Los Tratados a firmar comprometen la soberanía de la política pública

                    

Reportaje a Gustavo Buquet

La política internacional, la diplomacia, los tratados y las leyes constituyen un mundo complejo, farragoso, del cual la mayoría de los mortales prefiere alejarse. Pero no es solo decisión de una de las partes, todos esos factores mencionados, aunque quiera ignorarlos, le tironean la falda, se meten en  sus negocios, están presentes en el estudio de sus hijos y se sientan a su mesa aunque usted no los invite. No se les puede ignorar. Existen y mejor es conocerlos.  De esos temas y su trámite político hablamos con Gustavo Buquet, economista, master en economía industrial, doctor en comunicaciones, docente e investigador de Udelar, integra Casa Grande FA y reviste como asesor de la senadora Constanza Moreira.

Claridad.- ¿Cuándo surgió la polémica sobre el TLC/C (Tratado de Libre Comercio con Chile) y el  TCP (Tratado Comercial entre los Pueblos) en el seno del Frente Amplio?

Gustavo Buquet.-Mas allá de los anuncios públicos que realizó la  Cancillería, en realidad el proyecto de ratificación del TLC con Chile apareció en el Parlamento sin ninguna discusión previa, vino como si se tratara de cualquier asunto corriente, siendo en realidad un tema de suma importancia. A partir de esto, Casa Grande junto con otros sectores plantearon que se trataba de un tema que no podía ser resuelto a nivel de bancada, sino que requería una definición de la fuerza política. Ya que estos acuerdos tienen un valor estratégico, existiendo un antecedente reciente como lo es el Tisa (sigla por su nombre en inglés: Trade in Service Agreement). Sobre este Tratado fu el Plenario Nacional del FA el órgano que fijo la posición. El tema fue llevado a la Carifa (Comisión de Asuntos y Relaciones Internacionales del FA) que recibió a organizaciones sociales, ministerios, etc;  está claro que hay dos posturas claramente definidas en el FA, una que mantiene la estrategia de liberalización comercial y otra en la que estamos nosotros que consideramos que los acuerdos comerciales tienen que estar atados a una estrategia de desarrollo. Se confeccionaron dos documentos que fueron discutidos en la Mesa Política, se designó una Comisión y se fijo fecha para un Plenario Nacional que tendrá lugar el 5 de mayo  próximo.

C.- ¿Cuáles son los elementos discordantes más visibles con el TLC/C (Chile) y el TCP?

G.B.-Más allá de los temas concretos del acuerdo con Chile, hay que referirse a una concepción que el FA tiene marcada en su programa y que es una estrategia de desarrollo orientada a la transformación de la matriz productiva. Esta transformación significa que dentro de la estrategia, tanto en la estrategia al interior del Uruguay; como a la de inserción internacional, deben introducirse cambios en la estructura de producción identificada con la cadena agroexportadora, y que este pase a generar otros sectores que a su vez incorporen valor agregado, como lo ha hecho el sofwart. Pero también hay otros muchos sectores que podrían desarrollarse a partir de la incorporación tecnológica; en el mundo de las telecomunicaciones, dentro de las tecnologías de la información, como pueden ser la mecatrónica, la inteligencia artificial, la robótica, la impresión 3 D. Nosotros entendemos que hay que preservar estos sectores. La estrategia de inserción comercial tiene que estar articulada con un programa nacional de desarrollo y esto es la falta de visión que, a nuestro entender, tiene la política de la Cancillería que va a establecer acuerdos comerciales dando por supuesto que la liberalización comercial le hace bien al Uruguay. Y está bien demostrado que este tipo de liberalización comercial lo que hace es reproducir y fortalecer la matriz vigente.

Entrando en los temas particulares del TLC, se trata de un retroceso mayor, y no es por que entendamos que no hay que hacer acuerdos comerciales con países de América Latina. No, no es así, nosotros entendemos que lo que hay que hacer son acuerdos de complementación económica, de cooperación, de búsqueda de acuerdos de articulación en base a las capacidades de cada uno. ¿Qué hizo la Cancillería al firmar el TLC con Chile? En primer lugar encontró un formato nuevo, un formato que se planteó en el TISA y que cuando se planteó en el  Plenario del FA se le dijo claramente que NO. Este formato denominado TISA plus, que tiene más restricciones que el propio TISA, lo que establece es la negociación con listas negativas, Uruguay nunca lo había hecho. Esto quiere decir que se excluyen los sectores que Uruguay y por su parte  Chile, entienden estratégicos, quedando liberalizado todo lo demás. Con lo cual se descuidan algunos sectores que no se contemplaron en la estrategia de desarrollo, impidiendo, a futuro, el desarrollo de políticas públicas en otros sectores. El desarrollo hace que, permanentemente se estén incorporando nuevos sectores donde Uruguay podría desarrollarse. Esto se trata de un acuerdo de servicios, Uruguay ya tiene liberalizado con Chile el comercio de bienes, ya tenemos un acuerdo de inversión y otro de compras públicas, y también un acuerdo de información fiscal. El TLC de servicios no agrega demasiado, pero compromete la soberanía de Uruguay.

