Hugo Tuyá
Algo huele mal en Dinamarca, se escucha en el Palacio real de Elsingor (podríamos extrapolarlo como Torre Ejecutiva) …los últimos datos son perturbadores y confusos: el senador Manini NO ES COLONO (1), después de tres dictámenes jurídicos internos del INC consecutivos que lo niegan, y uno externo contratado con un privado por U$S 10.000, que dice lo contrario. Por otro lado, el fiscal Gilberto Rodríguez resuelve archivar el caso Cardozo en relación con el Ministerio de Turismo… Recordar también el archivo del caso Katoen Natie ¿Todo está en orden en Dinamarca? Es inevitable señalarlo, a pesar de haber un menú variopinto de asuntos complejos como los mencionados, pero las últimas noticias sobre el caso Astesiano han desbordado cualquier perplejidad y pueden dar una idea más precisa acerca de una propagandeada transparencia elaborada con criterios de marketing que dan al trasto con cualquier otra historia política post-dictadura. A medida que se desempolvan los chats borrados ex profeso por el ex custodio, surge una realidad paralela oculta que más se parece a un thriller televisivo basado en cuentos de Agatha Christie o Alfred Hitchcock que a la vida corriente de cualquier mortal tratando de sobrevivir a la intemperie de menguados ingresos. La confiabilidad en la democracia y la división de poderes están en la mira de la opinión pública y la sospecha atraviesa todo el arco político a partir del Poder Ejecutivo y el presidente, quien ha optado por habilitar a la Fiscalía, luego de varios días de tejes y manejes, el uso de las comunicaciones mantenidas con su jefe de seguridad durante el período, aunque hubo tiempo suficiente como para eliminar archivos oscuros, si los hubiere.
El Poder Judicial llega con un prestigio polémico, aunque todavía confiable. No obstante, la actitud y los mensajes desde la fiscal Fosatti hacia los periodistas y al Fiscal de Corte dejan muchos espacios en debate y algunas contradicciones no cierran. Es posible que de las investigaciones surja una verdad no tan inesperada: que la historia en buena parte se retrotrae hacia 1990 y que abre un nuevo arcón de sorpresas más peligroso y destructivo para la institucionalidad herida por este acontecimiento. ¿Había una razón valedera para desactivar judicialmente los chats entre Astesiano y Lacalle Pou en un episodio flagrante de corrupción mafiosa que salpica a importantes figuras de varios ministerios y al propio presidente de la República? ¿Qué dicen los otros dos celulares del ex custodio? ¿Cómo se explica que el cargamento de pescado emiratí estuviera siete mesesguardado en un frigorífico cuyo dueño es amigo personal de Álvaro Delgado?
“Naides es más que naides” reza un viejo aserto saravista, y hay mucha urdimbre para desenrollar en este laberinto intrincado de puntos ciegos. La fortaleza institucional y la credibilidad en la Justicia del país está en juego de aquí en más como demuestran varias discordancias o falsedades en boca de miembros del Ejecutivo respecto al ex jefe de custodia, también el sonsonete de que el gobierno se “comió un garrón” … Somos testigos de una historia sin precedentes en una república donde el primer mandatario niega lo evidente luego de constataciones de un celular borrado y luego… ¿recuperado…? que parcialmente lo incrimina. Podemos deducir que Astesiano sabía muy bien lo que eliminaba de su Smartphone y supo estar avisado con tiempo suficiente mientras regresaba de su viaje a Costa Rica con el presidente. ¿Quo vadis res publica…?
