Con Federico Kreimerman de Compromiso Socialista entrevistado por Eduardo Aparicio y Garabed Arakelian
En la esquina de Colonia y Juan Paullier, en una ochava pintada de rojo rabioso, desde hace poco tiempo tiene su sede Compromiso Socialista. Allí entrevistó Claridad a una de las figuras más visibles de esta organización: Federico Kreimerman (33), ingeniero industrial, funcionario de OSE, que llegó –y llegamos- puntualmente a la reunión concertada. Era la media tarde pero en el local ya estaba un grupo de personas jóvenes, estudiando algunos, trabajando en un equipo de audio otros que hicieron espacio para desarrollar este reportaje que empezamos, sin “calentamiento previo” y sin “anestesia”. Es que, aunque joven, el entrevistado es ducho en estas lides. De modo que así comenzamos y este fue el desarrollo de la entrevista.
- ¿Cómo y por qué surge Compromiso Socialista?
- Los integrantes de Compromiso Socialista nos constituimos en grupo político a mediados del 2017. Provenimos de un trabajo conjunto a nivel universitario, particularmente dentro del movimiento estudiantil y después en la Universidad. Muchos fuimos egresando y mantuvimos la participación en los órdenes universitarios de egresados y docentes. De modo que el surgimiento viene desde las coincidencias en la militancia gremial universitaria y a partir, primero de una visión de la política gremial y después, de una visión sobre la política nacional. La gran mayoría de nosotros tiene un pasado en el Frente Amplio, no de grupo pero si a título individual. Lo que nos llevó a juntarnos fue la necesidad de aunar posiciones a nivel de la FEUU en una perspectiva independiente, sobre todo después que el FA llegara al gobierno, como parte del debate interno del movimiento estudiantil, donde mucho sosteníamos que había que preservar la independencia manteniendo las reivindicaciones sin por ello ser prescindentes del gobierno. En la lucha cotidiana fuimos avanzando en esa dirección. Después de mi egreso se creó una corriente de opinión universitaria, crecimos y comenzamos a dar debates en la interna universitaria, casi siempre vinculados a la calidad académica, a la mejora de las condiciones laborales de los docentes y de los trabajadores universitarios, en defensa del Hospital de Clínicas, todos confluían en una cosa, la necesidad de contar con un digno presupuesto. Discutiendo estas realidades en el Consejo Directivo Central, yendo al Parlamento, o al MEF, nos dimos cuentas que lo que nos pasaba tenía que ver con el modelo económico imperante, y comprendimos que el cambio de orientación económica para obtener un cambio en los lineamientos del presupuesto nacional no se logra en el seno de la Universidad. Allí descubrimos que nuestro análisis sobre el modelo económico era correcto pero que disputa planteada trasciendía a la UDELAR con su limitada inversión en investigación y educación. Así fuimos comprendiendo que no teníamos cómo trasmitir lo que pensábamos porque el ámbito universitario es muy restringido. Y entonces maduramos la idea de tener una expresión política que transcendiera a la Universidad, es decir: a nivel global y nacional.
En términos personales me considero marxista y por lo tanto mi concepción del mundo va de la mano del proyecto de emancipación de los trabajadores Pero el mismo queda muy acotado si se reduce al ámbito universitario. De modo que, además de afirmarnos en nuestros aspectos conceptuales, entendimos que era el momento, que en este 2018 ya habían madurado las condiciones para que los compañeros que veníamos trabajando desde la Universidad diéramos el paso de reunirnos en un nuevo grupo político. Conocimos a la Unidad Popular en el marco esas discusiones y debates particularmente de la lucha por el Hospital de Clínicas.
- ¿Cuáles fueron las principales razones que lo llevaron a dejar el FA?
- Las razones fueron de carácter individual, porque nuestro recorrido fue individual y realizado en varios sectores. Personalmente apoye mucho tiempo al Partido Socialista, después milité en la 1001, también milité en los comités de base. Cuando entendimos que el FA estaba agotado nos conformamos como grupo. Sin perjuicio de ello hacemos primero una importante aclaración: nosotros respetamos mucho a quienes honestamente creen que el FA sigue vigente como herramienta del pueblo uruguayo para la realización de transformaciones; pero nosotros entendemos que es necesario un espacio independiente para la izquierda. Vemos que hoy la unidad del Frente Amplio sirve para ir detrás de una política económica que está reñida con los principios de la izquierda y con un proyecto alternativo al capitalismo, es decir con un proyecto socialista. Creemos que el Frente no va hoy detrás de eso, y que la unidad que se busca y pregona en los medios, termina después expresándose como una capitulación frente al modelo aplicado que no ha hecho otra cosa que reafirmar, legitimar, el capitalismo en el Uruguay. Pero, también aclaramos, que esto no significa que dinamitemos puentes.