C.- ¿Podría ampliar la noción de listas negativas, para facilitar  una mejor comprensión de este tema?

G.B.- Se trata de una nueva forma de negociar. Por ejemplo: las mismas no están aceptadas en los acuerdos multilaterales a nivel de la OMC (Organización Mundial de Comercio). Es una forma negociadora, promovida principalmente por USA y otros países desarrollados, en el marco de los  acuerdos bilaterales de comercio al no alcanzarse acuerdos en los  multilaterales. Implica identificar y definir los sectores estratégicos y sacarlos de la negociación. Entonces,  automáticamente, todas las cláusulas establecidas en el convenio, que limitan la soberanía de desarrollo de la política pública, quedan establecidas para el resto de los sectores. Si un  grupo, o equipo negociador, olvido establecer un sector como estratégico, luego ya no podrá desarrollar políticas para ese sector. En cambio, si se negocia por listas positivas, lo que se hace es negociar sector por sector (uno a uno) vamos a negociar, el sofwart, la arquitectura, la mecatrónica, call center y otros; y de ese modo Uruguay puede ver los sectores en los que tiene fortalezas, así como los que  presentan debilidades. Lo mismo Chile. y se hace un acuerdo bajando los aranceles en esos sectores y por lo tanto cooperando. Con listas negativas es muy difícil hacer ejercicios de impacto; ¿cómo valoramos los que se pierde por no poder implementar políticas de promoción para sectores que hoy no existen pero existirán en el futuro? Algo a agregar es que en el marco del TLC/C la Cancillería no realizó estudios de impacto, para determinar cómo la liberalización comercial va a afectar los distintos sectores, por ejemplo: puestos de trabajo perdido, valor agregado perdido,  y también cantidad de valor agregado ganado, para determinar los aspectos positivos y negativos del acuerdo.

C.- ¿Cuáles son las debilidades que exhibe Uruguay a la hora de negociar acuerdos comerciales?

G.B.- Uruguay tiene muy buenos y sólidos funcionarios de carrera en Cancillería, técnicamente muy competentes, el problema  es que no se han unido esfuerzos  de los distintos ministerios y agencias para conformar un equipo negociador, en conjunto con un equipo de técnicos y profesionales que respalden, con definiciones políticas, las decisiones técnicas que va tomando el equipo negociador. Esta estructura debería quedar institucionalizada, ya que Uruguay trabaja de manera permanente en acuerdos internacionales. Necesitamos  una especia de  think- tank*(Usina de ideas en mano de expertos) que estudie los temas de comercio, que haga estudios de impacto, que además forme equipos, que defina los objetivos cuando vamos a negociar. En fin, nuestros equipos tienen que tener claro qué es lo que podemos firmar y qué es lo que no podemos firmar, eso sale de las negociaciones. Cualquier país que va a negociar tiene que tener claro qué firma y qué no firma, más allá que, luego, en la negociación, uno puede ceder o no. Hoy existe una dispersión  de fuerzas en la negociación y hay muy poca gente negociando, imaginemos lo que puede ser la negociación de Uruguay con un país desarrollado, cuando  la propia Cancillería reconoce que, negociando con los chilenos, por cada uruguayo había 8 chilenos.

C.- ¿Cómo se imagina que pueden mitigarse o superarse las debilidades que tiene Uruguay en ese campo?

G.B.- En primer lugar hay que unir, articular las instituciones que trabajan los temas del desarrollo, por ejemplo OPP creó una Dirección Nacional de Planificación que está haciendo estudios de prospectiva al 2050, todavía no se han hecho públicos los resultados; pero nosotros suponemos que hay una estrategia de desarrollo que incluye una modificación de la matriz productiva en el horizonte 2050, pero hay otros ministerios que trabajan también en estos temas.  Lo primero que tal vez haya que hacer es recurrir a algunos instrumentos existentes, por ejemplo el Sistema de Transformación Productiva y Competitividad creado por Ley 19.472. Nosotros necesitamos un núcleo de expertos que trabajen los temas de desarrollo y que se unan, articulen con los equipos negociadores que se han conformado por los representantes ministeriales.

