Esther Ampuero
Cada vez más se dibujan los escenarios de continuación de la lucha contra la reforma jubilatoria impulsada por la derecha, que todo indica se canalizará por medio del uso de mecanismos de democracia directa contemplados en la Constitución.
No es solo la Ley 20.130 la que debe seguir siendo cuestionada. Para un espectro amplio y diverso de organizaciones, hay que contrarrestar, neutralizar sus fundamentos, las ideas fuerzas que la sustentan, sin descuidar apuntar a instrumentos que son parte integrante y piezas maestra de toda esta arquitectura, como la existencia misma de las AFAP.
Izquierda social y política están llamadas en lo inmediato, sin mayores dilaciones, a definirse sobre si se sigue el camino plebiscitario; y en el caso de ir por el mismo, bajo qué modalidad hacerlo. La alternativa plebiscitaria fue puesta sobre el tapete desde el pique por la Asociación Trabajadores de la Seguridad Social (ATSS), cuando inició casi en solitario la cruzada contra la reforma, en una larga marcha que incluyó la elaboración del único proyecto alternativo, que se conoció durante los trabajos de la Comisión de Expertos y después en su tratamiento parlamentario. Corresponde también decir que éste fue ninguneado por la gran prensa y lo más inquietante para los intereses populares, por parte del movimiento social, y por la mayoría del progresismo. Al influjo de la ATSS se constituyó hace más de dos años el Movimiento Nacional de Defensa de la Seguridad Social, que en todo este período ha cumplido un papel fundamental en la difusión militante de los postulados de otra seguridad social, y del enfrentamiento decidido a la andanada conservadora. Ahora la ATSS encara un nuevo paso en pos de la coordinación y articulación, con una Mesa Redonda integrada por Sindicatos y Organizaciones Sociales, convocada para el miércoles 28 de junio.
Está previsto que la Mesa Representativa del PIT-CNT el 6 de julio adopte posición sobre cómo instrumentar el camino plebiscitario. La ATSS, junto con otros sindicatos, Coordinación de Sindicatos, FANCAP, FFOSE, defenderán que el plebiscito tenga tres ejes: edad obligatoria de retiro (60); eliminación de las AFAP y pasividades equiparadas al salario mínimo nacional. Otros sindicatos hablan de dejar sin efecto la Ley, por la vía plebiscitaria. Esto implicaría llevar las cosas al estado anterior a la aprobación de la reforma. Una y otra no representan lo mismo.
Aparte del movimiento sindical, pero en el mundo del movimiento social, FUCVAM tiene una posición (adoptada en 2022) de apoyo a los tres puntos antes mencionados.
El movimiento sindical mantiene una postura histórica y renovada contra la existencia de las AFAP. El último Congreso (2022) nominalmente hizo suyo el proyecto de ATSS; se trata de decisiones de Congreso, que no están hoy en discusión y se mantienen firmes. La discusión no es tan solo táctica, en ella también intervienen dos principios caros e indentitarios de nuestro movimiento sindical, la independencia política y la autonomía. Democráticamente la dirección sindical tendrá que buscar caminos de unidad de acción, evitar la dispersión y el debilitamiento. En su búsqueda nadie puede pretender que se renuncie a principios esenciales. Al tiempo que hay que impedir los nefastos saludos a la bandera, a veces ensayados. Es decir, decidir apoyar algo sin que luego se concrete su sostén enérgico en todos los planos, movilización, generación y asignación de recursos materiales.
Si la voluntad política se traduce en acción decidida es posible primero, obtener las firmas (abril 2024) y luego alcanzar el 51% de la voluntad popular en las urnas.
Ahora subrayamos que recorrer el camino de la consulta popular, representa una clara contribución a la construcción de una correlación de fuerzas (política y social) que permitirá que necesariamente sea tenido en cuenta, -en cualquier futuro proceso reformista-, el parecer de una porción significativa de la ciudadanía.
