Juntada de firmas que avanza sorteando escollos

Esther Ampuero

A dos meses del inicio de la recolección de firmas ya hay evidencia suficiente para confiar que se alcanzarán las necesarias para habilitar la consulta popular en las elecciones generales de octubre de 2024.

El proceso de juntada de firmas hace frente a varios escollos, algunos imaginables y otros inesperados.

También no deja de ser cierto que las semanas transcurridas han puesto de manifiesto una vez más, el tesón y el músculo militante de la izquierda social, a pesar de que el despliegue de todo su potencial todavía no ha llegado al cenit. Se trata de algo que no causa sorpresas, tanto porque los adelantos de información que arrojan los sondeos de opinión, con guarismo interesante de aprobación e intención de apoyo a la iniciativa como las muestras de adhesión, simpatía y facilidad para estampar la firma que registran los brigadistas. Estamos frente a una causa que cuando las condiciones permiten explicar, explicitar sus contenidos, alcances, es rápidamente entendida, especialmente por “los de abajo”, en una confirmación del sentido de clase que ella tiene, así como el que nutre a la reforma impuesta por la Ley 20130.

Ahora detengámonos brevemente en cinco de esos escollos.

Uno, la libertad de acción adoptada por el Frente Amplio que no fue total e impuso restricciones, especialmente en lo concerniente al uso de los elementos comunes, locales, logos, imágenes. La medida, especialmente cuando es interpretada y aplicada en aquellos lugares donde quienes se oponen al plebiscito son mayoría y militan esa causa, allí ha actuado como una traba, un candado en la tranquera al despliegue militante, arrinconando en una pseudo clandestinidad a quienes impulsan y accionan en pro de la juntada firmas. Son condenados a cumplir con lo que les dicta su conciencia fuera de la casa solariega, la familia política relega una de sus partes integrantes, mellando su identidad.

Dos, en el PIT-CNT donde impulsar el plebiscito fue resuelto por una mayoría con la oposición de sindicatos de peso, los disensos y resquemores se trasladaron al campo del financiamiento de la campaña. Quebrando un tradicional criterio consistente en una aportación de una suma, (por ej. 1 dólar) por afiliado; finalmente la Mesa Representativa innovó con una resolución que obliga a todos los sindicatos a un aporte obligatorio de U$ 2000, sin tener en consideración el número de afiliados, queda abierta la posibilidad que los sindicatos opten por el sistema de aportación per cápita, más oneroso para aquellos con más cantidad de afiliados.

En el cambio de criterio, no solo hay que ver una medida administrativa, sino una prolongación de enfoques, posturas que hacen a la orientación y táctica sindical.

Llama la atención y hiere sensibilidades el camino elegido. Sabiendo que de todas formas se fijaron la meta de reunir U$ 88.000 para financiar el primer tramo de la campaña, hasta abril, algo de cierta forma acota, limita la envergadura y fuerza del militantismo.

Tres, continuación del fuego “amigo” que apunta a la crítica al plebiscito, se suma al de los conservadores, el mismo proviene de dos vertientes: desde las filas de parte de la dirigencia del FA, donde algunos de sus referentes vienen dedicándose a una acción sistemática de crítica, sin tregua. Complementada por la que se retroalimenta de académicos y expertos, que con columnas de opinión, artículos y papers de académicos que tras una pretendida neutralidad del conocimiento y la experticia alimentan la artillería que pretende, a través del pilonnage (bombardeo continuo de mortero), neutralizar la fuerza y el potencial del plebiscito a favor de la enmienda constitucional. (En el N°72 de “Claridad” nos ocupamos in extenso de este asunto).

Cuatro, la acción, continua, pérfida y sutil de los grandes medios de comunicación, quienes en el cumplimiento del mandato que imponen sus propietarios como parte integrante de los sectores dominantes de la sociedad uruguaya, realizan un abordaje periodístico, donde la orientación política se refleja y trasunta más que en sus editoriales, un mandato, en la selección y organización de los contenidos, de las noticias en el ejercicio de la cobertura periodística cotidiana, por la cual impone en gran parte de la ciudadanía que los tiene por única fuente para noticiarse.

Cinco, la llegada de las fiestas y el verano que siempre implica, en nuestra cultura e idiosincrasia un afloje entre los orientales.

Finalmente estamos convencidos de dos cosas: las firmas estarán y habrá plebiscito; los efectos y repercusiones de este logro en el FA, si se producen para el Congreso (diciembre), será en abril que se hagan sentir, con el correlato de un parte aguas que se verá consolidado, será inocultable y acarreará los inevitables pronunciamientos imposibles de esquivar, que tienen sus costos políticos y electorales asociados.