Francis Newton
El 4 de julio se dio inicio a una nueva Cumbre de mandatarios del Mercosur, en Puerto Iguazú, Argentina. La misma tuvo como novedad el retorno del presidente Lula Da Silva, después de 13 años. Asimismo, en esta cumbre, luego de cuatro años, se contó con la presencia de la totalidad de los presidentes.
El presidente brasileño recibió, de Alberto Fernández la presidencia pro tempore del bloque que marcó la despedida del presidente argentino y la del mandatario paraguayo, Mario Abdón Benítez, ambos a punto de finalizar sus períodos de gobierno.
La celebración de esta Cumbre del Mercosur estuvo precedida por la visita de Ursula von der Leyden, presidenta de la Comisión Europea, el máximo órgano político de la Unión Europea (UE). La presencia de la funcionaria tuvo por objetivo el mantener reuniones de alto nivel, con los presidentes de Argentina, Brasil, Chile y México, vinculadas al relacionamiento de América Latina y la UE.
En lo que respecta a las reuniones mantenidas con los mandatarios de la Argentina y Brasil, se abordaron varios temas, siendo el excluyente, el avance del acuerdo entre la UE y el Mercosur.
Ambos mandatarios manifestaron la voluntad de cerrar el Acuerdo, en la medida de que el mismo resultase equilibrado y beneficioso para todas las partes. La representante de la UE, por su parte, manifestó la voluntad de concluir las negociaciones antes de fin de año, ya que, actualmente se cuenta con “una ventana de oportunidad para concluir el acuerdo”, porque la actual composición del Parlamento europeo se podría modificar.
Por su parte, también, antes de la celebración de esta Cumbre del Mercosur, el presidente Lula, tuvo un encuentro con el presidente Macron en el cual, entre otros aspectos, intercambiaron opiniones sobre el futuro del Acuerdo entre la UE y el Mercosur. En el mismo, Lula manifestó su preocupación sobre el endurecimiento impuesto en las condiciones del acuerdo entre los bloques por parte de la UE. En el encuentro específicamente manifestó: “La UE no puede intentar amenazar al Mercosur con sanciones si no cumple esto o aquello. Si somos socios estratégicos, no se tienen que hacer amenazas, nos tenemos que ayudar”.
Las políticas llevadas a cabo por el ex presidente Bolsonaro en materia de desmantelamiento ambiental en la Amazonia generan “preocupación” entre las autoridades comunitarias, las cuales pretenden incluir eventuales sanciones si se continúan violando los acuerdos ambientales.
El día anterior al inicio de la Cumbre de presidentes del Mercosur, se llevó a cabo, como es de estilo, la celebración de una nueva reunión ordinaria del Consejo del Mercado Común del Mercosur. En la misma participó el ministro de Relaciones Exteriores de nuestro país, Francisco Bustillo, el cual, como ya es habitual, dedicó su discurso a marcar las diferencias que Uruguay tiene con respecto al funcionamiento del bloque. En lo que respecta al Acuerdo con la UE señaló que no se han constatado avances en la negociación a lo largo del semestre en que Argentina ocupó la Presidencia pro tempore del bloque. Asimismo, reiteró las deficiencias que se constatan en lo que respecta al funcionamiento del bloque, las cuales perjudican notoriamente al Uruguay, señalando específicamente el caso de las licencias de importación no automáticas que instrumenta Argentina.
La apertura de la reunión estuvo a cargo del canciller argentino, Santiago Cafiero, el cual llevó a cabo un análisis de la situación internacional, destacando que se viven tiempos de incertidumbre por la guerra de Rusia y Ucrania y desde antes porque el multilateralismo está en crisis, y también porque hoy enfrentamos un retorno, a nivel mundial, del proteccionismo.
Finalmente se refirió a las negociaciones del acuerdo Mercosur-UE, señalando que las discusiones sobre el mismo se han extendido por más de 20 años, habiendo arribado en 2019 a un Acuerdo.
