El dilema de “El día después”

 

David Rabinovich

Terminó junio con las calles llenas de listas tiradas. Estaban en las calzadas, trepando a los cordones y veredas, subiendo escalones en los zaguanes para colarse por debajo de las puertas. Supongo que en todos los pueblos y ciudades fue, más o menos parecido. Julio trajo frío, mucho frío. Y ciudades más limpias. Pero nuestros problemas son los mismos, las sociedades más violentas y nosotros, menos razonables.

“El zorro cuando es viejo de lejos la olfatea. Ser viejo tiene muchos inconvenientes, pero hace algunos aportes. Creo hay que pensar en la sociedad toda, incluso en los que no nos votan”, dijo ‘Pepe’: genio y figura…

“El país va mucho más allá del rio Santa Lucía, tiene contradicciones por todas partes y hay que tatar de entenderlo y escucharlo. Lo que más le recomendé [a Yamandú Orsi] es que escuche a la gente para aprender, que gaste mucho tiempo en escuchar porque de ahí se aprende, y creo que algo de eso le pudo haber servido”. Un exitoso maestro.

La política no se trata de fortalecer la democracia sino de disputar el poder. Y de ejercerlo. Suele pasar desapercibido que los mecanismos que ¿regulan? y sostienen la convivencia no sirven para cuestionar los poderes reales. Menos para cambiar la realidad. El poder ‘de facto’ está firmemente asentado en los privilegios sociales que vienen con la propiedad de “Los bienes terrenales del hombre”, como muy bien explicó Leo Huberman.

Basta mirar los niveles de participación, cuando votar no es obligatorio, para saber que mucha gente está convencida de que su opinión no pesa, no importa ni incide para cambiar la realidad. ¿Cómo se explica el “éxito” electoral de las derechas agitando consignas como ‘la libertad’ mientras proclaman que la igualdad y la justicia social son, además de inalcanzables, inconvenientes y generadoras de pobreza?

En este paisaje de sombras oscuras vemos festejar la victoria pírrica de ganar una interna apelando a la desideologización o poniéndose como objetivo excluyente impedir que gane el FA. Rodeado de personajes cuasi caricaturescos, hay liderazgos que comparten un objetivo central: frenar los progresismos. La ‘Coalición Republicana’ convoca a Valeria Ripoll, trabajadora, gremialista y ex comunista, junto a la trashumante ex fiscal Fosatti, a ‘los mano dura’ Manini y Zubía con los prototípicos Moreira y Antía… El batllismo y el wilsonismo son especies en extinción.

Como se sabe bien, todo lo que no es derecha pura y dura es comunismo, esos que se infiltran y dominan mentes y corazones. Llenan las almas de maldad porque cambiar el sistema ‘empobrece a los pueblos’. No es el saqueo, las agresiones, los bloqueos, las intervenciones militares que destruyen -empezando por el pasado- el presente y futuro de regiones, de países y personas. Las ideas socialistas son lo peor ¿Qué duda cabe?

La utopía, esa que sirve para caminar, es el fruto prohibido de la esperanza. Un acto fallido.

“La sociedad se ha envilecido” me dijo un veterano militante. ¿Eso explica la desideologización de la política? ¿O es a la inversa? En cualquier caso muchos votan ‘en contra de’ más que ‘por ideas, razones y convicciones’. Vivimos animados por sentimientos que -alentados por la tecnología usada en beneficio exclusivo del capital- nos hacen olvidar los ideales que inspiran metas superiores.

La realidad rema en ese sentido. Como advierte El País de Madrid “los salarios tampoco han recuperado el poder adquisitivo que tenían antes de la pandemia. Aunque han crecido, en 16 de los 35 países de la OCDE, entre ellos España, están por debajo del nivel de 2019, descontada la inflación. Y eso pese al crecimiento del PIB y el aumento de productividad. El motor de la redistribución claramente está averiado”. Algunos alegan que esperan el derrame del crecimiento económico, otros las inversiones, que requieren menos impuestos y salarios más bajos, energía barata aunque sea contaminante y guerras que aseguren la prevalencia del más fuerte y violento.

Yo no sé muchas cosas, es verdad./ Digo tan sólo lo que he visto./ Y he visto:/ que la cuna del hombre la mecen con cuentos,/ que los gritos de angustia del hombre los ahogan con cuentos,/ que el llanto del hombre lo taponan con cuentos,/ que los huesos del hombre los entierran con cuentos,/ y que el miedo del hombre.../ ha inventado todos los cuentos./ Yo no sé muchas cosas, es verdad,/ pero me han dormido con todos los cuentos.../ Y sé todos los cuentos. (León Felipe)

Asegurada la desigualdad queda instalada la pobreza. Sin remedio, esa es la raíz de problemas que tienen solución, pero las democracias occidentales y cristianas no resuelven. En el marco del capitalismo no se puede. El interés del capital y la democracia, no son compatibles.

“Entre el 4 y el 7 de julio se celebraron anticipadamente dos elecciones cruciales en Europa. En el Reino Unido, el Partido Laborista recuperó el poder tras obtener una histórica mayoría absoluta que puso fin a 14 años de gobiernos conservadores. En Francia, funcionó el cordón sanitario a la extrema derecha.” Sigo citando al diario español que no podría ser catalogado de ultraizquierda ¿O sí?

Más temprano que tarde veremos como inciden esos resultados, mejores que las alternativas claro, en la realidad concreta de esos países. Igual que como asistimos en nuestra región a los resultados de nuestras elecciones. ¿Por qué tengo la sensación de que todo es parte de los cuentos que tan bien cuenta y canta el poeta español?

Los parches, no son alternativa. “Proponen que las fortunas de más de 1.000 millones de dólares contribuyan con el 2% anual de su patrimonio. En un documento dirigido al G-20, lo justifican así: ʻGravar a los ultrarricos cuenta con un sólido apoyo popular en todo el mundo y en todos los espectros políticos, incluso entre los propios ultrarricos. El liderazgo del G-20 fue vital para lograr un acuerdo global sobre un impuesto mínimo a las empresas. Ahora es el momento de hacer lo mismo para las grandes fortunasʼ”.

Recuerdan que a nivel global los multimillonarios pagan el equivalente al 0,5% de su riqueza, "una tasa impositiva más baja que los maestros y los limpiadores”. Es una medida "necesaria y estratégica" pues la extrema desigualdad provoca que cada vez haya más personas que se sienten abandonadas.”

Lo que consigna El País (de Madrid) no es ajeno a nuestras realidades, a la actualidad local. Sólo que el dilema es que se nos ofrecen alternativas que no cambian la realidad. Es natural elegir y defender la menos mala. Pero eso no alcanza y el futuro ya está aquí.