como aquel que según Osiris Rodríguez galopeó mucho una vez... Si se hubiese empezado en diciembre como en la mayoría de países de la región, al llegar la segunda ola una parte muy grande de la población habría estado vacunada y el costo en vidas sería, sin dudas mucho menor. Es el carácter antihumano del liberalismo, una ideología que se originó en tiempos en que la civilización moderna estaba en pañales y en un país que aún hoy conserva rasgos bárbaros.

4.- Por supuesto después vino el aplauso por la celeridad con que se está vacunando y de nuevo, otro podio mundial. Pero quienes están en la pista? Otra vez terceros, el magnífico aparato sanitario, obra de la historia, pero especialmente de los gobiernos FA, que cubre un territorio fácil, pequeño y una población “barrial”. Así y todo el diseño del calendario y el mapa es pésimo, con la población de mayor riesgo aún sin completar cobertura en más de un mes de vacunación y empiezan a morirse los viejos amontonados, en territorios sin vacunatorios, donde los que tienen locomoción viajan muchos kilómetros  y los que no la tiene les miran pasar. Donde se distribuyen vacunas con criterios desconocidos y viajan intendentes a buscarlas después de reclamarlas durante días, sin obtener respuestas. Más de 400 puestos de vacunación que  el país habilita para las campañas anuales, contra unos 100, que con la ampliación reciente se están utilizando para covid19; se dirá que es por un problema de mayor control, los 15' de espera, en fin, burocracia que la experiencia mundial adelantada esté probablemente descartando.

5.- Por último, la resistencia del gobierno a tomar medidas que aplaquen la circulación rápidamente y el desconcierto que provoca cada vez que toma alguna. La gente se pregunta por qué ciertas actividades se clausuran y otras no, cuáles son los criterios, con la respuesta general de las perillas presidenciales, imaginables como la consola de juegos de pantalla, conque este soberbio personaje se entretiene.

La gestión de la pandemia del gobierno multicolor es un desastre porque es una no-gestión, tal cual la propusieron Trump, Bolsonaro y Jhonson, con la diferencia de que Lacalle Pou se la tomó en serio, mientras que aquellos en algún caso dieron marcha atrás cuando uno de ellos estuvo “por una” para salir y los otros dos, silenciosamente o no tanto, repartieron muchos millones de dólares de ayuda al pobrerío, para que aguantase.

Mientras los candidatos a la malla oro viajan en el pelotón principal, cómodos, no pagan impuestos especiales (a veces tampoco de los otros) siguen haciendo buenos negocios pero tampoco invierten; no tiran, tienen el equipo del Con Todos los Colores Cycle Club, que les hace el esfuerzo de márketing de clase, muy del gusto, también hay que decirlo, de una gran parte de uruguayos.*

(1) Licenciado en filosofía, fue docente universitario  en  Veterinaria y Agronomía,  milito en el MLN.