Existen dificultades que no puede ser ocultada, parte de la izquierda política no es partidaria de recorrer el camino de la democracia directa, para no interferir, no comprometer la disputa electoral del 2024 y no poner en peligro un eventual triunfo, con la aspiración de volver al gobierno (la enmienda constitucional, se plebiscita junto con las elecciones nacionales). A su vez hay sectores y segmentos del universo progresista, que son contrarios de manera abierta o encubierta a la eliminación de las AFAP. Es por eso que muchos entre ellos esperan que lo que surja del movimiento social, les resulte “llevable”, ya que les sería muy difícil consolidar una actitud de total prescindencia con los pronunciamientos sociales.
Muchos confían en que la solución a la que llegue el movimiento social, permita mantener la unidad, evite la dispersión (dos papeletas no contradictorias en una misma instancia), que no signifique el desdibujamiento de postulados históricos y posturas fundamentales. Que la autonomía e independencia no se vean menoscabadas.
En tanto en el campo de la izquierda política, grupos que no integran el Frente Amplio, la UP-26 de Marzo, han venido actuado en el Movimiento Nacional de Defensa de la Seguridad Social (MONDES). Mientras que ahora en el FA comienzan los pronunciamientos, la declaración del último CC del PS (24/06) consigna: “… En relación al debate que transita el movimiento popular sobre seguridad social, el Partido Socialista se expresa a favor de impulsar un recurso de democracia directa, en este caso un plebiscito constitucional junto con la próxima elección nacional. Nuestro Partido planteó en su momento la posición de no votar ningún artículo de la reforma regresiva del gobierno, siendo su postura minoritaria dentro del Frente Amplio. Hoy consideramos que es imprescindible establecer en la Constitución de la República garantías para que, además de desmontar los retrocesos consumados en los últimos meses, se vaya más a fondo, modificando aspectos estructurales del sistema. Esto colocaría al movimiento popular en una posición propositiva y de avance. En ese sentido -y en función de las resoluciones que hemos adoptado e impulsado durante años- nos manifestamos a favor de plebiscitar una propuesta con contenidos, que defina que no se puede obligar a las y los trabajadores uruguayos a trabajar más allá de los 60 años para jubilarse, elimine las AFAP con sus componentes individualistas y de lucro, garantice una mejora en las jubilaciones y pensiones mínimas, y amplíe las posibilidades de participación de la ciudadanía en la toma de decisiones sobre temas de seguridad social. A su vez no renunciamos a nuestras definiciones respecto de la necesidad de impulsar una reforma amplia de la Constitución que no se agote en este tema y abarque múltiples aspectos de la vida del país.”
Hay indicios que la mayoría del FA está mirando, con la ñata contra el vidrio, cómo se desarrolla la jugada en el movimiento social, ya que como dijéramos, corresponde que la Mesa Representativa, después de un mes de ronda de consulta en los sindicatos, se pronuncie, pero también la discusión y definiciones se trasladarán al ámbito de la Intersocial. Por el momento no se sabe cómo se dilucidaría la administración de posiciones diferentes, el PC hará las veces de fiel de la balanza, pero su margen estará influenciado en cómo se resuelve y se compone a nivel del movimiento social. Donde el gran desafío es zurcir acuerdos, sin imposiciones ni aplanadores, para concertar las mejores salidas para una unidad de acción efectiva.
En tanto la dirigencia frenteamplista está llamada a tener que leer sin equivocaciones el sentir popular y las realidades del movimiento social; sin obnubilarse con una forma de hacer política sobre determinada por lo electoral, tributaria del juego de las luces cortas de la alternancia en la Torre Ejecutiva. Pelear con convencimiento por una Seguridad Social diferente, obliga a apartarse de los juegos de damero, identificar correctamente las fuerzas motrices de los cambios que descansan en el cerno de la sociedad. La Seguridad Social es un tema convocante y aglutinante, en torno al cual es posible construir alianzas virtuosas, que requieren de elementos que puedan y sepan acaudillarlos. El movimiento social tiene condiciones y capacidades para hacerlo, hay que ver en el espacio de las izquierdas cómo se asume y sortea el reto.