Escribe Gabriel Portillo
El neoliberalismo del gobierno adopta nuevas y más agresivas formas de saqueo como proyecto político. El salario y las jubilaciones, el empleo, las condiciones de trabajo, los derechos humanos, el retiro del Estado en atender los cuidados, lo social, las distintas medidas ya sean de suba de precios y tarifas, todo ello conforma un programa de saqueo hacia las clases subalternas. Lo desarrollado por el Gobierno, tiene como fondo la estrategia de aislar a los sectores subalternos, fragmentando los mismos, dejando en peores condiciones para resistir la ofensiva del saqueo.
La derecha tiene un programa, como decíamos, con un hilo conductor que se repite: la brutal ofensiva contra todo lo organizado. En términos generales, se ve claramente en los marcos jurídicos existentes que se inician o profundizan con la Ley de Urgente Consideración (LUC). A su vez, las modificaciones de leyes que hacen directamente a los trabajadores, y que continúa con una serie de acciones desde el Gobierno, en los sucesos de los últimos meses.
La entrega del puerto de Montevideo; la ayuda a la industria tabacalera en forma descarnada; el narcotraficante Marset liberado, la agencia para delinquir en el edificio de Presidencia; la propuesta de reforma educativa; la reforma de la seguridad social; la tragedia negligente en el hotel que oficiaba de refugio del MIDES con mujeres muertas y niños heridos; la filtración del documento de inteligencia acusando al Parlamento (y por lo bajo a los legisladores del FA) de ser el responsable de la filtración hablando de sabotaje y traición. Podemos decir que son todos sucesos de acuerdo al contenido de clase del gobierno. Y que hay una forma de operar de la derecha más rancia que pretende dirimir las diferencias políticas y de correlación de fuerzas, a través de la judicialización y del “enchastre” público. En fin, un “despliegue de maldad insolente”.
El presidente aparentemente logra salir indemne de estos gravísimos hechos, (según las encuestas mantiene cierto nivel de aprobación), y del tamaño de los horrores y errores es la modalidad que tiene el gobierno de no hacerse cargo de nada, de hacer de cuenta que nada pasa. Todo lo anterior y más, y nadie renuncia ni se reconoce públicamente ningún error o necesidad de cambio. El cinismo, la negación compulsiva y la falta de escrúpulos y ética, es una estrategia que parece estar dando resultado. Degradar el debate político público es importante para la coalición de derechas porque su programa carece de políticas para el desarrollo. Para entregar el patrimonio nacional y dejar todo en manos del mercado alcanza con acuerdo con las multinacionales y las políticas de desregulación total.
La continuidad y el mantenimiento de las ollas populares es fruto de la solidaridad del conjunto de los sectores populares, pero el hecho de que sigan siendo necesarias cuando el PBI crece y supera los niveles pre-pandémicos, más los millones depositados en el exterior, describe una realidad dramática. Los datos que arroja el gobierno en materia de crecimiento económico contrastan con la realidad que padecen miles de uruguayos, la situación que vive un conjunto del pueblo no genera una acción para su superación por parte del Gobierno y su elenco, no tienen ninguna sensibilidad, ni siquiera republicana.
El empresariado ha mostrado coherencia y consistencia en la defensa de sus intereses, sin recato alguno. Su discurso sobre el mercado, el rol de las empresas y la defensa de las ganancias empresariales se intenta colocar como discurso dominante en la sociedad, por supuesto ayudado por el gobierno. Desde el inicio mencionados como "los malla oro", que salvarían a Uruguay. De todo esto se puede constatar la importancia del gobierno como tal. Porque el gobierno junto con los resortes del Estado desempeña un papel activo en la organización de la hegemonía del bloque dominante, tanto económico como social. Detrás de esta estrategia se ubican también el oligopolio mediático beneficiado descaradamente en desmedro de lo público por el gobierno y los medios de prensa. Organizar a los de arriba, desorganizar a los de abajo, esa es una parte importante de la estrategia, estos dos procesos juntos sientan las bases para los nuevos liderazgos de la derecha.
Esto es lo que vivimos cuando se habla de la necesidad de cubrir el déficit del BPS. Si se trata de un déficit, quien lo tiene que pagar son los trabajadores, parece que los empresarios no viven en esta sociedad, solo están para disfrutar de las ganancias extraídas de la explotación cada vez más feroz del conjunto de los trabajadores y trabajadoras, y de la reproducción de la vida.
Otro eje central en este sentido, son las modificaciones de la legislación laboral para favorecer a las empresas, de manera de profundizar la flexibilidad y desregulación laboral, como forma de intentar impedir que las organizaciones sindicales sean capaces de ofrecer resistencia a dichas políticas. Ejemplos recientes: Ley de regulación del teletrabajo, la regulación de los sindicatos, la modificación de la Negociación Colectiva, son las principales que han sido votadas.
Sin duda la descomposición de las derechas las va volviendo más virulentas, su carrera por una rápida recomposición de las ganancias lleva a no admitir errores ni responsabilidades. Están en una permanente confrontación con los gobiernos del Frente Amplio como forma de justificar todas sus acciones. Pero tampoco tiene sentido culpar a la derecha de ser y hacer lo que ya sabemos que es. Nuestra preocupación también debe estar en nuestra actitud frente a todo eso.
Creemos que el Frente Amplio tiene que ser más severo y contundente en las respuestas que da, en línea con las organizaciones sociales. Acabamos de salir de un paro del PIT-CNT con gran movilización por el tema Seguridad Social. La educación pública es un caos fruto de las políticas de este gobierno y los colectivos docentes vienen dando importantes peleas tratando de resistir. Ya lo dicen los propios neoliberales, la educación pública sigue siendo un bastión del “estado de bienestar”, por lo que se entiende que esté en el ojo de la tormenta de este gobierno, y si bien los y las docentes tienen un papel central en esta pelea, no pueden quedar solos.
Hay una falta del actor político asumiendo el rol de denunciante, y poniendo sobre la mesa propuestas alternativas. Las respuestas al despliegue de la ofensiva de la derecha son demasiado tibias o escasas, y da la impresión que toda la apuesta es esperar a ganar en el 2024, sin querer ver que los triunfos para la trasformación profunda se construyen con lucha, no caen como fruta madura de un árbol.
En el campo popular tenemos un conjunto de dificultades que hay que asumir, fruto de distintas razones, como la dispersión, y el ver solo la problemática individual sin poder relacionar lo particular con lo general, lo cual no solo disminuye la capacidad de respuesta de lucha sino también el análisis de las dificultades y la construcción de propuestas alternativas.
Tanto en la lucha por una seguridad social solidaria y sin fines de lucro como en la instancia prevista por el PIT-CNT de un gran Congreso del Pueblo, se abre el desafío y la oportunidad para superar algunas de estas dificultades, con la participación y discusión desde abajo con los de abajo, y estar así en mejores condiciones para seguir dando las batallas que el momento requiere.
Las dificultades de la izquierda socialista es que es débil, desde el punto de vista de la necesaria construcción de propuestas, y con dificultades para la presentación de una alternativa conjunta. Estos son retos que nos interpelan a todos y todas.