Lo que no se cura o extirpa, sigue enfermando

 

 

Sobre convicciones y conveniencias



Escribió: David Rabinovich (allá por ¿Julio de 2013?)

 

A veces es bueno volver sobre lo que sucedía, pensábamos y hacíamos hace unos años. También sobre lo que escribimos, claro. En este caso, hace poco más de cinco años, así comentábamos sobre izquierdas, derechas y democracia.

 

Todos los golpes tuvieron objetivos similares

El 27 de junio de 1973 en Uruguay y el 11 de septiembre de aquel año terrible, en Chile, se dieron dos golpes de estado. Eran parte de un mismo plan, respondieron a las mismas ideas y a los mismos intereses; aunque fueron muy distintos.

En Uruguay, el movimiento guerrillero estaba derrotado y la alternativa electoral de las izquierdas era incipiente. Mientras que en el Chile de Salvador Allende avanzaba un proceso de transformaciones profundas que, según Marta Harneker, fue precursor de lo que hoy llama ‘Socialismo del Siglo XXI’. ¿La claridad de pensamiento de Allende explica la saña con la que fue combatido? ¿Justifica la figura de Pinochet que hoy el sistema chileno tenga bloqueadas las salidas para una auténtica democracia? Derrotada la vía armada en Uruguay ¿por qué el régimen fue contra todo lo demás? Izquierdistas, sindicalistas, cooperativistas, intelectuales, religiosos… El régimen fue contra todo lo que tuviera el mínimo tinte progresista.

Se hace necesario profundizar sobre el papel de las derechas ‘civiles’, de las cámaras empresariales, de algunos que pusieron los cimientos a sus fortunas personales en aquellos años de terror para nosotros. Hay que poner atención en el sistema de medios que las dictaduras construyen, en la deuda externa que contrajeron, en el estado de la educación y la salud al momento de ‘recuperar la democracia’. Falta mucho para poder decir que se dejó atrás aquella herencia.

 

La política para cambiar la vida de la gente

Quienes reniegan de la política y de los políticos porque “son todos iguales”, devienen en ciudadanos prescindentes. No militan para incidir en las decisiones cotidianas, piensan que se mantienen de esa forma “puros” pero dejan que otros resuelvan por ellos. Esto pasó antes de la dictadura, durante la dictadura y sigue pasando hoy.

Hay muchas militancias posibles como la de quienes construyen un relato histórico acomodado al papel que quisieran haber tenido en el pasado.

Según el Dr. Jorge Batlle “No fue el Partido Colorado; fue un sector del Partido que hizo un acuerdo político con lo que quedaba de aquel movimiento social [el ruralismo], que estaba orientada por Juan José Gari (…)” Bordaberry, según Batlle, hizo un acuerdo con Jorge Pacheco Areco y nunca fue colorado “tampoco fue por blanco que integró el Senado en representación del Partido Nacional. En ambos casos él representó a un movimiento social de carácter rural, que fundara el señor Benito Nardone, alias Chicotazo.”

Entonces ¿por qué Bordaberry fue candidato del Partido Colorado? Sigue siendo una buena pregunta.

El 40 aniversario de la disolución del Parlamento trajo una cantidad de publicaciones, estudios y opiniones. En un informe de Brecha (28/06/2013) Alfonso Lessa sostiene: “El Partido Comunista financia el semanario de Gregorio Álvarez. Era tal la confusión de todos los sectores…”. Efectivamente, fueron épocas de grandes confusiones, algunos las sufrieron de forma dramática, otros las aprovecharon… Hoy como ayer hay quienes siembran confusiones y quienes cosechan espanto. Algunos mienten con descaro. Pero el parecido nos asusta.

En la misma publicación Álvaro Rico dice: “…febrero (del 73) es la configuración de un bloque de poder cívico-militar en el que los sectores políticos más conservadores, reaccionarios y golpistas, no son desplazados sino que se suman, se incorporan.” Me permito matizarlo. Creo que luego de “depurar” sus propias filas, son los militares que se suman, se incorporan, al proyecto de las ‘elites’ empresariales y los poderes imperiales.