- ¿Qué esperan encontrar en Unidad Popular?
- Principalmente un espacio unitario Se trata de la construcción de una herramienta nueva. La UP es una coalición de partidos, es decir un espacio donde se pueda levantar con fuerza las banderas de quienes seguimos defendiendo posiciones de izquierda que en parte fueron los principios fundacionales del FA. En la UP tenemos objetivos referidos al plano electoral y a la acción parlamentaría, una acción independiente y, sobre todo, un espacio en construcción. Después de haber vivido la experiencia frenteamplista nosotros nos impusimos una condición al entrar a la UP: entramos a condición de que eso no nos implica una pérdida de independencia y un rebaja de nuestros principios, cosa que nosotros ya hemos vivido al vernos obligados a votar, o apoyar, ciertas posturas de las que no estábamos convencidos. Una cosa es plegarse a aspectos tácticos y otra diferente es cuando se trata de cosas que están reñidas con la sustancia de lo que uno cree. Bueno esa fue la condición que nos impusimos, hasta ahora hemos tenido diferencias y debates en la UP, que además los hemos hecho públicos, pero nadie nos ha dicho: “para quedarse acá tienen que decir otra cosa”, eso no ha pasado, pero sí nos pasó antes. Por lo tanto buscamos un espacio de naturaleza unitaria, donde el debate pueda darse firmemente, a veces muy acalorado, para construir una herramienta de izquierda.
- ¿Qué opinan de la precandidatura abortada de Gurruchaga en el seno de la UP?
Bueno, yo le daré la visión de cómo vivimos, desde nuestro grupo, ese proceso. La candidatura fue planteada por un grupo de compañeros que ingresó a la UP, un poco después que nosotros. Son compañeros que conocemos de la actividad universitaria. Cuando nos hicieron saber unilateralmente sus intenciones de plantear una candidatura alternativa, les dijimos que nos parecía bien y que lo hicieran; pero que debían hacerlo en el Encuentro Nacional de la UP que se celebró en abril. Teníamos claro que esa propuesta no iba a recoger un apoyo de las fuerzas mayoritarias, eso era algo evidente, pero nos parecía que estaba dentro de la intencionalidad de construir democráticamente una herramienta, pero los compañeros, que puedo imaginar el porqué pero que no conozco explícitamente sus razones, no fueron al encuentro. Optaron por utilizar mecanismos legales a través de la Corte Electoral, a fin de plantear la candidatura sin ir a los organismos de la UP a darla a conocer, es decir que fueron a solicitar el uso de un sub lema dentro del lema. Después, uno de los grupos que apoyaba la candidatura Pro Unir, no el que lanzó la candidatura, se fue de la UP arguyendo que no estaba de acuerdo con el procedimiento y entonces la candidatura de Gurruchaga quedó sin haber sido planteada en ningún ámbito orgánico de la UP. A nosotros nos hubiera parecido bien que fueran al encuentro a plantear otra candidatura, ya que, por definición, nosotros no somos contrarios a la existencia de más de una candidatura.
¿Qué opinión le merecen la estratégica y la táctica desplegada por el PIT- CNT?
