Garabed Arakelian
El centro de Ereván, capital de la República Armenia, estuvo sumamente agitado en la primera quincena de este junio de 2024. Es que a la dinámica habitual, naturalmente intensa para una ciudad que alberga alrededor de un millón de personas, se sumó la presencia de los numerosos integrantes de la marcha “Tavush por la Patria” que con su movilización alteraron el ritmo cotidiano, poco más que provincial de la ciudad milenaria.
¿Qué es Tavush y cuál es la patria por la que convocan? Es una localidad ubicada al noreste de Armenia, cercana a los límites con Georgia y casi “calle de por medio”, si se impone el nuevo trazado limítrofe, con Azerbaiyan.
Precisamente esta nueva demarcación fronteriza que pretende imponer el vecino azerí, es la que ha despertado la indignación y la rebeldía de quienes rechazan esa entrega de territorio -valiosísimo en más de un sentido- que estaría llevando a cabo el actual gobierno armenio.
Motivado por esa decisión comenzó a gestarse en la población un movimiento de protesta que se expresó con una marcha sobre la capital. La misma partió el reciente 4 de mayo desde Tavush y llegó a Ereván el 9 de mayo encabezada por el Primado de Tavush, el arzobispo Bagrat Galastanian.
Los manifestantes, instalaron tiendas de campaña frente al edificio del parlamento, exigieron un voto de censura y la dimisión de la actual administración. Pero sucedió algo hasta ahora inusual dentro de la “cultura” de la relación entre el poder y las fuerzas populares: hubo represión exagerada, en demasía y sin razón para ello. La policía disparó granadas paralizantes que, sin perjuicio de cumplir su cometido específico, lastiman cuando impactan contra el cuerpo, y a ello se sumó el recurso del bastón como elemento disuasor de protestas de todo tipo. El saldo contable dejó un centenar de detenidos y otro tanto de heridos y se consideró como un hecho grave. Al día siguiente, 13 de junio, el primer ministro Nikol Pashinyan no pudo eludir la responsabilidad de lo sucedido y se presentó ante la Asamblea Nacional. Pero no lo hizo para disculparse. Por el contrario pronunció un discurso vociferante en el que justificó el uso de la violencia y no escatimó gravísimas acusaciones contra la oposición en general. En particular hizo objeto de su diatriba a los desplazados de Artzaj -“Nagorno Garabagh”- que han encontrado acogida fraternal dentro de la población armenia, presentándolos como beneficiarios de la situación por ser, según sus palabras, integrantes de la oposición a su gobierno y recibir dinero a cambio de ello. También aprovechó para reiterar amenazas hacia la comunidad caucásica anunciando, una vez más, que Armenia se retirará de la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (OTSC) aunque esta afirmación fue desmentida en la misma noche por la Cancillería de Armenia.
Para los analistas resultó un dato importante que dentro de esa lista opositora, confeccionada por el mandatario armenio, esté incluida nada menos que la Iglesia Nacional Armenia. Quizás haya sido resultado de la casualidad, pero en la misma jornada en que la marcha de protesta tomaba posición alrededor del parlamento, el Papa Francisco recibía en el Vaticano a Aram I, Catholicós de la Iglesia Armenia Apostólica de Cilicia (Líbano)1. De acuerdo con la versión brindada por la delegación armenia, ambos Pontífices analizaron las posibilidades de una “pronta liberación de los presos políticos armenios en Azerbaiyán” y conjuntamente con ello “el regreso de los armenios de Artsaj a sus tierras ancestrales, bajo garantías internacionales”.
Apenas Pashinian finalizó su discurso, Alen Simonyan, presidente de la Asamblea Nacional, hizo declaraciones en consonancia con las del Primer Ministro justificando el accionar de la policía ya que, según argumentó, el arzobispo Bagrat Galstanian había “ordenado a la gente que atacara a la policía”. Los involucrados dijeron que se trataba de un infundio. Pero no puede pasar inadvertida la mención al arzobispo porque él fue quien encabezó la marcha de protesta. Y según las versiones circulantes es el organizador del movimiento reivindicativo y se perfila como un protagonista importante en las próximas etapas.
El arzobispo no ha sido hasta ahora una figura pública pero tampoco es un desconocido absoluto pues ha desarrollado una intensa actividad eclesiástica dentro y fuera de Armenia. Fue colaborador muy cercano de Karekin l el Catholicós anterior y del actual, Karekin II, quien lo invistió como arzobispo el 17 de febrero de 2023. Ha realizado serios y profundos estudios en temas religiosos dentro y fuera de Armenia y residió varios años en Inglaterra donde culminó estudios de Teología. Seguramente, en poco tiempo más, se tendrá conocimiento detallado acerca de su persona. Pero, por lo que se conoce no aparece como un improvisado y tampoco como un oportunista que repentinamente cambia de vocación.
