El Frente Amplio ¿de derrota en derrota?

 

Jorge Notaro

Las bases del Frente Amplio se pronunciaron, quieren los tres puntos propuestos en el plebiscito. Por lo tanto ya no hay libertad de acción y son un dato, no negociable, para un eventual diálogo social. Un resultado muy promisorio.

La victoria del SI

La derrota jurídica del SI por no alcanzar el 50% más uno de votos, fue al mismo tiempo, una victoria en la interna del FA y en la sociedad. Las bases del FA se pronunciaron acompañando el 70% de los votos con la boleta, contra la opinión de los tecnócratas. Las bases no quieren diálogo social, quieren los tres cambios propuestos y es un mandato para un proyecto de ley. Se podrá decir que no se expidieron los órganos del FA, pero no se puede desconocer que con cada voto para Orsi-Cosse, con cada voto que llevó a los legisladores al parlamento, la papeleta del SI daba un mandato.

También se sacudieron las bases de los partidos de derecha, 110.000 de sus votantes votaron el proyecto de cambios en la seguridad social y además, 30.000 personas votaron sólo el SI blanco.

Resultado impactante si se tiene en cuenta el fuerte viento en contra, soplaban todos los partidos de la coalición de derecha, muchos dirigentes del FA, su presidente Pereira declaró que no votaba el SI y lo mismo hicieron Orsi y Cosse, se sumaron a soplar humoristas como Saldain y Desbocatti, y el sindicalismo corporativista de AEBU .

Algunos de los argumentos en contra ya no tienen vigencia. Los juristas que se oponían considerando que estas propuestas deberían ser materia de una ley, ya puede empezar a preparar el proyecto. Para los que por dificultades de comprensión lectora entendían que la papeleta proponía aumentar todas las pasividades mínimas y no a los pasivos, no tendrán problema con un proyecto de ley que dejará bien claro que cada pasivo que percibe un ingreso menor al salario mínimo nacional tendrá un aumento que los equipare. Tampoco se podrá entender que el salario mínimo corre riesgo, planteando con claridad que el ingreso se igualará al salario mínimo vigente en 2024 y que a partir de enero de 2025 se aumentará como las demás pasividades, por lo menos en el mismo porcentaje que aumentó el Índice Medio de Salarios el año anterior. También quedará fuera de toda discusión que no se congelan los privilegios de los militares.

 La derrota del FA

Cuando se comparan los resultados de octubre de 2024 con los de 2019, los dirigentes del Frente Amplio consideran que el aumento de votos señala una victoria; esta comparación no tiene en cuenta que el resultado de 2019 fue una catástrofe.

Si se compara con 2014 se concluye que fue una derrota. En 2024 el FA tuvo sesenta mil votos menos que en 2014 y sus votos, que representaron el 47.8% del total en 2014, mantuvieron el mismo porcentaje en 2024 (Cuadro 1). Los decepcionados del gobierno fueron muchos pero el FA solo captó una parte, tuvo aumentos muy importantes en el litoral y el centro del país, pero en Montevideo y Canelones los votos fueron menos que en 2019.

Cuadro 1 - Votos del FA en las elecciones nacionales

 

Año

Votos

(miles)

% sobre

total

2004

1.125

50.5

2009

1.105

48.0

2014

1.134

47.8

2019

949

40.7

2024

1.072

47.8

Como es sabido, desde 1971, en cada elección aumentaba el número de votantes del FA y en 2004, la crisis y las movilizaciones sociales terminaron de empujar votantes al FA, los más pesimistas considerando que no podía ser peor que el liberalismo tilingo de Jorge Batlle. La notoria mejora de las condiciones materiales de vida de los sectores populares durante diez años consolidó al FA como fuerza política mayoritaria; con una advertencia, el número de sus votos crecía menos que el total y se estancó en un 48% en 2009 y 2014, este último año a pesar de lograr el máximo de votos de su historia.

En 2019 los resultados sociales fueron los peores de los quince años de gobierno. El salario real y el número de personas trabajando aumentó todos los años desde 2004 hasta un máximo en 2015; el número de personas pobres y de desocupados descendió todos los años hasta un mínimo en 2015. En 2019 el salario real estaba congelado, se habían perdido sesenta mil puestos de trabajo, el número de desocupados y de personas pobres estaba aumentando. Es lógico suponer que estos resultados influyeron negativamente para el FA en la elección, como condicionante que se sumó a otras, como el candidato y su discurso, la estrategia política y de comunicación.