- Vemos con sorpresa en lo que se ha convertido la dirección del PIT-CNT. Lo decimos francamente y nos sorprende que a la mayoría no le sorprenda. Rechazamos que el movimiento sindical sea el brazo ejecutor, el brazo sindical de las políticas del gobierno, sea cual sea este. Entendemos que no es correcto que un movimiento sindical plantee teorías sin ningún sustento teórico ni práctico, como “gobierno en disputa” o “bloque social de los cambios”, para terminar aplacando y desmovilizando, porque eso no se sustenta en la realidad. Está claro que no hay un gobierno en disputa; si lo hubo, el tema se laudó muy claramente para un solo lado en el primer gobierno. Nos sorprende que se siga planteando ese esquema, así como que se acepte proponer cláusulas de paz, que se vea cómo se vota un tratado de libre comercio y no se diga nada, incluso que algunos de sus dirigentes lleguen a decir que si los TLC dan trabajo está bien. Comprobar que un pensamiento similar se aplica para aceptar la instalación de las papeleras. Llama poderosamente la atención que dirigentes del PIT-CNT hayan ido a Finlandia a negociar, ellos, junto con el gobierno. Con esta práctica sindical se promueve la conciliación de clases. Lo que a nosotros nos parece más aberrante aún, es el abandono de un proyecto social alternativo y que el movimiento sindical esté administrando, junto al gobierno, el capitalismo. Con esto no se propone una sociedad superadora ni una alternativa de los trabajadores. Eso para nosotros es lo que más sorprende, porque no es esa la historia y tradición del movimientos sindical, por el contrario, su historia es el debate acerca de las vías de acceso al poder. Un movimiento sindical construido en torno a la forja de una alternativa. El movimiento sindical está travestido, arropado con ideas de una conciliación de clases oculta, porque nada de lo que se hace luego se dice explícitamente ya que es adornado por un discurso contestatario.
- ¿El programa del PIT-CNT es más avanzado que el del FA?
- Como programa sí. El problema es que los programas están para ser aplicados. Si tengo los programas sólo para los momentos en que voy a hacer propaganda y si después no discuto cómo llevarlos a cabo efectivamente y ponerlos en práctica, estoy en problemas. El PIT-CNT declara buscar y estar por una sociedad sin explotados ni explotadores, pero después negocia clausulas de paz con UPM y dice que si dan más trabajo, todo eso está bien. El FA se sigue definiendo como una fuerza antiimperialista y anti oligárquica, pero ahora el antiimperialismo no se practica por el Poder Ejecutivo. El programa es más avanzado sí, pero la conducción sindical no tiene integrado a su accionar cotidiano la aplicación efectiva de su programa.
- ¿No piensa que la apuesta de la CSGU tiene una naturaleza divisionista?
- Le respondo como para que no quepan dudas: no creemos que la CSGU sea una alternativa viable al PIT-CNT. Tampoco pensamos que la unidad del PIT-CNT sea una cosa de principios. No es que nos parezca mal que el 26 de Marzo haya creado una central paralela al PIT-CNT, constituyendo tal medida un apartamiento ético. Para nosotros la unidad en términos de principios, es la de los trabajadores para luchar contra el capital en todas las expresiones y circunstancias de la explotación capitalista que se dan en la vida cotidiana de los trabajadores. La CSGU es un impulso muy voluntarista, que no tiene mucho sustento real porque es una ruptura que se produce en un momento donde no hay una base material para eso que quieren hacer. Nosotros entendemos que la unidad sindical debe ser la unidad de los trabajadores para luchar por sus reivindicaciones y un proyecto social alternativo. La CSGU para nosotros no es una vía válida. Pero también hay que decir que el PIT-CNT ha reconfigurado su propia estructura: tiene un programa pero cuando redefine sus estatutos va dejando de lado a los sindicatos más chicos, y eso es contra la unidad, la solidaridad obrera debe expresarse de forma que los sindicatos más poderoso rodeen a los sindicatos más pequeños y débiles. La línea mayoritaria va corriendo a los que molestan y entregando algunos conflictos; y correrlos si no van con la línea es dejarlos a merced del abuso patronal.
- ¿Puede mencionar cuáles son sus grandes críticas con las orientaciones económicas y sociales de los gobiernos progresistas en América Latina?
- Los gobiernos progresistas, en muchos casos, no en todos, han tenido un discurso, una retórica antiimperialista, pero creemos que en los hechos lo que hicieron fue renegociar las condiciones de la dependencia con otros bloques imperialistas. Los más contestatarios, como Venezuela han redirigido su deuda y sus negocios hacia China y Rusia. No han promovido una política real de independencia. Así que el imperialismo es algo más discursivo que real y conste que me referí a Venezuela, en el caso de Uruguay, la práctica de la política de las relaciones exteriores demuestra que de antiimperialismo esta no tiene nada.
Otro señalamiento es la no renegociación de los términos y de la misma deuda externa en conjunto, algo que en la historia ha sido propuesto por gobiernos no necesariamente de izquierda. Nos preguntamos: ¿por qué si había un marco común y una gran mayoría de gobiernos progresistas, no se fue a una negociación en conjunto de la deuda.
Fue un error haber entendido la unidad latinoamericana, como una unidad esencialmente de carácter comercial y entre Estados y no como la unidad de los pueblos para luchar por un destino común. Un planteo que ha sido siempre de las izquierdas. Los gobiernos progresistas, desde los organismos y las estructuras supra nacionales que crearon, limitaron la unidad a estos contornos.