En una entrevista realizada por el semanario BRECHA (25/11/22) al filósofo francés Eric Sadin, de visita en Montevideo, respecto a sus últimos libros sobre la temática tecnológica en relación con la sociedad, el autor refiere a la obra de Michel Foucault como un hito fundamental en la comprensión del comportamiento de las comunidades modernas. La “ruptura del pacto de confianza” dentro de la comunidad hacia cualquier esquema ideológico como basamento de un buen gobierno ha redescubierto un desánimo generalizado que se manifiesta particularmente en las redes sociales, así como en un lenguaje agresivo o insultante hacia todo tipo de fracaso o a quienes lo representen. Según Sadin, la autonomía relativa que generan los dispositivos tecnológicos vuelcan la problemática general hacia el “yo”, reafirmando el individualismo y la búsqueda de grupos afines por fuera de los estándares de corrección social. De las broncas o los desengaños “…con el orden vigente, pasamos rápidamente a intercambios cada vez más brutales… o a expresiones que no buscan el diálogo, sino establecer una jerarquía de la opinión propia por encima de la de los demás.” BRECHA (pág. 23)
La falla, concluye el autor en este resumen, consiste en la conclusión general asumida que indica una imposibilidad de concretar acuerdos comunitarios en búsqueda de beneficios recíprocos a pesar de juicios no tan distantes entre sí o desacuerdos nimios sobre un mismo punto de inflexión: no existe una confianza mínima en las resoluciones colectivas y en posibles paralogismos de falsa oposición (2), recordando la pedagogía de Vaz Ferreira. El corolario social es la falta de intercambio de ideas y la impugnación de cualquier razonamiento que vaya en contra de lo previamente establecido, escenario persistente en la discusión vernácula, pública y parlamentaria, sobre temas ríspidos como la Reforma de las jubilaciones y pensiones, el proyecto Neptuno, la nueva normativa de la educación, o el intento de reformar artículos claves en la ley anti-tabaco, entre otros planes de invocado desarrollo nacional. A la carencia de empatía gubernamental, la respuesta desde lo social y lo político no se ha hecho esperar y, en el momento histórico, los organismos representativos y la oposición se hallan en la fase de RESISTENCIA al prototipo de nación oficialista mediante diversos recursos como el derecho al amparo, la denuncia de hechos flagrantes ante la Justicia, o la exposición mediática de acontecimientos sospechados de inconstitucionales, intentando democratizar la información. De esa forma se obliga al gobierno a escuchar las demandas públicas mediante un diálogo conducente y consensuado, abandonando cualquier tipo de secretismo o confidencialidad en lo que atañe a temas de notorio conocimiento y aprobación: podríamos definir la coyuntura como una transparencia “contrario sensu” a la Biblia mediática Lacalle Pou.
El desmonte planificado y sistemático de un “dispositivo ideológico” que reinó durante 15 años, ha sido la tónica del gobierno multicolor para fraguar nuevos escenarios a su favor, poniendo bajo sospecha temas claves elaborados y puestos en ley por el F.A. y dejando en las sombras actitudes y prácticas que eran una grifa de fábrica de la administración frenteamplista. El nuevo elenco gubernativo ha intentado desde entonces cuestionar duramente una supuesta “apariencia” de impoluta honradez del gobierno anterior, y configurar una “normalidad” carismática basada en proclamas populacheras y una estudiada transparencia motivada, según el nuevo credo, en las “oscuridades” generadas por la anterior gobernanza. Sin embargo, la actitud de la fiscal Fosatti que estudia el caso Astesiano pareció recrear una democracia de ciudadanos clase A y B, algo similar a las últimas noticias sobre el sorpresivo cambio de carátula en Colonización acerca de la situación formal de Manini y su corte: ¿la transparencia según la Biblia Lacalle Pou?
El murmullo político tradicional donde medran discursos sobre República y Democracia puede aparecer hoy en día como una sospecha o una hipérbole, también una broma de mal gusto, ajustado a los ruidos distorsionados que se producen en la aldea por la propia inercia de los códigos perversos que emanan de las cloacas del sistema o a través de discursos facilongos que intentan cambiar el eje del entuerto. El surgimiento de agujeros negros de corrupción y de espionaje deliberado a espaldas de las instituciones republicanas atravesando largos años de gobiernos liberales desde la post dictadura, no son sino una consecuencia de los valores liberales radicales del “laissez faire, laissez passer”, primero desde el Estado, y ahora, desde una empresa de seguridad radicada en Miami, para peor proveedora del Ministerio de Defensa y de UTE. El fracaso reiterado de gobiernos elegidos como solución a temas estructurales puede convertirse para vastos sectores de la población en un “nihilismo” político sin salidas aparentes, -lo explica Sadin- y la extrema derecha baraja desde entonces sus cartas y es especialista para batirse en el fango de la demagogia y clonar una semántica propia de la izquierda.