Este año había motivos para tener expectativas mejores, el FA no tenía en contra las críticas a la seguridad, la corrupción en el gobierno de Lacalle Pou fue escandalosa y se empobreció a la población durante la mayor parte del período de gobierno. Pero en 2024 el número de personas trabajando está aumentando, el salario real y las pasividades alcanzaron un máximo en toda la historia de las estadísticas de estos indicadores, maquillando los impactos sociales de la gestión.

En los últimos años la organización del FA se fortaleció, aumentó el número de comités de base y la participación de los militantes en las internas, los dirigentes recorrieron el país más de una vez y conocieron los problemas cotidianos de la población, la fórmula surgió de una decisión del Plenario en la noche en que se conocieron los resultados de la interna. ¿Qué impidió recuperar los votos de 2014? Se pueden considerar tres posibles condicionantes, el candidato, su discurso y la estrategia de comunicación.

El candidato no fue notoriamente mejor que Daniel Martínez, no tiene carisma y su discurso no lo diferencia categóricamente de los candidatos de la derecha. Puede ser resultado del programa, que no le aporta ideas ni compromisos, es un programa tecnocrático y demagógico. Tecnocrático, porque sus propuestas no tienen referencia a los actores sociales; por ejemplo, debería anunciar que la ley de promoción de inversiones priorizará a los productores agropecuarios familiares, a las pymes y a las cooperativas, agregando a la reducción de impuestos, créditos baratos y a largo plazo. Demagógico porque no dice cuánta plata se asignará a cada objetivo ni cuál será el origen de los recursos.

Don José Mújica y las elecciones

El carismático líder del MPP ya es Don José Mujica, como Don José Artigas y Don José Batlle y Ordoñez, son leyenda y están por encima de cualquier crítica. Ni siquiera personajes como Bianchi o Da Silva, cuando bombardean el fracasado proyecto faraónico de Aratirí -puerto de aguas profundas- regasificadora, le asignan responsabilidad. El carisma no es transferible, entre otros ejemplos cuando promovió la candidatura de Agazzi a la presidencia del FA o la de Villar a la IMM.

También le fallaron algunos candidatos a integrar la barra como Raúl Sendic hijo o Daniel Placeres entre otros; algunos aliados como Saravia o Gonzalo Mujica; el caso extremo puede ser Almagro, que le vendió la candidatura al premio Nobel de la paz y con ese pretexto, salió a hacer su campaña para la secretaría general de la OEA. En ese heterogéneo conglomerado que es el MPP, es posible preguntarse ¿quién será el próximo Almagro o el próximo Saravia?

Don José Batlle y Ordoñez dejó una obra revolucionaria. Entre sus múltiples logros, hay uno que es poco difundido y que vale la pena destacar, lo que podríamos llamar la “nacionalización de la banca”. Las hipotecas y los seguros eran dos instrumentos financieros de explotación y empobrecimiento de los trabajadores, que manejaban mucha plata y estaban en manos de capitales extranjeros. Batlle y Ordoñez creó el Banco de Seguros del Estado y el Banco Hipotecario, con el monopolio de los seguros de vida y las hipotecas. Liberó a los trabajadores de estos instrumentos de explotación, logró una mejor gestión de estos recursos financieros y excluyó de estas actividades al capital extranjero. Soportó sin echar para atrás las presiones de Francia e Inglaterra, por intermedio de sus embajadores entre otras formas, que defendían los intereses de los capitales originarios de estos países que explotaban seguros e hipotecas hasta eses momento. El legado, además de su obra y sus ideas, incluye una lección de política, para hacer cambios importantes es necesario confrontar con las clases dominantes.

El camino de la victoria en noviembre

El escenario es muy diferente al de 2019, ese año el FA remontó por el gran aumento movilización de los militantes con relación a octubre, se logró que los frenteamplistas que en octubre votaron a la derecha votaran al FA en noviembre. En 2024 la coalición de derecha ya perdió los votos de los decepcionados, mantuvo los que están de acuerdo con su gestión de cinco años, los partidos que la integran hicieron campaña por la coalición y por lo tanto no se puede esperar una deserción importante.

Pero 34.000 personas solo votaron el SI, de las cuales 30.000 el SI de la seguridad social y 110.000 que no votaron al FA pusieron el SI. Para lograr que voten a Orsi-Cosse es imprescindible un compromiso claro y contundente con las propuestas de la papeleta, anunciando un proyecto de ley que las contenga y que sólo si gana el FA, el presidente no la vetará.

El pueblo frenteamplista ya laudó, quiere enfrentar al capital financiero para aumentar el ingreso mínimo de los pasivos, reducir la edad mínima para la jubilación y eliminar las AFAP. Es un mandato para el diálogo social, tres puntos innegociables y el único camino que lleva a ganar en noviembre.