El pecado de hybris

David Rabinovich

¿Qué significa la palabra "cambio"? Se usa tanto, con intenciones diferentes y para cosas tan distintas que, a esta altura, creo que no significa nada. No te opongas a los cambios aunque discrepes con su dirección, sentido y/o profundidad. Hay, en la descalificación sistemática del ‘otro’, un exceso que procede de la soberbia desmesurada.

EL DISCURSO. El 2 de marzo habló Luis. Dijo el Presidente que las modificaciones en los impuestos, “van a beneficiar al 75% de los contribuyentes”. Eso, así expresado, se difundió ampliamente. Por otra parte, estimó el mandatario que más de 60.000 trabajadores “van a dejar de pagar el IRPF” y unos 20.000 jubilados, el IASS. Esos 80 y poco mil uruguayos, son los beneficiados de menos ingresos dentro de los que pagan IRPF y/o IASS porque entre el 70 y el 75% de los trabajadores y pasivos no pagan esos impuestos. Reitero: a tres de cada 4 de nosotros no nos toca beneficio alguno. Amplios sectores de la población -los más humildes- perdieron poder adquisitivo y reformas como la del IVA, al inicio de este gobierno, nos subió los impuestos. Nos metieron la mano en el bolsillo para aflojarle la cincha a los malla oro. Esa es la realidad, no importa como armen el relato.

La Diaria nos ilustra al respecto: “Actualmente, pagan IRPF los salarios desde 39.620 pesos, aunque hay ciertas deducciones, y pagan IASS las jubilaciones desde 45.280 pesos. Sólo 30% de los trabajadores tributan IRPF; mientras que, en el caso del IASS, sólo 25% de los jubilados pagan el impuesto.” El “alivio” fiscal no será entonces para “las personas con menores ingresos” en general, sino para gente que integra ese 30% con mayores ingresos, y a la que, si se le “complica mucho llegar a fin de mes”, como dijo el Presidente, en todo caso se le complica menos que a muchas otras personas. Entender los discursos, los relatos y las consecuencias de los cambios que se plantean no es posible sin contexto, sin historia, sin conciencia de clase, sin capacidad de comprensión.

ESO DE LA LUCHA DE CLASES. Lo dijo el Gordo Trías: “La lucha de clases no se detiene en la puerta de los cuarteles”. Tenía razón -en teoría, claro-. En la práctica, del lado de afuera, en base a una ideología que la defienda, la clase trabajadora puede construir su programa de cambios. Del otro lado de las puertas de los cuarteles las armas están en manos de mentes formateadas por el capital y a su servicio. Con excepciones, claro: esas que confirman la regla y que a veces pagan muy caro su talante popular y democrático. A los cambios que quieren los de abajo se oponen los intereses de los de arriba. No pocas veces a esos cambios se les enfrenta con armas empuñadas por desclasados, bajo las ordenes de oficiales que integran una casta.

Enfrentamos diversas crisis que no sólo implican lo económico, comercial, tecnológico y ecológico, sino también lo político, social y cultural. En cada punto del planeta hay particularidades y particulares espantos. Por ahora la lucha de clases no se detiene… Ante ninguna puerta, portón o tranquera.

Joan Robinson1, ‘la única mujer nacida antes de 1930 que puede ser considerada una gran economista’, advierte: “No hay tal cosa como un problema meramente económico, solucionable meramente con lógica económica; los intereses políticos y el prejuicio político intervienen en cada una de las discusiones actuales”.

Por eso no puede extrañarnos que las Cámaras empresariales reiteren su apoyo a la reforma jubilatoria: “Alguien tiene que ponerle el cascabel al gato”. Gabriel Murara vicepresidente de la Cámara de Industrias dijo también que “el país no puede funcionar en base a costos políticos” y opinó que postergar la reforma sería “muy triste pensando en el futuro del país y en las próximas generaciones” [La Diaria]

EL CAMBIO EN CASA. Cristina Lustemberg: “Uruguay no se puede dar el gusto de tener la pobreza concentrada en los hogares donde hay niños, niñas y adolescentes y que nosotros no tengamos una política pública fuerte. Se debe rediseñar la política pública de infancia y adolescencia que hoy está fragmentada y eso condiciona mucho el desarrollo de un país”. Señalando, quizá de forma involuntaria, que la lucha de clases tampoco se detiene a las puertas de los comité de base frenteamplistas.

Si ser consecuentemente anti imperialista y anti oligárquico implicara, en los hechos, ser anti capitalista, ese es un ‘cambio’ que no se ha dado con claridad en el FA. Quizá porque una cosa es ganar elecciones (de ser posible las próximas) y otra es cambiar el país, terminar con las desigualdades y las injusticias, la inmoralidad y el cinismo social. Aunque si de caminos hablamos todo es debatible…

“Mi idea es ver si puedo transformar el poder en autoridad” dijo LLP preguntado por Blanca Rodríguez sobre sus proyectos para cuando sea un ex presidente. La cuestionada Wikipedia, que tan útil me resulta, dice que “Para las ciencias sociales el poder es la capacidad de un individuo para influir en el comportamiento de otras personas. El término "autoridad" se usa a menudo para designar al poder cuando es percibido como legítimo.”

¿Será legítimo defender el cambio que yo quiero con el argumento que es el único futuro posible? ¿Y que mi actuación es impecable y transparente porque “ustedes me conocen”?

El uso desgasta y el abuso cansa, irrita…

Las palabras no entienden lo que pasa:

Las vocingleras, las oscuras, las dóciles,

las que llaman las cosas por su nombre,

las que inventan el nombre de las cosas;

(…)

–Vuelve a pelear Ramón, aunque te mueras...

Las palabras no entienden lo que pasa.

Así cantaba Alfredo al hombre que lo dio todo por el cambio…

1 https://www.econlib.org/library/Enc/bios/Robinson.html