El modelo implantado se basa en adaptarse a las necesidades del mercado mundial, que es controlado por las transnacionales. Con países como productores de materias primas, con economías fuertemente primarizadas, situación que estos gobiernos progresistas profundizaron, y lo hicieron de la mano de la Inversión Extranjera Directa que es la herramienta fuerte de las multinacionales, para amoldar el sistema productivo de los países dependientes a sus necesidades. La IED que se presenta como la panacea que da trabajo y demás, es el mecanismo por el cual las multinacionales arman la estructura económica de cada país en función de sus intereses y no a las necesidades de dicho país, y mucho menos a la de un desarrollo autónomo e independiente. Y lo hacen, en muchos casos, reprimiendo a los activistas sociales, a quienes se van de la línea establecida. Y lo hacen a veces de manera solapada y en otras simplemente de forma abierta y directa. En materia internacional las misiones de paz y las tropas de ocupación son serviles a esas directivas. El caso de Haití es indígnate, se trata de un país hermano, de un pueblo oprimido, y se recurre a un imperialismo “tercerizado”, caso MINUSTHA, para que el imperio quede libre y pueda ocupar sus mayores esfuerzos en el Medio Oriente. Se le hace el mandado, encabezado por el gobierno de Lula y secundado por Argentina y Uruguay. Para nosotros esto de progresismo, en cuanto a progreso no tiene nada.
Agrego dos cosas más: haber sido funcionales y haber defendido y promovido al capital, lo que para nosotros es imperdonable en los gobiernos progresistas, haciéndolo desde una retórica socialista: haber generado entre los pueblos de América Latina que éste es el cambio, que el cambio por izquierda es esto y en muchos casos que esto es socialismo, cuando no lo es, esto bastardea la idea del socialismo. Además es fermental al discurso y a los avances de la derecha, a la que le abre las puertas al sembrar la desilusión, la apatía, la resignación en la gente que por ahí no iba. Macri, Temer, Novik o Lacalle Pou, -pueden tener su mérito propio- no crecen por reacción a posiciones de izquierda, crecen porque el pueblo apoyó al progresismo con muchas expectativas de cambio, para que estos gobiernos terminaran haciendo más de lo mismo.
Se puede hablar de diferencias concretas en la política general, pero el común denominador es la legitimación del sistema. La política de híper apertura al capital internacional tal vez hubiese sido más difícil de implementar con gobiernos de derecha.
- ¿De acuerdo a lo expresado, ¿cómo definiría la política exterior de los gobiernos progresistas?
- Desde el punto de vista económico es la adaptación estricta a las necesidades y exigencias de la reorganización del mercado mundial por parte de las multinacionales; dicho en forma aún en más concreta: es cómo se reorganizaron para aumentar la extracción de plusvalía de la clase trabajadora a nivel mundial.
Después, en el plano de las relaciones internacionales, el papel del gobierno uruguayo ha sido nefasto, en Medio Oriente y en Palestina, y en Haití, ha sido nefasto en general en la OEA. Hay que preguntarse cómo Uruguay, un país diminuto e insignificante en la geopolítica mundial, termina ocupando un lugar en el Comisión de Seguridad de la ONU, y eso solo se explica, por el cumplimiento de una serie de indicaciones, por haber sido funcional y haber hecho bien ciertos mandados. A Almagro ahora se le critica, pero por algo llegó a la OEA. ¿Cómo un uruguayo que no tenía prestigio de estadista finaliza ocupando la silla de Secretario General? Solo se explica por haber sido muy funcional en materia internacional a quienes mandan en el mundo.
- ¿Cree que hay sectores de orientación socialista auténtica en el FA? ¿Cuál es la política de Compromiso Socialista frente a los mismos?