C.- ¿Ese equipo tiene que estar liderado por Cancillería?

G.B.- No necesariamente. Una cosa es que la Cancillería lidere las negociaciones, que es su competencia, y que además no tiene que ir sola ya que  puede incorporar a otros ministerios en las delegaciones, tal como se ha hecho. Lo que debe hacer el Poder Ejecutivo es crear un equipo de trabajo permanente, a los efectos  de generar insumos, fuertes, sólidos, consistentes y que articulen la estrategia de inserción comercial con la estrategia de desarrollo.

C.- ¿Puede enumerar los  supuestos sobre los que se apoya Cancillería para desplegar su estrategia de inserción comercial?

G.B.- Nosotros nos vamos a referir a cómo se afecta la soberanía. Solo, en sí mismo, el TLC/C es un error, por su formato. El problema es que, ante hechos consumados, bueno, aprobamos un TLC/ C,  y ahora seguimos firmando los mismos acuerdos con otros. Se anunció la firma de tratados idénticos con Perú y  Colombia, y el objetivo de conseguir ser Estado Asociado de la Alianza del Pacifico previo a que termine esta legislatura.

C.- ¿De acuerdo con esto, usted considera que este tipo de Tratado compromete la soberanía de nuestro país?

G.B.- Compromete la soberanía de la política pública, porque estos acuerdos que, como ya dijimos se le denomina Tisa plus, contienen las clausulas de trato nacional. No solo liberalizan los aranceles. Establecen condiciones de funcionamiento en la regulación de los mercados. El trato nacional, las empresas chilenas radicadas en Uruguay deben merecer el mismo trato que las nacionales y no podrán sufrir ningún tipo de discriminación; pero también incorpora la clausula denominada “presencia local”, que habilita a las empresas chilenas, aun no siendo residentes, se les trata de la misma forma que las locales. Y existe también otra clausula llamada “de acceso  a mercados”, que determina que los mercados deben que quedar con la regulación que tienen al momento del tratado sin modificaciones ulteriores.

Una vez que está el acuerdo, las situaciones de regulación no pueden revertirse, quedan congeladas. Además, se incorporan otras dos clausulas: statu quo, a partir que comienza a negociar se muestra toda la legislación y la normativa (sin ocultamiento) y luego de ese inicio no se puede modificar nada en la regulación; trinquete, si se quiere modificar algo y las partes se ponen de acuerdo tiene que ser únicamente para liberalizar nunca para mayor protección. Está  dicho y escrito por la asesoría comercial del MEF que tiene documentos que consignan que estos acuerdos limitan la soberanía política. Pero establecen que, como ya se limitó la soberanía,  como estrategia debemos  seguir firmando estos acuerdos, los argumentos que emplean es que transparentan los mercados, que nos hace más competitivos  y, lo peor de todo que dan prestigio internacional, estamos firmando  acuerdos por prestigio y no actuamos en defensas de nuestros intereses, del empleo de calidad, de nuestras empresas, especialmente de la PYMES.

C.- ¿Cómo valora el hecho que finalmente este tema sea definido por el Plenario del FA?

G:B.- Nosotros pensamos que algunas acciones y medidas del gobierno no están claramente contempladas en el programa, y algunos otros sectores entienden que la política del gobierno se aparta del programa, de este modo se crea una situación que debe ser dirimida en el seno de la fuerza política. ¿Cuál es el ámbito más apropiado?, descartando al Congreso, no es otro que el Plenario Nacional, donde están representados todos los grupos y las bases. La Mesa Política decidió trasladar el  tema al Plenario, donde será abordado en base a un documento elaborado y consensuado en la comisión especial creada a esos efectos, que servirá de insumo a la discusión, lo que hace posible a llegar a ciertas formas de acuerdo generales, para luego a pasar a expedirse por “TLC SI, TLC NO”. ¿En qué situación estamos,  como usted sabe, al día de  hoy hay algunos grupos que han definido su posición, otros todavía no lo han hecho y las bases comenzaron su discusión para fijar posición. Si usted me dice  en este momento, cuál posición va a prevalecer cuando se llegue a la votación, yo le diría que está reñido; pero independientemente de cómo se terminen alineando los sectores, podría haber una postura favorable a la no ratificación del TLC/ C

C.- ¿A esa mayoría se llegaría con el apoyo de las bases?

G.B.- Claro, es evidente que la postura que tomen las bases será fundamental para aprobar o rechazar el TLC/C o el TCP.*