Escribe: Emma Amestoy Ricetto
“Frente al Futuro” se llama el nuevo agrupamiento dentro del Frente Amplio que el pasado 21 de agosto se presentó en sociedad. El anuncio, concebido inicialmente como una simple conferencia de prensa para informar de la iniciativa, sobrepasó las expectativas de los organizadores, cuando mucho antes de la hora anunciada, la Huella de Seregni se colmó hasta el desborde del local.
Esta conjunción se estructuró para comparecer bajo un mismo sub lema en las elecciones de octubre y estará integrada por el Partido Socialista, Casa Grande, Movimiento Alternativa Socialista, Partido Obrero Revolucionario, IR, Izquierda en Marcha, Grupo PAIS y la lista 5005. Hicieron uso de la palabra Daniel Martínez, candidato presidencial del FA, el diputado Gonzalo Civila, secretario general del PS y la senadora Constanza Moreira de Casa Grande.
Se trata de una alianza electoral, en la que sus integrantes declaran su intención de transcender las “ingenierías electorales” consistentes, básicamente, en mecanismos y combinaciones de acumulación que, particularmente en el caso del Senado,- circunscripción única nacional-, juegan mucho a la ahora de atribuirse los “restos” resultantes de la distribución de votos con que se “pagan” las bancas.
En aquellos departamentos que en los que funcione el acuerdo, los socialistas llevarán su tradicional lista 90 al senado y el resto de los grupos la propia encabezada por Moreira.
Es bueno tener presente que el acuerdo no comprenderá a todo el país, ya que en su último Congreso -diciembre2018- los socialistas definieron que las departamentales dispondrían de un margen de acción que les permitiera generar y sellar acuerdos tendientes a consolidar y ampliar la presencia socialista a nivel de la Cámara de Representantes.
Pero más allá de lo electoral la alianza muestra algunos aspectos interesantes. Si bien prima la diversidad en cuantos a los orígenes, trayectorias y caudal electoral, quienes lo conforman exhiben ciertas cercanías en el plano ideológico en un sentido amplio. La presencia conjunta del PS y Casa Grande, adquieren una significación especial, atendiendo que Constanza Moreira emergió, en la elección de 2014, como una clara referencia renovadora por izquierda y desafiante de las orientaciones y estilos mayoritarios en el FA. Y no puede ignorarse que desde marzo del presente año, la Secretaría General del centenario partido de la izquierda, está en manos de la corriente que lidera Civila, lo cual renovó en los hechos la presencia habitual de su representación.
Tanto los socialistas como los “casagrandistas”, no tenían esta vez la posibilidad de repetir colaboraciones con quienes habían sido anteriormente sus compañeros de ruta: para los primeros el Frente Líber Seregni y para los segundos, el PVP y otros grupos. Unos y otros anotan coincidencias en la acción parlamentaria, también se encontraron ocupando puestos en el gobierno municipal de Daniel Martínez y, sobre todo, en el respaldo a su pre candidatura presidencial. Sin olvidar que otros temas de la agenda económica, social y de derechos también ha revelado cercanías.
En el caso de los socialistas, la búsqueda y concreción de un nuevo espacio político electoral, diferente y que no reedita el viejo “espacio socialistas”, insinúa nuevos caminos y en parte puede ser una señal de ajuste de su posicionamiento táctico dentro del movimiento social y el FA, en gran parte ligado y resultante a la nueva correlación de fuerza que impuso su último Congreso y la elección de Civila.
Además, este análisis debe hacerse sin perder de vista en esta alianza la modificación –podría decirse “superadora”- de resquemores y heridas heredadas a lo largo del trajinar político de las rupturas políticas, particularmente frecuentes en el PS. Corresponde señalar en ese sentido la presencia del MAS, un desprendimiento de dicho partido sin olvidar como parte de dicha experiencia las tensiones y dificultades que los socialistas tuvieron que superar en el pasado para comparecer junto con el Movimiento Socialista, nacido de la ruptura de Emilio Frugoni. Y tampoco se puede dejar de lado, las recientes renuncias de connotados militantes que caracterizaron la conducción de dicho partido en el período 2005-1019 y que muy recientemente se alejaron de dicha organización política procurando construir expresiones propias expresamente alejadas del ideario socialista sino enmarcadas en el espacio de centro del progresismo, que se cristalizan en el acuerdo entre: Fuerza Renovadora( M Bergara), Unión de Izquierda Renovadora (Amado), PAR/Plataforma, (Lustemberg-Alvaro García).
El manejo de las alianzas y el tratamiento que se brinda a estos alejamientos parece estar dando señales de la conducción del PS procura ser cuidadoso con las consecuencias que pueden producir algunas decisiones más rigurosas y que quiere frenar otros eventuales alejamientos. Es una precaución que también tiene reflejos hacia la interna de la organización, pues va acompañada de “concesiones” mutuas que pueden ser, en ocasiones, salidas inteligentes a situaciones complejas y en otras no tan “inteligentes” y positivas pese a las buenas intenciones con que se hagan pero que es difícil conjeturar de antemano qué resultados producirán pero que muy posiblemente tenga expresiones hacia el afuera, en el tramo que resta de la campaña electoral complicándola fluidez necesaria de los acuerdos concretados.
Otro desafío que debe afrontar la nueva sensibilidad que ocupa el puente de mando de la calle Soriano es cómo conjugar el apoyo a Daniel Martínez manteniendo un mínimo de diferenciación, frente a las posiciones y gestos de moderación que exhibe el candidato en su sostenida búsqueda de apoyos particularmente ubicados en el “centro”, aunque resulta cada vez más complejo ubicar con cierta precisión ese vórtice electoral.