- Entendemos, sin lugar a dudas que hay muchos compañeros de orientación socialista en el FA, hay gente que se define como socialista que está en el FA y cree que el Frente mantiene vigencia en tanto instrumento que facilite el camino al socialismo. Ya hablar de sectores como tales nos genera una duda, sectores que tienen dirigencias y por lo tanto aplican una política. Yo soy un asiduo lector de Vivian Trías y me pregunto siempre que lo leo si Trías estaría hoy en este Frente Amplio. Hace muy poquito leí el llamado a la Unión Popular, lo hace delimitando los términos con corrección frente a otras propuestas de unificación de las izquierdas; establece la alianza poli clasista y dónde tiene sus límites. En la actualidad para el FA, en la alianza poli clasista vale todo con tal de mantener el gobierno, aunque implique poner a los trabajadores detrás de los intereses de las demás clases sociales, porque la unión poli clasista tiene sentido siempre y cuando se haga en torno a los intereses y el programa de los trabajadores, cosa que hoy el FA no lo tiene. Como la pregunta hace referencia a sectores, si hay un sector socialista en el FA le preguntaría ¿Cómo defiende el seguimiento y el alineamiento sistemático de la política económica impulsada desde el MEF? ¿En ellas donde está la vía al socialismo? Nuestras diferencias con el FA no es de “tiempos”, no es que van muy lentos y los que están en la UP quieren ir más rápido, es de “brújula”, es de orientación, no es un problema de velocidad. Las vías al socialismo deben evidenciarse y concretarse, nos deben demostrar algo con hechos. En materia de cosas tangibles tenemos el trato a las empresas públicas, el presupuesto de la educación, un sistema de salud diseñado en base al lucro, en la represión del Ministerio del Interior.
Queremos diferenciar, una cosa es el militante y otra los sectores y grupos, que hay socialista en el FA no tenemos duda, y que el FA no es hoy un instrumento al servicio del socialismo tampoco.
-¿Cuál es la política de Compromiso Socialista con la izquierda no aglutinada en la UP?
- Nosotros frente a la izquierda que no está en la UP, que puede estar todavía en el FA o fuera de él tenemos, hacia todos esos compañeros una política de respeto, de dialogo, de intercambio y sobre todo de acercamiento; de invitarlos a discutir, porque cada uno cree en tal o cual vía, por qué estar en la UP, o por fuera de ella, y la vigencia del FA. Nosotros queremos trabajar en la unidad de la izquierda, pero debe ser una unidad que se pueda expresar en hechos y políticas concretas. Las banderas de unidad tienen que servir para hacer una política basada en un accionar de izquierda, y como dije al principio no estar al servicio de la justificación de cosas con las cuales no estamos de acuerdo, por que están reñidas con la esencia conceptual del pensamiento de izquierda.
-¿Cómo conciben ustedes la unidad de acción política con sectores que reivindican, en el plano histórico, la experiencia estalinista?
-Yo separo: una cosa es el balance histórico del período que se le llama “estalinismo” que me parece mucho más complejo de lo que un sector político hago o no haga ahora; entiendo la referencia al estalinismo como alusión a la práctica política cotidiana en la vida militante. Creo comprender el sentido de la pregunta y digo: nosotros actuamos con cualquiera. Si es por reivindicar me permito abrir un paréntesis, para anotar hay grupos políticos en la izquierda que reivindican al estalinismo y otras atrocidades, incluidos algunos que están en FA. Por ahora nadie nos censuró en la UP, en ninguno de los debates que dimos; entiendo, frente a este tema, como a otros, que para nosotros lo primordial es la discusión intelectualmente honesta, sin ocultamientos. Nosotros nunca actuaremos en sentido contrario a lo que pensamos.
- ¿cuál es la posición de Compromiso Socialista frente a Venezuela y Nicaragua?
- Para nosotros el gobierno nicaragüense no tiene nada de revolucionario, o de izquierda, es una flagrante traición o deformación de la revolución sandinista de los 70. Rechazamos frontalmente a ese gobierno que reprime generalizadamente a militantes sociales, opositores, estudiantes; nosotros venimos del movimiento estudiantil, tenemos compañeros y amigos “nicas” y no podemos más que condenar el accionar de Ortega. Nadie que se diga de izquierda puede defender a ese gobierno. La política económica de Ortega cumple a rajatabla las orientaciones del FMI. Ortega solo tuvo retorica de izquierda.
Venezuela es un caso distinto, tenemos un gran respeto por la figura de Hugo Chávez, que fue un líder honesto, que dio opciones de participación y poder. Pero ya, no Hugo Chávez, sino el chavismo en general, y más concretamente el PSU, es una fuerza que expresa a la pequeña y nueva burguesía, que no se propuso acabar con las relaciones capitalistas en Venezuela Si bien tuvo una retórica antiimperialista contra USA, cambiaron de amo poniéndose al servicio de eje Rusia – China: las inversiones chinas aumentaron diez veces en todo el período del gobierno del PSU.