El 26 de mayo de 2024, el movimiento “Tavush por la Patria”, llevó a cabo una asamblea pública con participación de miles de simpatizantes que, junto con el arzobispo, exigieron la dimisión del primer ministro Nikol Pashinyan y de su gobierno luego que este acordara unilateralmente devolver a Azerbaiyán cuatro aldeas en el distrito de Qazakh, cerca de la provincia de Tavush, tomadas por Armenia durante la Primera Guerra de Nagorno-Karabaj. Al culminar la jornada el movimiento “Tavush por la Patria” nombró al Arzobispo Bagrat Galstanian como su candidato a Primer Ministro de Armenia.
Convengamos en que Galstanian no es un improvisado en materia eclesiástica pero si cabrían dudas en cuanto a experiencia política. Sin embargo quienes ajusten la lupa y analicen su comportamiento verán que su desempeño no tiene nada que envidiar a quienes se dedican a la política de modo profesional.
Hizo la marcha de seis días de duración al frente de su “tropa” manteniendo contacto permanente con la población. Trasmitió con un lenguaje claro, acorde con sus objetivos, los propósitos de esa marcha sobre Ereván, y frente al parlamento hizo un discurso callejero que inflamó a la multitud. Se dirigió en primera persona a Pashinián, lo tuteó, lo puso en la calle y a su nivel ante el público y le reclamó cumplimiento de sus promesas. En definitiva, un auténtico competidor. Es lógico el enojo de Pashinian pues además, sabe que se ha puesto a la Iglesia en contra. Y además las críticas que recibe en cuanto al cumplimiento de su palabra sin ciertas y rotundas.
Recientemente dos destacados estudiosos, residentes en USA, Marc Mamigonian y Der Matossian, asumieron la investigación de analizar los discursos de Pashinián en un lapso de cinco años en ocasión del 24 de Abril-Día del Genocidio, y exponen con tremenda claridad cómo el mismo se ha ido devaluando hasta incorporar de manera sutil los mismos argumentos que utilizan los perpetradores del genocidio.
El mandatario ha intentado sentar la teoría de la incapacidad de los armenios para juzgar su propia historia por la experiencia traumática del Genocidio y ambos estudiosos cierran su documentada investigación con estas palabras: “Finalmente, si bien nadie niega que el Genocidio Armenio fue un evento que traumatizó a sus sobrevivientes y, de maneras muy diversas, a muchos de los descendientes de esos sobrevivientes, es infantilista e insultante afirmar que, como resultado del “trauma mental” del genocidio, “no podemos distinguir correctamente las realidades y los factores, los procesos históricos y los horizontes proyectados”. Además, si los armenios en su conjunto no pueden distinguir las realidades políticas, ¿está el propio Sr. Pashinian de alguna manera exento de esta dudosa condición?
Si en los niveles más altos del gobierno de Ereván existe la creencia de que las amenazas reales que representan Turquía y Azerbaiyán a la existencia de Armenia pueden disminuir incorporando gradualmente aspectos de la retórica negacionista (ya sea consciente, inconscientemente o bajo la presión de terceros), incluso en un mensaje de conmemoración del 24 de abril, afirmamos que esto es tanto incompatible con el registro histórico como políticamente miope.
Instamos al Sr. Pashinian y a todos los dirigentes de Armenia a defender con firmeza los hechos históricos fundamentales del genocidio armenio y a resistir cualquier intento de emplear un lenguaje que sugiera la culpa de las víctimas en lugar de la responsabilidad de los perpetradores.”2
Finalmente, se hace imprescindible recordar que Pashinian saltó de su actividad periodística a la arena política enancado en los movimientos de color promovidos por George Soros que no han desaparecido cerrando su actividad. Por el contrario, varias Agencias y Fundaciones siguen actuando y promoviendo hechos muchas veces contradictorios. Tanto Rusia como Azerbaiyan han expulsado de su territorio a Soros y sus dependencias. Y en ese panorama cabe preguntarse si Pashinian se ha liberado de su dependencia y compromiso con Soros o si es solo un peón desechable, en una jugada que abarca al Cáucaso y en el que Armenia es solo un casillero más. Aceptando la presencia de ese factor quizás se comprenda el porqué de las contradicciones. Seguramente no es Armenia el objetivo central.
1 https://www.diarioarmenia.org.ar/el-papa-francisco-recibio-a-aram-i-y-discutieron-sobre-el-retorno-de-la-poblacion-de-artsaj-bajo-garantias-internacionales/
2. Marc A. Mamigonian es el Director de Asuntos Académicos de la Asociación Nacional de Estudios e Investigación Armenios (NAASR), con sede en Belmont, MA. Es coautor de “Annotations to James Joyce's Ulysses” (Oxford University Press, 2022; con John N. Turner y Sam Slote), editor del volumen “The Armenians of New England” (2004) y coeditor con Mary Jane Rein y Thomas Kuehne de “Documenting the Armenian Genocide: Essays in Honor of Taner Akçam” (2024).
Bedross Der Matossian es profesor de Historia Moderna del Medio Oriente y profesor Hymen Rosenberg de Estudios Judaicos en la Universidad de Nebraska-Lincoln. Es autor, editor y coeditor de su último volumen editado sobre “La negación de los genocidios”, publicado por University of Nebraska Press (UNP) en 2023.