Guambia con Manini y por qué voto a Cosse

Escribe: Garabed Arakelian

El mérito que hay que reconocerle al senador Manini es que con brutal sinceridad y de manera sencilla expone no solo sus ideas reaccionarias sino también su táctica a fin  de avanzar sobre la sociedad civil.

Esa sinceridad sin tapujos le es posible porque encuentra un sistema político casi que inerme y, por ahora, sin entusiasmo ni convicción, con los brazos caídos, y la mente en deriva.

El gran acierto de la derecha en la última campaña electoral que duró casi cinco años, es que desarmó el sistema de valores y principios que posee -o debe tener- todo sistema político, sea del signo que sea. El embuste, la mentira, las falsas afirmaciones dichas y mantenidas  pese a sus evidencias fraudulentas, se convirtieron en una forma de actuar, en un estilo aunque no fue solo eso.

El robo, la prevaricación, el contrabando,  el uso indebido de los bienes públicos, el tráfico de votos a cambio de favores sexuales, o la simple explotación de ese rubro, sin reparo ni límite, expuesto con total desparpajo ante la opinión pública no lograron una expresión de censura ciudadana sino que, por el contrario despertaron alianzas y respaldos.

De esto, el Frente Amplio no salió impoluto sino mostrando severas manchas y, además, hizo sus aportes para dicho menoscabo de la política como ejercicio de ciudadanía democrática y republicana.

Es en este marco que Manini le soba las nalgas al sistema y hace prácticas de proctólogo. Las reacciones que percibe le alientan y en recientes declaraciones afirma, seguro y envanecido, que para su  agrupación política la elección departamental será una etapa de “acumulación de fuerzas” para que Cabildo Abierto sea “una opción real en 2024”.

De modo que, queda en claro que la de setiembre será un pulseada a nivel nacional donde en cada lugar del país se jugará un enfrentamiento no solo por la tierra, el agua, el transporte, la vivienda y el saneamiento, sino que también y de manera fundamental, será una puja por la libertad y por los derechos.

Levantando esas banderas, lo primero es – al menos para mi- votar al Frente no solo en Montevideo sino en todo el país, para detener, desde los gobiernos departamentales, la avanzada cívico militar de la coalición parduzca.

En Montevideo los frenteamplistas tendremos una situación difícil porque dentro del mismo lema debemos optar entre tres candidatos y eso obliga a elegir… a elegir con la razón y el corazón.

Con ese criterio, digo desde ya que  No voy a votar al ingeniero Martínez, sin desconocer todo lo que hizo durante su ejercicio en la Intendencia, pero en las últimas instancias, cuando aspiraba a la presidencia de la República, no me convenció, no dio la talla durante la campaña y en el tramo final y decisorio se bajó del tablado antes de terminar la pelea. ¿Son estas, razones que provienen del pensar, o del sentir? ¿Acaso no son válidas, cualquiera de ellas y ambas a la vez?

En esa misma línea, No voy a votar al doctor Villar, una persona capaz y honesta, luchadora, a quien no conozco personalmente, pero que ha hecho obra de excelencia en el  ejercicio de su profesión y en la dirección del Hospital Maciel, transformándolo en ejemplo y orgullo. Entonces, ¿por qué la negativa? Simplemente por el respaldo que tiene por parte del MPP o, dicho de otra manera, por ser el candidato del MPP. ¿Es correcto esto? ¿Es justo? Y eso, ¿importa en este caso? Claro que sí, importa y mucho, si este artículo comienza hablando de Manini. Y en el historial están presentes Fernández Huidobro al frente del ministerio de Defensa y  también la actuación policial del presente que no se organiza de modo inmediato en estos últimos cinco meses, sino que se forjó desde antes, y ahora,  ya  madura, la recoge esta coalición. Y tampoco olvido que el senador Mujica, además de sus sentimientos misericordiosos hacia los criminales del régimen cívico militar, en la misma línea adelantó que no votaría  el desafuero de Manini con argumentos que no tienen rigor. pero lo consistente es que no lo vota. Por todo eso, y mucho más, es que no voy a votar por Villar, pese a sus innegables condiciones personales.

Y por último, digo que votaré a Cosse, no con el argumento fácil de “porque es mujer”, sino porque es capaz, tiene talante y demuestra compostura para ejercer el cargo y también porque ha hecho obra y se presenta con un marco de apoyos que, en esta instancia me ofrecen garantías de capacidad y me brindan tranquilidad de espíritu.

Por supuesto que no es de fácil discernimiento este tema que, además de exigir,  tajantemente, entre la opción ízquierda-derecha nos obliga dentro de lo que se denomina izquierda, a realizar insalvables y no gratas comparaciones  para arribar a una decisión.

 Y eso sin olvidar que luego de esta contienda electoral, deberemos ir con sus resultados a cuestas, claramente definidos a nivel nacional contra esta coalición parduzca y sus afanes represores, en defensa de derechos y libertades y allí  será inevitable la defensa de la soberanía deteniendo la avasallante marcha de UPM2 lo cual definirá un nuevo escenario con otros actores y parte de los actuales con cambio de roles. Serán instancias muy difíciles y hay que ir preparándose desde ahora para transitar por ellas con la mente y el corazón.*