No construyeron ninguna alternativa real, que se ve en la actual crisis, y que se puede explicar por el bloqueo, el accionar de la derecha fascista (que existe), porque Venezuela es una pieza en el tablero de la geopolítica, donde los EE.UU juegan procurando competir, pulsear, contrarrestar, a Rusia y China.
El proceso chavista no decantó hacia el socialismo, no se preocupó en trasladar poder real a los trabajadores, en un cambio en la propiedad de los medios de producción. No desarrolló un aparato productivo nacional. Buena parte de la escasez se explica por qué Venezuela importa todo, pues no ha desarrollado una industria nacional. Hoy dependen de la renta petrolera, utilizada principalmente para las políticas sociales, que son necesarias y con cosas muy bien hechas, porque hay que alimentar, atender la salud y educar al pueblo, a la vez que son generadoras de concesos. El gobierno de Maduro sigue pagando en tiempo de crisis, rigurosamente la deuda externa, los servicios de deudas se cubre a costas del pueblo ya que cuando impide la entrada de bienes fundamentales para la vida del pueblo (alimentos, medicamentos, insumos, etc.) lo hace para que no disminuyan las divisas en un país que no produce nada.
- ¿Qué posición tiene frente al feminismo y los movimientos LGTB?
- Es la primera pregunta que me hacen desde los movimientos, mi posición es de respeto, comparto muchas de sus reivindicaciones, creo si, que el trasfondo de esas reivindicaciones en el marco del capitalismo no tienen fin, la opresión de la mujer hasta tanto exista la opresión del ser humano va de suyo. Sobre todo el feminismo me interesa mucho, porque la opresión es una cuestión cotidiana. Nos interesa mucho reivindicar la participación de la mujer en política siendo claro que la escasa presencia de mujeres se da justamente a causa de las actuales condiciones no solo laborales sino también de relacionamiento social y que no alcanza con decir lo lindo que es que los varones tenemos que ser solidarios, entendiendo que para que las compañeras participen de la militancia política es necesario liberarlas de una serie de tareas que la sociedad considera naturales e intrínsecas.
- ¿Es decir que hace tareas domésticas?
- Por supuesto, con mi compañera convivimos desde hace ocho años y militamos los dos en política.
-¿Le toca lavar los platos?
- Claro.
- ¿Sabe cocinar?
- Sí, aunque eso tal vez sea atribuirme cualidades que no tengo. Cocino cosas extremadamente básicas.
- ¿Creyente?
- Ateo.
-¿Ateo o agnóstico?
- Nada, soy marxista. Aunque aclaro que tengo profundo respeto por la religiosidad, no por las instituciones religiosas. Respeto a quienes creen y tienen fe. En ese sentido soy parecido a como lo planteaba Salvador Allende.
- ¿Es masón como él?
- No
- ¿Se crió dentro de la religión judía?
- No, no, no. Por mi apellido cualquiera puede inferir eso, pero mi madre, por ejemplo es católica.
- ¿Qué hobby tiene?
-Hoy tengo poco tiempo, la militancia me insume mucho tiempo. Hice mucho deporte, hoy solo juego al fútbol, en el pasado practiqué otros deportes. Después, estudio,
- ¿Estudioso permanente? ¿De qué cosas?
-Me interesa todo. Yo agradezco haber estudiado ingeniería y poder aplicar con facilidad el razonamiento científico.
-¿Cómo es eso que se dice que los ingenieros son estrechos y cuadriculados?
- Mucho los son, efectivamente. Mi militancia en la facultad se inicio por defender la idea de un profesional inmerso en los problemas del pueblo y no en un profesional que se aísla en el problema concreto sin entender las causas sociales o las consecuencias sociales de sus acciones.
- ¿Cómo congenia lo que estudió con la vida doméstica?
- Tengo habilidades para realizar los arreglos en la vida cotidiana. Me gusta llevar la ingeniería mecánica al terreno de la práctica. Me gusta la organización de la producción. Trabajé en Pluna en mecánica de aviones, en el área de mantenimiento, implementado los manuales
- ¿Juega al ajedrez?
- Si
- ¿Le gusta y escucha música?
- Sí.
- ¿Lee poesía?
- Poco, soy más aficionado a la historia y la novela.
- ¿Cómo describiría un fin de semana suyo?
- Siempre tengo alguna reunión con los compañeros, compartir con mi familia e ir a ver a Rampla.