A partir de allí las negociaciones estuvieron trabadas por diferencias al interior de cada uno de los bloques. En Europa se constató la resistencia de los productores agrícolas a abrir sus mercados a las exportaciones latinoamericanas, y por el rol que tuvo la presidencia de Jair Bolsonaro en lo que respecta a su política ambiental. Por parte del Mercosur, hubo resistencias en lo que respecta a la escasa apertura del mercado del bloque europeo y por los riesgos que corren las industrias nacionales ante las importaciones europeas. No existe por parte de los negociadores europeos un reconocimiento de las asimetrías existentes entre ambos bloques.
En este año, el cambio de gobierno en Brasil marcó un retorno al diálogo entre las partes, pero en el mes de marzo se materializó el envío, por parte de la UE, de un Protocolo Adicional al texto acordado en 2019, que incluye adecuaciones en función del Pacto Verde europeo. Para ello ha adoptado distintas regulaciones, que por la vía de los hechos se tratan de un proteccionismo enmascarado, en la “sana” intención de enfrentar los efectos del cambio climático.
Como ya lo hemos señalado el presidente Lula reaccionó ante este hecho, señalando que el Protocolo Adicional supone una amenaza para los países del Mercosur. La Argentina va más allá, plantea no solo discutir sobre los contenidos del Protocolo Adicional, sino volver a abrir el documento acordado por las partes en 2019.
Como era de suponer el tema central de la Cumbre de presidentes del Mercosur fue el del Acuerdo UE-Mercosur. El discurso de apertura de la sesión estuvo a cargo del presidente argentino el cual señaló que el Mercosur debe integrarse al mundo “no solo como productor de materias primas sino como exportadores de productos elaborados… Buscamos acceder al libre comercio apostando al desarrollo industrial…”. Asimismo manifestó que tiene “una visión crítica sobre lo que se acordó en 2019”.
Por su parte el presidente Lula aseguró: “Me comprometo a concluir el acuerdo con la UE, que debe ser equilibrado”. Haciendo referencia al Protocolo Adicional presentado por la UE manifestó que el mismo “es inaceptable” y que resulta imperativo que el Mercosur presente una respuesta rápida y contundente.
Además, manifestó su preocupación por la apertura de las compras públicas a empresas europeas y señaló que “es inadmisible renunciar al poder adquisitivo del Estado, una de las pocas políticas industriales que nos quedan, no tenemos ningún interés en un acuerdo que nos condene al eterno papel de exportadores de materias primas”.
Como era previsible la intervención del presidente Lacalle Pou apuntó en una dirección diametralmente opuesta, reiterando la postura sostenida por el canciller Bustillo. Sarcásticamente le deseó a Lula “la mayor de las suertes” para que concrete el acuerdo entre el bloque y la UE. “Le pido por favor que sea el generador de un poco de optimismo en mi ya abundante pesimismo sobre este acuerdo…”.
Volvió a mencionar la necesidad de flexibilización, modernización y apertura que necesita el bloque a los efectos de abrirse al mundo. Puntualizó que la mejor forma de llevarlo a cabo es “en barra”, y volvió a tocar el tema de un posible acuerdo bilateral con China ante la eventualidad de que el Mercosur no avance en ese sentido.
En materia de política internacional señaló la importancia de que el bloque se pronuncie sobre la situación de Venezuela y de que en la Cumbre de la CELAC-UE, el Mercosur apoyase la presencia del presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski, para que explicase la situación de su país, a más de un año de la invasión rusa.
Sobre lo que no se expresó, al menos explícitamente, fue sobre la presentación por parte de la UE del Protocolo Adicional.
La presentación de este documento fue inesperada, exige una respuesta por parte del Mercosur, hubiese sido pertinente que Uruguay marcara su postura frente a este tema, ya que implica la restricción de exportaciones de bienes, de producción nacional, al mercado europeo. Ni el canciller ni el presidente Lacalle Pou han hecho comentarios al respecto.
Una vez más la concepción liberal y pro mercado de nuestro Gobierno, nos aísla de nuestro entorno regional. Se priorizan aquellos mercados, destino de la producción agroexportadora, beneficiando así, sistemáticamente a los “malla oro”.
No acompañamos las iniciativas de nuestros socios del Mercosur, las cuales apuestan a la defensa del espacio en donde Uruguay coloca exportaciones con agregado de valor, generado ocupación de mano de obra.