Desigualdades públicas en el mundo en una misma semana y su tratamiento por la prensa

Gabriel Portillo

Fue noticia trágica la pérdida de un submarino turístico, cuyos pasajeros pagaron 250.000 dólares para visitar los restos del “Titanic” hundido en 1912. Se movilizó un conjunto de equipamiento internacional para la búsqueda y rescate del mismo, con una cobertura mediática impresionante. Sin duda la distancia entre lo pagado para el viaje y la seguridad de la nave quedaron en evidencia. Hallaron los restos del sumergible, con los cinco pasajeros muertos. Fue tapa de diarios en el mundo y en nuestro país también.

Del otro lado del mundo, en el Mediterráneo sucedía una tragedia que se viene repitiendo desde hace tiempo, un naufragio donde migrantes del norte de África en un barco pesquero intentaban cruzar cuando volcó la precaria embarcación que llevaba 750 migrantes, cerca de Grecia. Un lujoso yate que estaba por la zona brindó auxilio y tan solo 104 fueron los sobrevivientes.

Por un lado, comparten las aguas del Mediterráneo súper yates de millones de dólares equipados con lujos que avergüenza enumerarlos, y por otro lado botes que intentan cruzar hacia la moderna Europa llenos de pobres generados por acción de los países que desbastaron y siguen asolando los recursos naturales de un continente del cual no se hacen cargo y solo intentan por todos los medios bloquear la llegada de los pueblos que ellos mismos dejaron en la miseria. Luego debaten en los parlamentos europeos cómo detener y tratar a los migrantes, en las contiendas electorales sin explicación histórica alguna y sin autocrítica del pasado la xenofobia coloca gobiernos de derecha en ese mundo en descomposición.

Si comparamos los esfuerzos y los dineros aplicados al auxilio de unos y otros raya en la inmoralidad, si comparamos la cobertura mediática sucede lo mismo. Unos sobran en este mundo y de esa manera cruel como ha sucedido a lo largo de la historia se lo hacen saber.