La excepcionalidad uruguaya, apotegma repetido como el sonido peculiar de ciertas aves bellamente coloridas, como telón de fondo de la discusión, puede sorprendernos en nuestra ingenuidad autocomplaciente: “la gente no quiere saber la verdad para que no se destruyan sus ilusiones…”, en aserto de F. Nietzsche. Pueden justificarlo, verbigracia, aquellos que nunca han sido tocados por impuestos directos durante largos periodos, han pertrechado el contrabando, evadido tributos para enviarlos a paraísos fiscales, y han apañado gobiernos útiles para sus intereses, incluso dictaduras. Aquella excepción uruguaya a reglas perversas infligidas a otros países sudamericanos desde el colonialismo, puede tomarse como válida gracias a determinadas cualidades domésticas que no se generaron precisamente por la generosidad de apellidos que formaron la denominada oligarquía criolla ni por una burguesía industriosa ávida de identidad nacional, sino por una cultura política con “trade mark” europea, por fuera de la ortodoxia oligárquica y que logró, en cierta forma, y gracias a externalidades no previstas, un equilibrio social duradero. Por lo pronto, y en este desgraciado episodio, Uruguay ha perdido la virginidad y ha quedado expuesto a vicios y corruptelas que lo empardan tristemente a otras experiencias latinoamericanas. Quedamos a la expectativa de nuevos capítulos de este extenso culebrón que involucra a figuras que todavía no suscriben como actores secundarios o como asistentes de dirección.
El doble discurso cultivado, o el cinismo político propiamente dicho, pueden constituirse singularmente en la piedra angular y en la fachada discursiva de la existencia de “dos gobiernos paralelos” de acuerdo a los datos aparecidos hasta el presente en diversos medios de prensa. Las similitudes con la década del `90 son profundas y no parece ser casualidad: la empresa Vertical Skies puede ser catalogada como una derivación o un clon de los negocios del otrora Igor Svetogorski con el Estado en la venta de armas a las Fuerzas Armadas, a título de ejemplo. Diversos autores de prestigio como Bobbio u O`Donnell han referido al desencanto con la democracia y a la aparición de la variante “democracia delegativa” en lugar de la que consideramos “representativa”, que suponemos debe ser norma y compromiso ético para cualquier primer mandatario elegido en las urnas. Los contrapesos institucionales que funcionan como controles a la actividad del Ejecutivo son parte del edificio de la democracia republicana que nos une por un contrato social. En este caso paradigmático, la existencia de un ex jefe de custodia con poderes aparentemente ilimitados puede remitirnos a la “delegación” de funciones por fuera de las reglamentaciones vigentes, -una política simultánea y en tiempo real- evitando de esa forma los controles habituales que impidan la concreción de negocios turbios o seguimientos clandestinos buscando objetivos de extorsión. La vigencia de la LUC después del referéndum, y la paralela envalentonada del gobierno, habilita a pensar que la progresiva eliminación de controles en la administración y la concurrencia de la “libertad responsable”, fue proclive a la situación de corrupción e impunidad que, como sabemos, la ideología neoliberal preanuncia desde el principio de los tiempos.
(1)Compartimos la afirmación del presidente del F.A. en los medios públicos respecto a este veredicto: ¿el tribunal de alzada PRIVADO y contratado por el INC se dará en todos los casos, o fue un salvavidas para Manini cuando el agua le llegaba al cuello por votar un artículo de la LUC que habilita al colono a no permanecer en su campo…? Eso en lenguaje vulgar se denomina ENCUBRIMIENTO y creemos es un llamado de alerta amarilla para Manini cuyo significado es que deje de molestar porque todos se necesitan en la multicolor. Quizás a partir de ahora el senador se llame a silencio y se olvide por un tiempo de cuestionar al gobierno por desestimar varias de sus propuestas…
(2) El paralogismo de falsa oposición es un recurso retórico –persuasivo– creando falsos dilemas, esgrimido para mermar la credibilidad o el valor de una de las alternativas. El sofisma radica en que hay una exageración de una de las posturas que condena a la otra cuando la muestra como incompatible con la primera, cuando pueden ser complementarias.