Para Lessa en aquellos años “Era la revolución cubana consolidada a pesar de sus dificultades, y la posible apertura de una vía pacífica y democrática al socialismo (Chile), con mucha participación ciudadana y un programa de grandes transformaciones que respetaba la legalidad liberal.”  Los golpes de estado y el Plan Cóndor habría sido la respuesta del imperio a esas amenazas.1

El periodista y escritor sostiene la teoría de que la izquierda también fue “culpable” “…se obvia muchas veces lo que pasó en febrero del 73 para ir directo a junio y echarle la culpa a Bordaberry, a la derecha y a los militares. Acá hubo una responsabilidad compartida”.

Porque los apoyos civiles a la dictadura que identifica Alfonso Lessa se reducen a “Un sector de los blancos herreristas y parte del pachequismo.” Por otra parte Álvaro Rico admite que “…no hemos podido profundizar en los sectores civiles, empresarios, financieros, que usufructuaron el statu quo dictatorial. Hay sectores productivos que claramente se beneficiaron con la dictadura.”

 

En el relato histórico ¿sólo vemos la espumita?

Hay que analizar como en las novelas: ¿Quién se beneficia? ¿Quién tuvo el motivo y la oportunidad?

Lincoln R. Maiztegui Casas, -socialista arrepentido- afirma en El Observador, 27/06/2013. “Y no son precisamente ni la izquierda política nucleada en el Frente Amplio, ni el movimiento sindical, los más indicados para afirmar, como hacen algunos de sus integrantes con notoria desvergüenza, que ellos no tuvieron nada que ver, porque fueron las víctimas y los paladines de la resistencia.”

Gabriel Mazzarovich cuenta, cómo luego de sufrir la cárcel y las torturas, les costó asumirse como víctimas. Las víctimas ¿fueron sólo los asesinados y los desaparecidos? Casi que fueron privilegiados los destituidos o aquellos a los que sólo les tocó alguna noche de jefatura o cuartel. Los que pasaron por la tortura y la prisión ¿resultan relativamente ‘afortunados’ porque lograron sobrevivir?

Lo más importante es que la sociedad fue una víctima colectiva a la que –luego de 40 años- todavía le cuesta asumir los conflictos que los procesos de construir alternativas inexorablemente conlleva. Después están las peripecias individuales. Nada banales por cierto.

 

Hoy como ayer

Según El País “Las gremiales del sector agropecuario pidieron al gobierno atender su situación.”  Los gremialistas rurales presentaron su preocupación al vicepresidente por las consecuencias que pueda tener sobre la producción nacional la reimplantación del Impuesto al Patrimonio recientemente votado. "No es un problema de pagar un impuesto o no, sino del concepto global de la producción", dijo Echeverría a El País.”2

Explicaron que el dinero a pagar por el Impuesto al Patrimonio "no va a estar en la producción, porque va a haber menos inversión en fertilizantes, en pasturas, en genética, todo lo cual va a ser negativo". Luego advirtió que la protección de las empresas familiares "fue uno de los aspectos en que más hicimos hincapié; que la producción, los frigoríficos y por ende el empleo "es parte de la cadena que se va a resentir" y que si el productor empieza a mermar en su rentabilidad, “comienza a bajar los brazos".

Los grandes terratenientes afirman que el impuesto es "un costo fijo, independiente de la rentabilidad que pueda tener", y que así "se afectará sensiblemente la competitividad del país". Se trataría de un impuesto "ciego" al activo tierra, modalidad tributaria que está quedando "obsoleta" en el mundo. 3

Es difícil comentar tanto cinismo, pero quizá retenciones que graven directamente las ganancias de las exportaciones, sí les vendría bien.

 

La lucha de clases, los cuarteles y sus puertas

En aquellos años quedó demostrado que la lucha de clases no se detiene a la puerta de los cuarteles, de las iglesias, ni de las aulas. Ni la borra de una vez y para siempre los procesos cívico-militares.

Los prescindentes son un peso muerto para el avance de las sociedades y las 500 familias, serán más o serán menos, pero siguen cada día más igual a sí mismas.

 

1 Cinco años después, otros son los desafíos para las derechas y otras son las respuestas, pero en esencia la lucha de clases sigue planteada en similares términos.

2 Pasaba hace 5 años más o menos lo mismo que ahora. Hoy hay problemas reales en ‘los mercados’, pero venimos de una década larga, brillante para el agro.

3 Hoy el ruralismo se llama ‘Un solo Uruguay’ y el problema, para ellos, sigue siendo el ‘costo del estado’, no la parte que se lleva de la producción los intermediarios, los que venden insumos y servicios agropecuarios o los propietarios rentistas. La que les duele es la plata de las políticas sociales.